LA FAMILIA
Enviado por HEPOLITO • 30 de Mayo de 2013 • 732 Palabras (3 Páginas) • 256 Visitas
CAPITULO 1
LA FAMILIA
Jesucristo dijo: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne. Así que no son ya dos, sino una sola carne; por tanto, lo que
Dios juntó, no lo separe el hombre”.
Fundamentalmente, el concepto de FAMILIA a la luz de las Sagradas Escrituras,
comprende: El padre, la madre y los hijos.
La primera familia que existió en la tierra, estuvo formado por Adán y Eva; de quienes
nacieron Caín y Abel. Después de la muerte de Abel, nació Set; y engendró Adán hijos e
hijas (Gn. 5: 1-5).
Dios ha dejado sus “leyes” escritas, en la Santa Biblia, para que las familias vivan
felices y en paz.
En los hogares de los hijos de Dios, gobierna Dios por medio de su Palabra escrita,
que es la Santa Biblia. Los verdaderos creyentes procuramos hacer siempre lo que a
Dios le agrada, porque con esto damos gloria a su nombre.
Las leyes de Dios sobre el hogar, son fáciles de cumplir y están dirigidas a:
- Las mujeres
- Los maridos
- Al marido y a la mujer
- Los hijos
- Y a los padres.
A las mujeres Dios manda: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia,
la cual es su cuerpo, y El es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así
también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. (Ef. 5:22-24).
A los maridos Dios manda: “Maridos, amad a vuestras mujeres así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la Palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa
que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Luz del Mundo Internacional
Consejos Para Tu Familia
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Autor: Dr. Jaime Banks Puertas www.obraluzdelmundo.com
Derechos: No Reservados siempre que mencionen
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que
ama a su mujer a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne,
sino que la sustenta y cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros
de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Ef. 5:25-31.
Y acerca del marido y la mujer, Dios manda: “Pero a causa de las fornicaciones, cada
uno tenga su propia mujer, y cada una su propio marido. El marido cumpla con la mujer el
deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su
cuerpo,
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