JUAN PABLO II

"La Palabra de Dios es digna en todos vuestros esfuerzos. Abrazarla en toda su pureza e integridad, y difundirla con el ejemplo y la predicación, es una gran misión. Esta es vuestra misión hoy, mañana y el resto de vuestras vidas".

Presento hoy mi disertación que hace surtir de mi mente satisfacciones mayores como si el espíritu de Dios, dando mayor lumbre a mis ideas me hubiera guiado para en esta mañana llena de luz propia compartir la remembranza viva del Sumo Pontífice Juan Pablo II.

Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła (suboficial del ejército) y Emilia Kaczorowska.

En 1942 al sertir la vocaccion hacia el sacerdocia ingresa al seminario clandestino de Cracovia dirigido por su arzobispo Cardenal Adam Sthephan Sapieha.

Su bondad y su corazón generoso por la humanidad lo hace merecedor a la ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como el sucesor numero 263 del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos en domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

El Santo Padre Benedicto XVI inicio la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II, como digno de veneración por un sacerdocio limpio e intachable y una vida ejemplar y merecedora de admiración cristiana.

El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios acerca de su vida y los presuntos milagros, entre los que destaca el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien aseguró haber sido curada de la enfermedad de Parkinson gracias a la intercesión del Pontífice

Dentro de su quehacer literario y como un gran dibujante de las letras:

Amor y responsabilidad un libro de gran originalidad y profundidad filosófica. Karol Wojtyla establece un nuevo paradigma para entender la sexualidad: integrarla en el marco de las relaciones interpersonales del hombre y de la mujer, regidas por la norma personalista, que establece que la única actitud adecuada ante la persona es el amor. La unión de un brillante planteamiento con una ejecución sólida ha convertido a esta obra en un clásico de la reflexión antropológica sobre el amor, imprescindible para quien desee entender el porqué de esa realidad tan exaltadora y existencial.

Cruzando el umbral de la Esperanza, libro que ha cautivado a casi medio millón de lectores, presenta las reflexiones del guía espiritual del cristianismo, alrededor de temas claves como la existencia de Dios, el futuro de los jóvenes, el amor o las otras religiones, en un documento sin duda imprescindible para conocer, de primera mano, las posiciones y las ideas de una de las mentes más lúcidas de la historia.

Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones. Su incalculable amor a los jóvenes, como quizá el primer Papa en la historia de la humanidad le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud, con su mentalidad positiva que los niños y los jóvenes son las personas idóneas para forjar y desarrollar un futuro prometedor aun en un presente lleno de adversidades. Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones con la firme y fiel convicción que Dios es uno solo en nuestra religión y en las demás y son las actitudes de las personas las que permite crecer en la fe y el amor a Dios, más no la religión convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz.

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