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La Alianza


Enviado por   •  19 de Abril de 2014  •  3.199 Palabras (13 Páginas)  •  206 Visitas

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PRESENTACIÓN

Cuando Dios ha querido explicar a los hombres cómo se relaciona con ellos ha recurrido a las figuras de la alianza y del matrimonio. Dios ama a los hombres por encima de la fidelidad o infidelidad de éstos. En consecuencia, quiere que los hombres se amen entre sí como hermanos, como los miembros de una familia. De ahí que junto a la alianza se hable de un modo concreto de vivir. Los mandamientos son caminos de libertad y de convivencia fraterna al amparo del Dios vivo.

Pero los hombres no siempre hemos comprendido esto así. Hemos hecho de Dios un amo en vez de un padre, nos hemos aterrado con su justicia en lugar de alegrarnos con su misericordia. De ahí a pensar que la perfección o la santidad son un logro humano en lugar de un don solo, hay un paso. Cuando se ha dado ese paso, Dios ha quedado reducido a un notario que se limita a certificar la justicia o injusticia de un hombre. Fue éste el error de los escribas y fariseos. Hubo que hacerles comprender a los hombres que la justicia no consiste en el cumplimiento exterior de unas normas, sino que es una actitud del corazón. Así lo anunciaron los profetas.

Cristo es el cumplimiento de la profecía. Con él se inicia la nueva era. Gracias a su obediencia, los hombres hemos recibido el Espíritu de Dios que nos transforma interiormente, cambiando nuestro corazón y posibilitando un nuevo modo de vivir. A partir de ese momento no se puede hablar de siervos de Dios, sino de hijos de Dios; no se trata de cumplir unas normas, sino de adoptar un estilo de vida; no es cuestión de conseguir la salvación, sino de aceptar el don de ser salvados.

La eucaristía es el momento privilegiado en el que celebramos esta nueva relación entre Dios y los hombres y entre los hombres mismos. Es la nueva alianza, la perfecta y, por ello, la definitiva. No habrá nuevas alianzas. Dios ha dicho su última palabra. Ahora sólo espera la respuesta de los hombres, nuestra respuesta.

Observaciones generales

Esta catequesis consta de tres partes:

• La primera —"Del cambio de vida al cambio del corazón"— es una reflexión sobre el pueblo de Dios. En ella tratamos de ver que las relaciones de Dios con Israel fueron explicadas en términos de alianza, tal como la entendían los pueblos antiguos. Dentro de aquella mentalidad, la ley venía a ser el conjunto de cláusulas o condiciones que Dios ponía a su pueblo para aceptar esa alianza. La historia, con la ayuda de la reflexión profética, les hizo comprender que había que llegar a algo más profundo.

• La segunda parte —"Hijos de Dios por el Espíritu"— presenta la experiencia de la primera comunidad cristiana, que es punto de referencia obligado para revisar nuestra propia existencia. El Nuevo Testamento nos da claves importantes para comprender la novedad que Cristo introduce.

• La última parte es una celebración de la eucaristía.

Como en otras ocasiones, también aquí utilizamos la técnica del trabajo en grupo. La oportunidad dirá si conviene seguirla o es mejor que toda la comunidad siga todos los pasos y analice todos los textos.

Primera parte

Del cambio de vida al cambio de corazón

1. Introducción

El catequista inicia el tema explicando el sentido de las alianzas en la antigüedad, para pasar desde ahí a explicar la alianza entre Dios y su pueblo como experiencia religiosa:

• Desde muy antiguo, los hombres se han ligado entre sí por medio de pactos o contratos.

• Estos podían ser entre grupos o entre personas iguales que se comprometían a prestarse ayuda mutua; son las alianzas de paz, los pactos de amistad e incluso el matrimonio.

• Otras veces eran tratados desiguales. El poderoso promete su protección al débil y éste se compromete a servirle. Eran pactos de vasallaje. El inferior podía solicitarlo y el poderoso lo otorgaba o no, según su beneplácito y poniendo condiciones.

• El pacto se realizaba conforme a un rito ya tradicional: se pronunciaba un juramento, se partía en trozos un animal y se pasaba entre ellos, pronunciando maldiciones sobre el que transgrediera el pacto, y luego se establecía un memorial: se plantaba un árbol o se erigía una piedra.

• Cuando Dios quiere explicar a su pueblo las relaciones con él, lo hace a partir de la realidad social de la alianza, según el segundo tipo.

Hoy iniciamos el estudio del tema de la alianza en el que trataremos de comprender el sentido de esta experiencia y la relación que ésta tiene con nuestra propia existencia.

2. Lectura y presentación de textos

Hecha la introducción, se pasa a presentar y leer tres textos del Antiguo Testamento que servirán como punto de referencia para la reflexión posterior.

Cada uno de los textos lo presenta un miembro de la comunidad, a tenor de las orientaciones que se dan en la documentación.

a. Ex 19,3-8. Dios propone una alianza al pueblo y éste la acepta. Leer el texto de la documentación.

b. Ex 20,1-21. Para que sea válida la alianza, Dios pone unas condiciones (la Ley). Se trata de unas normas de vida que el pueblo debe aceptar. Leer la documentación.

c. Ez 36,22-32. El pueblo no respetó estas condiciones y sufrió las consecuencias de su infidelidad. En medio del castigo, los profetas anuncian un nuevo modo de vida, que consistiría no en un cambio de costumbres (comportamientos), sino en el cambio de los corazones (actitudes). Leer la documentación.

Terminada la presentación de los textos, puede tenerse una ronda de intervenciones en orden a aclarar el sentido de los mismos.

3. Cuestionario

Terminada la presentación de los textos, el catequista presenta el cuestionario que sigue. Para responder a él, las circunstancias dirán si conviene que se haga por grupos o con toda la comunidad. En caso de hacerse por grupos, hay que prever un rato de puesta en común.

• La alianza es un modo de explicar las relaciones de Dios con su pueblo. En la Escritura aparecen otros modos: a veces se dice que Dios trata a su pueblo como el esposo fiel a la esposa o como el padre misericordioso a su hijo. En todos los casos queda claro que las relaciones de Dios con los hombres son unas relaciones de amor.

• Cuando el hombre acepta a este Dios que le ama, su vida, necesariamente, tiene que cambiar: su modo de ver las cosas, de reaccionar ante los problemas y de comportarse tiene que traslucir esta relación con Dios.

• Pero existe el peligro de que el hombre se conforme con esto, es decir, que considere que la vida religiosa consiste en el sometimiento a unas normas morales sin más. En este caso, el hombre puede caer en el moralismo y hasta en la hipocresía. Por eso la Sagrada Escritura, en la educación religiosa

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