LLAVE A LA COMUNION, FRATERNIDAD Y AMOR: LA SOLIDARIDAD
Enviado por • 1 de Junio de 2014 • 2.493 Palabras (10 Páginas) • 199 Visitas
LLAVE A LA COMUNION, FRATERNIDAD Y AMOR: LA SOLIDARIDAD
Llegar a las periferias humanas, muy alejados de nosotros nos resulta muy difícil pero no imposible, tenemos que detener el paso, el tiempo solo un momento y ponernos a mirar, escuchar, reflexionar a todo lo que pasa en nuestros alrededores con nuestros prójimos, ayudarlos si se quedaron en medio del camino y cuando lleguen a la “meta” pues esperarlos con una sonrisa y brazos muy grande, dándole todo el amor que Dios nos enseñó.
A veces sería bueno preguntarnos en como estarán la gente que habitan en las diversas periferias del mundo? Vivirán felices? Claro por una parte imagino que si porque tienen el amor de la familia, eso te motiva a poder salir adelante, por otro lado también estarán tristes en no poder conseguir el dinero suficiente para mantener a sus hijos, todos queremos dar lo mejor a todos en nuestra familia ya sea nuestros hijos, padres, etc.
Cada día buscan trabajo pero hoy en día vemos la realidad donde ahora se considera al ser humano un objeto que se puede usar para luego tirarlos como si nada, vemos una realidad materialista, consumista e individualista donde se aprovechan de las personas más necesitadas que se encuentran en las periferias, zonas pobres que tratan de vivir cada día en medio de los dolores que pasan diariamente y exactamente de ese mismo sufrimiento pues se aprovechan para dar en solución sus necesidades en vez de ir y ayudarlos vemos que hay casos realmente de gran pobreza sin embargo algunos lo ignoramos.
Tenemos que poner en práctica “La alegría del Evangelio”, llegar al corazón más frio por así decirlo, hacer volver a nacer la alegría que nos espera con ser fieles servidores de Jesucristo ya que el gran riesgo del mundo actual, es una tristeza individual que brota del corazón egoísta, que buscan solo las cosas superficiales, tienen la conciencia aislada. Los pobres no sólo son personas a las que les podemos dar algo. También ellos tienen algo que ofrecernos, que enseñarnos. ¡Tenemos tanto que aprender de la sabiduría de los pobres!-dijo Francisco.
Cuando estas personas manejan su vida interior pensando en ellas nomas pues clausura sus propios intereses, ya no tienen un espacio ni por más pequeño que sea en pensar por los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se vive la linda alegría de su amor, pierden el entusiasmo por ayudar, por hacer el bien. Los creyentes no se salvan tampoco de esto pues algunos caen en este mundo individualista y se convierten en seres resentidos, quejosos que ya no ven un sentido a la vida. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie. No es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No hay que tener miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente.
En la jornada mundial de la juventud (Brasil 2013) Francisco vienen en nombre de Jesús a encender esa llama de amor fraternal que debemos de tener. Jesús tiene confianza en los jóvenes ya que es nos manda una misión de ir y hacer discípulos también nos considera como un ventanal por el que entra el futuro en el mundo. Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro.
Nos llama a cada uno de nosotros para que nos convirtamos en sus discípulos misioneros, lo descubramos como el tesoro más precioso de nuestra vida y compartamos esta riqueza con los demás, los que están cerca y los que están lejos, hasta las extremas periferias geográficas de nuestro tiempo. Todos tenemos necesidad de mirar al otro con ojos de amor de Jesús, aprender a abrazar a aquellos que están en necesidad para expresarles cercanía, afecto, amor, compasión.
Tenemos que transmitir valores, crear un mundo justo, solidario, fraternal. El Papa Francisco también nos invita a cada creyente, en cada situación en donde nos encontremos para renovar nuestro encuentro o relación que tenemos con Jesús o por lo mínimo a aceptar dejarnos encontrar por El, diariamente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor.
Así que no hay justificación para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque en la alegría dada a conocer por el Señor pues nadie queda excluido, ni tampoco quedaremos defraudados si nos arriesgamos a seguir sus pasos ya que cuando nos quedamos por decir atrás el Señor nos espera al otro lado con los brazos más que abiertos y con una felicidad inmensa con todo el amor infinito que tiene por nosotros, Jesús jamás nos abandonará el espera que demos un paso tal vez el primero en la misión que nos encargó en este mundo, debemos “Amar a nuestro prójimo como a sí mismo”.
Es tan desesperante ver que hay personas que necesitan con urgencia un plato de comida para su familia, cuando en realidad existe comida suficiente para todos pero no todas lo obtienen.
Un ejemplo muy puntual pues es la parábola del Buen Samaritano, que habla de un hombre asaltado por bandidos y abandonado medio muerto al borde del camino. La gente pasa, mira y no se para, continúa indiferente el camino: no es asunto suyo. En la actualidad hay casos donde evadimos la ayuda hacia el otro diciendo: No es mi problema, volteamos la cara como diciendo no haber visto nada, ignorándolos que solos salgan de tal problema. Sólo un samaritano, un desconocido, ve, se detiene, lo levanta, le tiende la mano y lo cura (Lc 10, 29-35).
La gente sencilla siempre tiene espacio para albergar el misterio, porque el misterio entra por el corazón. En la casa de los pobres, Dios siempre encuentra sitio. Hay pocos que todavía saben escuchar el dolor; al menos, hay que calmarlo.
A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno. Cuando logramos expresar adecuadamente y con belleza el contenido esencial del Evangelio, seguramente ese mensaje hablará a las búsquedas más hondas de los corazones. Tenemos un tesoro de vida y de amor que es lo que no puede engañar, el mensaje que no puede manipular ni desilusionar. Es una respuesta que cae en lo más hondo del ser humano y que puede sostenerlo y elevarlo. Es la verdad que no pasa de moda porque es capaz de penetrar allí donde nada más puede llegar. Nuestra tristeza infinita sólo se cura con un infinito amor.
Hoy en día hace falta una Iglesia capaz
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