La Biblia en la Comunidad y la Comunidad en la Biblia

"La Biblia en la Comunidad y la Comunidad en la Biblia”

La Biblia durante muchos siglos ha sido motivo de muchas controversias y de muchas luces y esperanza en medio de nuestro pueblo. Su estudio serio a veces conlleva ir desechando ciertos absolutos que con el paso de los años han sido mitificados, pero sin duda también se van consolidando criterios o intuiciones previos a su estudio.

La pregunta central bajo estos criterios sería: ¿La Biblia es palabra de Dios? Ya ha corrido mucha tinta con respecto este tema. Algunos autores mencionan que la Biblia es solo un texto de carácter espiritual, otras por el contrario mencionan que se trata de un texto histórico y otros lo postulan como un texto mítico e inspirador lleno de historias épicas de un pueblo y de sus personajes pero que nada tienen que ver con el contexto actual. En tal sentido parece importante partir mencionando algunos criterios que guiaran nuestro acercamiento a la Biblia como palabra de Dios.

La Constitución Dei Verbum (DV) menciona de manera precisa nuestra relación original con Dios y su mensaje que vive entre nosotros por inspiración del Espíritu Santo.

Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. (DV: 11) Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomando la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres. (DV: 13).

El lenguaje de Dios es nuestro lenguaje también, Él no solo habita entre nosotros sino que también habla y se comunica en nuestro lenguaje porque conoce nuestra realidad y nuestra necesidad. Esta primera realidad nos muestra que el texto bíblico si tiene relación con nuestra historia, con nuestro hacer y proceder. Entonces tenemos como misión de creyentes hacer esto que tan bellamente manifiesta la Constitución Die Verbum:

Así, pues, con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados "la palabra de Dios se difunda y resplandezca" (2 Tes., 3, 1) y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, llene más y más los corazones de los hombres. (DV: 26)

Hasta aquí, hemos visto algunos criterios que nos muestran en la Biblia la relación intrínseca que existe en Dios y su creación mediante el lenguaje. Ahora veremos cómo poder acceder a ese lenguaje, cómo poder estudiar e interpretar el texto bíblico. Para tal fin nos apoyaremos en el documento elaborado por la Pontificia Comisión Bíblica sobre la Interpretación de la Biblia en la Iglesia (IBI).

La exegesis conlleva un trabajo delicado y complejo; interpretar la palabra misma de Dios. Los exegetas son llamados a guiar al pueblo en el estudio serio y actual de la Biblia.

En el trabajo de interpretación, los exegetas católicos no deben olvidar nunca que lo que interpretan es la Palabra de Dios. Su tarea no termina con la distinción de las fuentes, la definición de formas o la explicación de los procedimientos literarios. La meta de su trabajo se alcanza cuando aclaran el significado del texto bíblico como Palabra actual de Dios (IBI,III,C, 1)

Como ya mencionamos la tarea se va complejizando porque no solo se trata de un estudio riguroso académico sino también de una relectura actual de los hechos. Y esto será posible si “se procura encontrar, en el corazón de su formulación, la realidad de fe que expresan, y se enlaza ésta a la experiencia creyente de nuestro mundo” (IBI, II, A, 2) Esta parte nos lleva a una primera conclusión. El estudio serio de la Biblia, la investigación del contexto de la escritura y los métodos de acercamiento a dicho estudio, nos muestran de manera objetiva que la Biblia si es un texto histórico, espiritual y de gran actualidad. Aquí el peligro radicaría en hacer lecturas fundamentalistas que pueden crear falsos razonamientos con respecto al texto bíblico como lo constata la misma constitución:

El acercamiento fundamentalista es peligroso, porque seduce a las personas que buscan respuestas bíblicas a sus problemas vitales. Puede engañarlas, ofreciéndoles interpretaciones piadosas pero ilusorias, en lugar de decirles que la Biblia no contiene necesariamente una respuesta inmediata a cada uno de sus problemas. (IBI:I,F)

Hemos podido ver hasta aquí que, el estudio de la Biblia, como palabra de Dios, debe partir de lecturas serias y responsables que ayuden al pueblo y al creyente en concreto a cimentar su fe y consolidar su formación. Bajo este primer principio y ya habiendo hecho las aclaraciones pertinentes, a continuación plantearemos un enfoque que creemos es oportuno abordar. Se trata de cómo incorporar la palabra de Dios en nuestro quehacer diario, hablamos de la relación intrínseca entre la Biblia y la comunidad y para tal fin veremos algunos criterios y acciones concretas que intentan acercar la palabra de Dios a su pueblo.

En primer lugar nos referiremos al Espíritu en la escritura y cómo éste va dinamizando su acción

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