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Humanismo Marxista


Enviado por   •  22 de Abril de 2013  •  810 Palabras (4 Páginas)  •  381 Visitas

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Marx en la segunda mitad del

relaciones de producción, le llevaron a concluir que aquel obrero era un hom- bre explotado por el capitalista, que no disfrutaba de los beneficios de su trabajo, que producía mientras otro se llevaba la ganancia, que recibía un sa- lario miserable; en una palabra, era un ser completamente alienado. Entre las alienaciones que señaló Marx estaba también una alienación proveniente de la religión, ya que según él la situación de explotación y de sufrimiento del obrero era justificada como “voluntad de Dios”, y la única esperanza prove- niente de la esfera religiosa era un pre- mio en “el más allá”, donde el hombre se vería liberado de sus angustias y de su dolor presentes. 8.- Marx intentó revertir esa situa- ción injusta. Propuso la supresión de la

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explotación del hombre por el hombre mediante la modificación de las rela- ciones de producción. Estableció unos pasos para lograr esto: abolir la pro- piedad privada, agudizar la lucha de clases hasta eliminar el antagonismo proletarios-burgueses, establecer en el poder a la clase obrera. Esa emancipa- ción del proletariado traería consigo la emancipación de la humanidad toda. Y entonces aparecería un hombre nuevo, el hombre socialista, reconciliado con sus semejantes y con la naturaleza. Al desaparecer la explotación, el hombre sería solidario y armónico. La meta fi- nal sería una sociedad sin religión, sin ley, sin Estado, donde cada uno traba- jaría según sus posibilidades y recibiría según sus necesidades. Todo sería pla- cer y libertad y se habría creado así el paraíso en “el más acá”. 9.- El cristianismo comparte con el marxismo el sueño de un hombre nuevo, renovado, pero se distingue del marxismo en el punto de partida, en los medios para lograrlo, en la concepción sobre Dios, en la meta. El hombre, para el cristiano, no es sólo materia ni el resultado de ella. La realidad espiri- tual que forma parte de lo más nuclear del hombre íntimamente unida a la di- mensión corpórea, trasciende al mismo tiempo la materialidad. El hombre está condicionado por las realidades socio- económicas y por otros múltiples facto- res, pero no está determinado por ellos, pues eso sería negar la libertad misma. En ese sentido, no se comprende bien desde el marxismo cómo un individuo, absolutamente determinado por las rela- ciones de producción y completamente alienado, podría “tomar distancias” de todo ello para construir una sociedad diferente. La propuesta de Jesús, por el contrario, incluye una liberación in- tegral y no sólo de estructuras injustas o relaciones injustas de producción: es, ante todo, liberación del pecado, del mal que anida en el corazón del hom- bre y que se convierte así en fuente y raíz de todo mal personal, estructural o social. Al mismo tiempo, difiere el cristiano de considerar la lucha de cla- ses como el remedio para establecer

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