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Fides Et Ratio


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  8.043 Palabras (33 Páginas)  •  363 Visitas

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1- Filosofía alcance Metafísico

82. Por otro lado, esta función sapiencial no podría ser desarrollada por una filosofía que

no fuese un saber auténtico y verdadero, es decir, que atañe no sólo a aspectos

particulares y relativos de lo real —sean éstos funcionales, formales o útiles—, sino a su

verdad total y definitiva, o sea, al ser mismo del objeto de conocimiento. Ésta es, pues,

una segunda exigencia: verificar la capacidad del hombre de llegar al conocimiento de la

verdad; un conocimiento, además, que alcance la verdad objetiva, mediante aquella

adaequatio rei et intellectus a la que se refieren los Doctores de la Escolástica.(99) Esta

exigencia, propia de la fe, ha sido reafirmada por el Concilio Vaticano II: « La

inteligencia no se limita sólo a los fenómeno s, sino que es capaz de alcanzar con

verdadera certeza la realidad inteligible, aunque a consecuencia del pecado se encuentre

parcialmente oscurecida y debilitada ». (100)

Una filosofía radicalmente fenoménica o relativista sería inadecuada para ayudar a

profundizar en la riqueza de la palabra de Dios. En efecto, la Sagrada Escritura presupone

siempre que el hombre, aunque culpable de doblez y de engaño, es capaz de conocer y de comprender la verdad límpida y pura. En los Libros sagrados, concretamente en el Nuevo

Testamento, hay textos y afirmaciones de alcance propiamente ontológico. En efecto, los

autores inspirados han querido formular verdaderas afirmaciones que expresan la realidad

objetiva. No se puede decir que la tradición católica haya cometido un error al interpretar

algunos textos de san Juan y de san Pablo como afirmaciones sobre el ser de Cristo. La

teología, cuando se dedica a comprender y explicar estas afirmaciones, necesita la

aportación de una filosofía que no renuncie a la posibilidad de un conocimiento

objetivamente verdadero, aunque siempre perfectible. Lo dicho es válido también para

los juicios de la conciencia moral, que la Sagrada Escritura supone que pueden ser

objetivamente verdaderos. (101)

83. Las dos exigencias mencionadas conllevan una tercera: es necesaria una filosofía de

alcance auténticamente metafísico, capaz de trascender los datos empíricos para llegar, en

su búsqueda de la verdad, a algo absoluto, último y fundamental. Esta es una exigencia

implícita tanto en el conocimiento de tipo sapiencial como en el de tipo analítico;

concretamente, es una exigencia propia del conocimiento del bien moral cuyo

fundamento último es el sumo Bien, Dios mismo. No quiero hablar aquí de la metafísica

como si fuera una escuela específica o una corriente histórica particular. Sólo deseo

afirmar que la realidad y la verdad transcienden lo fáctico y lo empírico, y reivindicar la

capacidad que el hombre tiene de conocer esta dimensión trascendente y metafísica de

manera verdadera y cierta, aunque imperfecta y analógica. En este sentido, la metafísica

no se ha de considerar como alternativa a la antropología, ya que la metafísica permite

precisamente dar un fundamento al concepto de dignidad de la persona por su condición

espiritual. La persona, en particular, es el ámbito privilegiado para el encuentro con el ser

y, por tanto, con la reflexión metafísica.

2- Del Fenómeno al Fundamento

Dondequiera que el hombre descubra una referencia a lo absoluto y a lo trascendente, se

le abre un resquicio de la dimensión metafísica de la realidad: en la verdad, en la belleza,

en los valores morales, en las demás personas, en el ser mismo y en Dios. Un gran reto

que tenemos al final de este milenio es el de saber realizar el paso, tan necesario como

urgente, del fenómeno al fundamento. No es posible detenerse en la sola experiencia;

incluso cuando ésta expresa y pone de manifiesto la interioridad del hombre y su

espiritualidad, es necesario que la reflexión especulativa llegue hasta su naturaleza

espiritual y el fundamento en que se apoya. Por lo cual, un pensamiento filosófico que

rechazase cualquier apertura metafísica sería radicalmente inadecuado para desempeñar

un papel de mediación en la comprensión de la Revelación.

3- Crítica del Papa a Algunas Posturas Filosóficas

Relativismo

Ello ha derivado en varias formas de agnosticismo y de relativismo, que han llevado la

investigación filosófica a perderse en las arenas movedizas de un escepticismo general.

Recientemente han adquirido cierto relieve diversas doctrinas que tienden a infravalorar

incluso las verdades que el hombre estaba seguro de haber alcanzado. La legítima

pluralidad de posiciones ha dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el

convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas. Este es uno de los

síntomas más difundidos de la desconfianza en la verdad que es posible encontrar en el

contexto actual.

Incluso el problema del mal moral —la forma más trágica de mal— es afrontado en la

Biblia, la cual nos enseña que éste no se puede reducir a una cierta deficiencia debida a la

materia, sino que es una herida causada por una manifestación desordenada de la libertad

humana. En fin, la palabra de Dios plantea el problema del sentido de la existencia y

ofrece su respuesta orientando al hombre hacia Jesucristo, el Verbo de Dios, que realiza

en plenitud la existencia humana. De la lectura del texto sagrado se podrían explicitar

también otros aspectos; de todos modos, lo que sobresale es el rechazo de toda forma de

relativismo, de materialismo y de panteísmo.

Nihilismo

Además, como consecuencia de la crisis del racionalismo, ha cobrado entidad el

nihilismo. Como filosofía de la nada, logra tener cierto atractivo entre nuestros

contemporáneos. Sus seguidores teorizan sobre la investigación como fin en sí misma, sin

esperanza ni posibilidad alguna de alcanzar la meta de la verdad. En la interpretación

nihilista la existencia es sólo una oportunidad para sensaciones y experiencias en las que

tiene la primacía lo efímero. El nihilismo está en el origen de la difundida mentalidad

según la cual no se debe asumir ningún compromiso definitivo, ya que todo es fugaz y

provisional.

La pluralidad de las teorías que se disputan la

respuesta, o los diversos modos de ver y

...

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