Fiesta Del Pudim
Enviado por fj9287 • 30 de Marzo de 2015 • 722 Palabras (3 Páginas) • 334 Visitas
INTRODUCCIÓN
Dios creó a la mujer con una profunda necesidad de amor; la ausencia de este en nuestra vida genera caos, infelicidad y derrota. Siempre será insuficiente el amor que recibimos de otras personas, pero cuando permitimos que el amor de Dios Papá impacte nuestra vida, se convertirá en la salida, la luz que ilumina el laberinto y aquel que nos señala el camino hacia la verdadera libertad.
Para comenzar este tratamiento de salud integral, la mujer debe reconocer que nuestro Padre Dios opera en el terreno de las actitudes y de la disposición; y cuan¬do estas son incorrectas cierran paso a la salud espiritual y emocional.
1. DEBO RECONOCER QUE NECESITO SER AMADA
El primer paso debe ser reconocer que necesitamos de Dios Papá y que pre¬cisamente su separación de Él, es lo que causa todos los conflictos y heridas emocionales (Isaías 43: I).
• Dejarme amar por quien me formó (Salmo 139: 13, 16)
Papá Dios no solo nos creó, no solo nos dio la vida, Él nos formó desde el vien¬tre de nuestra madre. Dios escribió en su libro lo que quería formar en cada una de nosotras. Papá Dios, como alfarero perfecto, nos moldea y nos prepara para la vida, para enfrentar la victoria, para darnos fuerza en los momentos difí¬ciles. Su sanidad y tratamiento trae orden a nuestro ser en conflicto.
Dios, nuestro Papá, nos conoce mejor que nadie y desea cultivar en nosotras, que somos sus hijas, esa comunión que hubo en el vientre de nuestra madre, donde "nuestro embrión vio Sus Ojos".
• Dejarme amar por quién me amó primero (Apocalipsis 3:20)
Nuestra relación con Papá continúa con un llamado de parte suya. El Padre, que es nuestro y tanto nos ama, respeta nuestra voluntad, pues aunque nos creó a su imagen, nos hizo libres y nos respeta hasta lo sumo; es por esto que llama desde afuera. Nos ha visto caminar tropezando por el camino; conoce nuestra confusión y aturdimiento. Su corazón se conmueve cuando ve a sus "criaturas", a las que hizo con sus manos e infundió su aliento, gemir y lamentarse de su existencia.
• Abriendo la puerta a su amor
El Señor nunca ha dejado de amarnos; jamás se desanima ante nuestra dureza e indiferencia; hace caso omiso de nuestra sordera, y nos insiste:..."SI ALGUNO OYE MI VOZ Y ABRE LA PUERTA...". Él quiere entrar para reconstruir desde adentro nuestra vida. Cuando aceptamos la invitación de dejarlo entrar a sa¬nar nuestra vida, su Espíritu viene a morar en comunión con nuestro espíritu, entonces empieza un permanente fluir de salud total y nos convertimos en agentes de salud.
2. CONFESEMOS ACTITUDES Y SENTIMIENTOS NEGATIVOS
Para experimentar la sanidad integral, pidámosle a Dios que saque el dolor que hemos guardado durante muchos años y que pudo haber tomado forma de ira, frustración, temor, angustia, amargura, resentimiento,
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