Fiestas Paganas
Enviado por ottogarcia • 31 de Mayo de 2013 • 5.487 Palabras (22 Páginas) • 521 Visitas
FIESTAS PAGANAS
INTRODUCCION
Existen numerosas monografías históricas sobre los ritos y las fiestas litúrgicas del pueblo judío y sobre las relaciones de tales ritos con la cultura religiosa del Antiguo Oriente. Algunas fiestas, como las del Año Nuevo, han hecho correr raudales de tínta: la Historia de las Religiones no ha dejado de subrayar la aparente
identidad de las fiestas judías con las fiestas paganas, en detrimento de la profunda originalidad de las primeras.En todo esto la teología bíblica no tenía gran cosa que hacer.
Pero se fue cayendo poco a poco en la cuenta de que ciertos testimonios, corno los del Evangelio de San Juan o los relatos de la Transfiguración y la Pasión, suponían toda una teología bíblica de la fiesta y de cada una de las fiestas judías. No obstante, las monografías publicadas en esta línea son todavía escasas y no han
alcanzado por lo regular gran difusión.
El presente libro pretende realizar una síntesis de los principios que la teología bíblica pone de relieve al hablar de las fiestas en la Escritura y en la Historia del pueblo elegido. Y pretende a la vez vulgarizar esos principios en un círculo relativamente amplio.
Sucede, en efecto, que la lenta evolución de las fiestas judías hacia su término -que es Cristo- descubre una pedagogía divina en la cual el significado obvio y natural de cada fiesta recibe un significado sobreañadido que sólo la Palabra puede mantener en vigor. Asistimos a una espiritualización progresiva de las fiestas, tanto en sus ritos como en su contenido religioso; advertimos una lenta obra de selección que va eliminando tal o cual género de ritos, para quedarse solamente con los ritos de un significado muy particular: con aquéllos, en concreto, que el Cristianismo ha ncorporado a su propio ciclo de fiestas.
Cabe, pues, adivinar que este estudio, si logramos llevarlo a término, nos proporcionara una teología bíblica de la fiesta. La fiesta judía será para nosotros un hecho histórico real, pero también un "tema bíblico" cargado, ya en el curso de su evolución, del pensamiento de Dios cada vez más explícito. Y este pensamiento divino, una vez descubierto en la evolución de las fiestas judías, nos hará ver mejor el contenido de nuestras fiestas cristianas, en la medida en que éstas perfeccionan y dan cumplimiento a las fiestas judías.
Según esto, tendremos que penetrar rápidamente en el ámbito de la pastoral litúrgica de nuestros días para preguntarnos si la manera de presentar a los fieles las fiestas cristianas se halla realmente en la prolongación y en el cumplimiento del dinamismo inherente a la evolución de las fiestas a lo largo de toda la Escritura. A veces nos sorprenderemos al descubrir que, insistiendo en este o en aquel aspecto de nuestras fiestas actuales, estamos "judaizando" en el sentido de que insistimos en un significado natural o histórico superado por Dios hace mucho tiempo. Al ver
cómo ha procedido Dios para dar a conocer la catequesis de las fiestas por El instituidas, para enseñar a sus pueblo a ver, tras el significado obvio de las cosas, un significado sobrenatural, sacaremos quizá algunas enseñanzas válidas para nuestra propia catequesis. Siguiendo, por último, paso a paso la selección que se
registra a lo largo de la evolución de las fiestas judías, estaremos en condiciones de fijar ciertas conclusiones que iluminarán, sin duda, el difícil problema moderno de la adaptación de los ritos y de las fiestas a las nuevas culturas que entran hoy en la Iglesia. Las fiestas que nosotros celebramos y los ritos que practicamos, ¿son
patrimonio de una civilización concreta, semítica o mediterránea? En tal caso, ¿podemos lealmente imponerlos a otras culturas? Pero, si la pedagogía divina ha consistido precisamente en desligar esas fiestas de sus resonancias culturales para poner en su lugar unas resonancias nuevas, universales, válidas para todos, ¿no habrá entonces una obligación clarísima de imponer esas fiestas y esos
ritos a cualquier cultura, aunque añadiendo siempre una catequesis que evite cuidadosamente el retorno de esos ritos al contexto natural que los vio nacer y del cual se hallan emancipados?
PRIMERA PARTE
LOS PRELUDIOS PAGANOS
A.-PRELIMINARES
Ha pasado a la historia la época en que las almas piadosas se indignaban al leer a ciertos autores preocupados -a veces, en demasía- por poner de relieve los evidentes paralelos de la liturgia judía con las liturgias paganas de su tiempo. Es claro que el pueblo elegido, antes de recibir la revelación de Yahvé, era un pueblo
"pagano" que adoraba a su dios como los demás pueblos paganos adoraban al suyo, mediante fiestas y ritos muy semejantes. Es claro también que, cuando ese dios del pueblo judío se reveló como el Dios verdadero, el Dios personal y único, los judíos no inventaron de la noche a la mañana unos ritos radicalmente distintos, sino que
se limitaron, al menos en un principio, a celebrar "en honor de Yahvé" las fiestas que hasta entonces celebraban en honor de su dios. Sólo después, rogresivamente, se fue introduciendo en tales ritos una espiritualización que los convertiría en lo que han llegado a ser en manos de la iglesia.
Por tanto, las primeras fiestas judías nacieron en un contexto indiscutiblemente humano de ritos y fiestas. Este dato es de gran importancia, pues nos permite establecer un punto de contacto entre lo humano y lo revelado. En la práctica, la revelación no impondrá nuevos ritos, propiamente sobrenaturales, sino que se
limitará a tomar los ritos naturales ya existentes, purificándolos y añadiendo un nuevo significado al que ya tenían. No está, pues, fuera de sitio examinar, en las religiones del Antiguo Oriente, los elementos del calendario de las fiestas y su
significado, sabiendo de antemano que los judíos han respirado en esa atmósfera y de ella han tomado sus propios esquemas, por más que se discuta todavía, en el plano histórico, tal o cual cuestión de detalle.
No se trata, po lo demás, de hacer ahora un estudio exhaustivo de los calendarios festivos de la época, sino de fijarnos tan sólo en los elementos que puedan iluminar la formación y la evolución ulterior del calendario judío. Para esta primera parte, nos contentaremos con acudir a obras de segunda mano: tal método será suficiente para captar la originalidad del marco judío -y luego del marco cristiano- con relación al marco pagano primitivo.
En el aspecto geográfico, los dos centros de interés son Sumer y las civilizaciones que le sucedieron, por una parte, y Canaán, por otra. Abrahán es, en efecto, un arameo que, si bien ha conocido al
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