Ingredientes Para Crecer En La Vida Cristiana
Enviado por purita • 13 de Febrero de 2014 • 2.302 Palabras (10 Páginas) • 283 Visitas
Ingredientes para crecer en la vida cristiana
2 Pedro 1:5-11
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a
vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad;
7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán
estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo.
9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego,
habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra
vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada
en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
A. El cómo. La escalera que conduce al fruto 1:5–7
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo,
añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al
conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto
fraternal, amor.
Por mucho que el horticultor pode un árbol para que su fruta sea
fácil de cosechar, parece que la mejor fruta siempre está en las
ramas más altas. Alcanzarla requiere de una escalera. En esta
sección, el autor describe siete virtudes como si fueran los peldaños
de una escala que conducen al fruto (1:8). Aquí se nota la gran
diferencia que había entre la filosofía griega y el Nuevo Testamento.
Los filósofos también admiraban la virtud, pero no podían ofrecer
a sus discípulos el método para adquirirla. Más bien, aparentemente
pensaban que una vida verdaderamente santa era imposible de
alcanzar.
En cambio, aun antes de hacer una lista de las virtudes
cristianas, Pedro expuso la base para adquirirlas en los vv. 1:3b–4a:
“…mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su
gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina… (1:3b–
4a).
A continuación, el autor dice directamente a los destinatarios de
la carta y por ende, a nosotros: “vosotros también”. Por las
mismas razones ya presentadas, siendo la principal entre ellas que
un creyente participa de la naturaleza divina, todo cristiano debe
incorporar las siguientes virtudes a su vida. Esa actuación es lo
normal y corresponde al crecimiento, desarrollo y madurez de un
hijo de Dios. Además, la entrega a la tarea demanda todo nuestro
esfuerzo, por lo que debemos poner “toda diligencia”.
El autor pone en claro que la fe es fundamental (por haber sido
“llamado” el creyente v. 3) y que es a ella a la que se tienen que
agregar las virtudes.
Se podría concebir la fe como el hilo en el cual se tienen que
ensartar las joyas preciosas que son las virtudes.
El término “añadir” es fascinante. Viene de un vocablo
(joregos) tomado del teatro y de las fiestas de drama que se
celebraban en la antigua Atenas. Dos famosos poetas trágicos del
cuarto siglo a.C. (Sófocles y Eurípides), creaban y presentaban
dramas que requerían de coros cada vez más grandes y costosos.
Los ciudadanos ricos y prominentes (joregos) de aquel entonces,
parece que competían por mostrar su generosidad, con objeto de
patrocinar las extravagantes puestas en escena.
Posteriormente, la misma palabra (joregos) dejó de referirse a
los ciudadanos ricos o prominentes y tomó el significado de “muy
generoso”. Aquí Pedro la emplea traducida como “añadid”, la
palabra señala que el creyente no puede satisfacerse con sólo hacer
lo mínimo, tiene que ser “generoso” (fértil, muy productivo,
abundante) en su adquisición de las virtudes.
EL CREYENTE DEBE SER PRÓDIGO EN EL USO DE
SU TIEMPO Y SU ESFUERZO PARA INVERTIRLOS
EN EL DESARROLLO DE SU VIDA CRISTIANA
REFLEXION
Uno no nace de arriba y simultáneamente
se hace maduro; se necesita tiempo. Por
supuesto, algo más que tiempo es
necesario, porque el tiempo por sí sólo
envejece. La madurez requiere de la obra
del Espíritu Santo actuando sobre el
conocimiento creciente de la palabra de
Dios. El proceso se ilustra en Judas 20:
“edificándoos sobre vuestra santísima fe”.
Ahora pasamos a considerar las virtudes mismas, los peldaños de
la escalera. Las cinco primeras tienen que ver con la vida interior del
creyente y con su relación con Dios.
(colado)
Primer peldaño
“La virtud” v. 5.
Este término, quiere decir “mérito” o “valor”, y es el mismo
que se emplea en el v. 3 donde se refiere a Cristo, y se
traduce “excelencia”. La palabra se usaba para expresar el uso
correcto o apropiado de algo. Es decir, la “excelencia” (o
uso apropiado) de un cuchillo está en su capacidad de
cortar. Si no corta, no sirve. La “excelencia” de una buena
vaca está en la cantidad y calidad de leche que produce. Si no
cumple con esos requerimientos, no sirve.
Ahora bien, la virtud (la “excelencia”) de un creyente, o
sea el propósito que Dios tiene en mente para cada hijo de
Dios, es que llegue a ser parecido a Cristo.
Su vida debe reflejar algo del atractivo de Cristo (v. 3).
Los maestros falsos hablaban muy bonito y tocaban un
montón de temas, pero su vida no demostraba lo que es el
propósito de Dios para los creyentes. Al verdadero hijo de Dios
le corresponde agregar a su fe “la virtud”, el pleno
conocimiento de lo que es el propósito de Dios y el
cumplimiento de ello, reflejando así la excelencia de
Cristo.
Segundo peldaño
“Conocimiento” v. 5.
Gracias a Dios por las emociones, pero el cristianismo es
mucho más que sólo sentimientos. Es sabiduría, sagacidad,
conocimiento obtenido en el ejercicio práctico del primer
peldaño, “la virtud” o “excelencia”.
Es una sabiduría que discierne entre lo bueno y lo malo y
evita lo último. Es la capacidad de manejar
...