LA COMUNIDAD PENTECOSTAL COMO SOCIEDAD ALTERNATIVA PARA EL SIGLO XXI
Enviado por Ericktuch • 4 de Enero de 2013 • 1.368 Palabras (6 Páginas) • 798 Visitas
LA COMUNIDAD PENTECOSTAL COMO SOCIEDAD ALTERNATIVA PARA EL SIGLO XXI
Por Erick Fernando Tuch Tasej.
Resumen:
La naturaleza global del pentecostalismo hace difícil la tarea de definirle. Este artículo intenta ver al el pentecostalismo como un movimiento que ha desafiado las estructuras sociales y eclesiales, y se planta como un alternativa de una nueva sociedad donde prevalecen los valores y principios del reino de Dios. Una nueva sociedad donde la espiritualidad deja de ser un asunto personal para convertirse en una experiencia comunitaria. Además, una nueva sociedad donde se rompen las barreras raciales, sociales y dogmáticas. Finalmente, una sociedad que dignifica a los marginados y desposeídos. A partir de aquí, generar discusión sobre cómo debe configurarse esta nueva sociedad.
Palabras clave: elementos, comunidad pentecostal, sociedad alternativa, integración.
Cantidad de palabras: 1, 386.
Introducción:
Después de más de cien años, el Pentecostalismo se ha convertido en un movimiento global que ha desafiado, ya sea al campo académico o ministerial, tanto dentro como fuera de la iglesia. Su naturaleza dinámica le ha permitido tomar diversos rostros y expresiones que por ahora los investigadores no han podido uniformarlo.
Tal realidad parece ser que corresponde a que es un mover de Dios que trasciende los carismas para instaurar su reino dentro del contexto de la manifestación sobrenatural del Espíritu Santo, el Señorío de Cristo y los valores del reino que desafían las estructuras injustas y deshumanizadoras infestadas por el pecado.
Por todos es sabido que el Pentecostalismo ha atravesado las diversas barreras: sean raciales, geográficas, litúrgicas y doctrinales, para replantear una nueva manera de ver la relación histórica en que Dios se da a conocer y formas diversas en la que los seres humanos: sean hombres, mujeres, niños o ancianos; pueden conocerle y relacionarse personalmente con él. Por esto, el Pentecostalismo puede incubar una nueva sociedad alternativa para el siglo XXI. Entonces, ¿cómo el pentecostalismo ha desafiado las estructuras sociales y eclesiales para abrirse paso y ser una alternativa de una nueva humanidad?
Este acercamiento se enfoca en tres criterios, a saber: de Daniel Chiquete analizando su ensayo titulado: Aportes y desafíos de la teología pentecostal al quehacer teológico en América Latina, editado y publicado en su libro Haciendo Camino al andar. También se analiza a Allan Anderson, tomando como fuente el artículo escrito por él para la Revista Religión y Cultura: Pentecostalismo global y religión en Asia. Finalmente se integra a esta trilogía Walter Hollenweger, tomando en consideración los últimos capítulos de su libro Pentecostalismo, historia y Doctrina. Este trabajo busca rastrear cómo estos expertos han identificado aquéllos elementos del Pentecostalismo que describen como comunidad y desde allí, articular como pueden estos configurar la comunidad pentecostal como sociedad alternativa. Es decir, cómo podría el pentecostalismo propiciar la transformación de individuos y los sistemas sociales donde interactúan.
I. Espiritualidad que trasciende lo individual
Para la espiritualidad pentecostal, la palabra clave es la experiencia. Para Chiquete, esta espiritualidad está más relacionada con el saber que con el conocer. Por eso, para la comunidad pentecostal, Dios es un ser personal y que está presente al mismo tiempo en la comunidad. Esto explica el interés en los testimonios personales comunicados en las reuniones pentecostales. La acción de Dios a favor de un individuo no es completa, sino se da a conocer a los demás, pues tiene un propósito pedagógico, es decir, a través del cual los demás pueden conocer el poder de Dios. Al mismo tiempo, tiene un carácter pastoral
porque se hace con el fin de motivar e inspirar la fe de aquellos que están necesitados del favor de Dios.
Esta podría ser otra forma de explicar la oralidad propuesta por Hollenweger, seguida por Chiquete cuando afirma que la “teología pentecostal no se presenta de manera racional, argumentativa ni escrita sino entre los cantos, de predicaciones y testimonios.”
Anderon, por su parte, afirma que “algunas de las características del pentecostalismo incluyen una creencia en un encuentro divino y la participación o irrupción de lo sagrado en lo mundano, incluyendo la curación de la enfermedad, liberación de fuerzas hostiles, malignas y quizás sobre todo, una espiritualidad embriagadora
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