LA ECONOMIA DE DIOS
Enviado por puertas1 • 10 de Junio de 2014 • 3.510 Palabras (15 Páginas) • 359 Visitas
GLOBAL UNIVERSITY OF THEOLOGY
TEOLOGIA DEL PLAN DIVINO
FACILITADOR: H. VIELMANN
GABRIELA LANDEROS ROSAS
15 DE FEBRERO DE 2014
LA ECONOMIA DE DIOS
Puesto que Dios tiene un propósito, El necesita una economía. La palabra que en griego significa economía es oikonomía. Esta palabra griega se compone de dos vocablos: óikos, que significa casa o familia y nómos, que significa ley. Una economía es una “ley doméstica”, una administración familiar. Esta administración familiar tiene como fin la realización del propósito de Dios, el plan de Dios. La economía de Dios es la administración de Dios, la cual El planeó para llevar a cabo Su propósito eterno.
Si buscamos la raíz de la palabra economía, veremos que la raíz viene de una palabra que se refiere al reparto de alimento, a la distribución de alimento en porciones. José es un buen ejemplo de esto. Su trabajo consistía en distribuir toda la provisión de alimento de Faraón a toda la gente hambrienta. Esta raíz también significa distribuir alimento al ganado para apacentarlo. Distribuir es dispensar. En la economía de Dios, El se dispensa en Su pueblo, como vida, como suministro de vida y como todo para ellos. Dios quiere dispensarse en nosotros como alimento.
Efesios 3:9 habla de la dispensación (oikonomía), la economía del misterio “escondido desde los siglos en Dios”. El misterio de Dios es Su propósito escondido. Su propósito es dispensarse a Sí mismo en Su pueblo escogido. Por tanto, existe la economía del misterio de Dios. Este misterio estaba escondido en Dios desde los siglos (es decir, desde la eternidad) y a través de todos los siglos pasados, pero ahora ha sido revelado a los creyentes neotestamentarios. Ni Abraham, ni Moisés, y ni siquiera David tenían una comprensión del propósito escondido de Dios. Dios abrió Su corazón para mostrar a los apóstoles Su misterio escondido, especialmente al apóstol Pablo. El propósito escondido de Dios es Su economía, Su plan administrativo, de distribuirse a Sí mismo dentro de todo Su pueblo escogido. Estos escogidos son de las diferentes razas y culturas de todo el mundo. Dios redimió a Su pueblo de entre toda tribu, lengua, pueblo y nación (Ap. 5:9). Dios nos ha escogido, y Cristo ha sido dispensado en nuestro ser. Esto fue planeado por Dios, y este plan de Dios era Su economía.
Dios tenía un deseo, un beneplácito, conforme al cual El hizo una voluntad. Basado en Su voluntad, Dios hizo un propósito. Luego El hizo un plan para administrar Su propósito, y este plan es dispensarse a Sí mismo en todo Su pueblo escogido. Esto es la economía de Dios. Era un misterio porque estaba escondida. Nunca había sido dada a conocer a nadie sino hasta los tiempos de los apóstoles. En Efesios, 1 Corintios y 1 Timoteo, Pablo nos dice que Dios tiene tal economía, la cual era un misterio pero que ahora ha sido dada a conocer a todos nosotros. Ahora nosotros conocemos este misterio. Conocemos la economía de Dios, y ahora estamos disfrutando Su dispensar. El Dios esta dispensándose a Sí mismo en nosotros para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida.
La economía de Dios es conforme a Su sabiduría. Según Su sabiduría, Dios creó el universo, y como centro del mismo, al hombre. En la sabiduría de Dios, El se hizo hombre para vivir en la tierra por treinta y tres años y medio, para morir en la cruz y así terminar la vieja creación, y para resucitar de los muertos y así hacer germinar la nueva creación con el único propósito de dispensarse a Sí mismo, como el Dios Triuno, en nosotros. Es de esta manera que la multiforme sabiduría de Dios es dada a conocer por medio de la iglesia (Ef. 3:10).
Todos nosotros estamos bajo la sabiduría de Dios. Cuán multiforme sabiduría usó Dios para preparar todo de modo que El pudiera dispensarse en nosotros. El preparó la encarnación, la crucifixión, la resurrección y una redención todo-inclusiva para llevar a cabo Su economía que consiste en dispensarse a Sí mismo en usted y en mí. Esto es el evangelio en su plenitud. El evangelio no es meramente salvar a los pecadores de modo que no vayan al infierno, sino al cielo. El evangelio incluye el hecho de que el Dios Triuno ha pasado por la creación como Creador, por la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, y el hecho de que como el Espíritu vivificante El se dispensa a Sí mismo en nuestro ser, con todo lo que El es y todo lo que El ha logrado y obtenido. Meramente salvar a los pecadores de modo que no vayan al infierno, sino al cielo es un evangelio muy pequeño. El evangelio de Dios es dispensar al Dios Triuno en usted y en mí. ¡Este es el gran evangelio! Todos debemos alabar y dar gracias al Señor por el dispensar divino de la Trinidad divina en los pecadores para hacerlos hijos de Dios.
LLAMADOS POR DIOS
Romanos 8: 28-30 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”
Llamamiento de Dios:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”
Punto A:
(Ro. 8: 28) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien...” o “Sabemos que Dios hace que todas las cosas obren para bien”
Dios hace posible que “todas las cosas”, no sólo incidentes aislados, redunden en nuestro bien. Esto no significa que todo lo que nos pasa es bueno en sí mismo. Lo malo sigue en este mundo caído, pero Dios es capaz de usar todas las circunstancias para nuestro bien, temporal, y mayormente eterno.Dios no está ocupado en hacernos felices, sino en cumplir Sus propósitos.
Punto B:
(Ro. 8: 28) “...esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
La promesa anterior no es para todos, es sólo para los que le aman y forman parte, por tanto, de Sus planes.
Los llamados conforme a Su propósito, son todos los salvos.
En cambio, los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados (2 Ti. 3: 13)
Los verdaderamente llamados:
Estos tienen una nueva perspectiva, una nueva mentalidad en la vida, confían en Dios, no en los tesoros de la vida; buscan su seguridad en el cielo, no en la tierra; aprenden a aceptar el dolor y la persecución
...