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La Dignidad Del Hombre


Enviado por   •  11 de Octubre de 2012  •  1.673 Palabras (7 Páginas)  •  1.012 Visitas

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"Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó"

(Gn 1,27).

El hombre ocupa un lugar único en la creación: está hecho a imagen de Dios. De todas las

criaturas sólo el hombre es capaz de conocer y amar a su Creador, sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad. Dios creó al hombre racional dándole la dignidad de persona, dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos; quiso dejarlo en manos de su propia decisión, para que busque a su Creador libremente y alcance así la plena y feliz perfección.

El hombre posee facultades superiores para alcanzar esa perfección. Estas facultades son la libertad, la inteligencia y la voluntad. La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal.

La conciencia moral Los actos humanos libremente realizados, son calificables moralmente como actos buenos o actos malos.

El acto moralmente bueno es el que busca un bien propio y de los otros.

Un acto moralmente malo es el que daña a uno mismo y/o a otros.

En lo más profundo de su ser el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal. El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón, es esta la conciencia, el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está sólo con Dios. La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona reconoce si un acto es bueno o malo. La dignidad de la persona humana implica y exige la rectitud de la conciencia moral, para distinguir entre los actos buenos y malos y para asumir la responsabilidad de los actos realizados. Es necesario formar la conciencia rectamente, para ello es preciso formular un juicio de acuerdo con la razón y con la ley divina.

El pecado

"Pecado" es un concepto teológico, no psicológico ni sociológico, por lo que solo las ciencias religiosas lo estudian como tal, sin embargo, es la realidad más trágica del hombre; nadie puede ignorarlo, aunque se le dan otros nombres. El concepto pecado se entiende a la luz de la fe y de la Revelación cristiana; se define como una ofensa a Dios; San Agustín dice que es "amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios". El hombre, fue creado en el "paraíso", es decir, en estado de gracia; desde el principio pudo elegir entre participar de la comunión con Dios o alejarse de Él. Tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su Creador y abusando de su libertad, desobedeció el mandato del Señor. En esto consistió el primer pecado del hombre. En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad. La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia: el hombre pierde inmediatamente la gracia de la santidad original; la armonía en la que se encontraba, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el hombre "vuelve al polvo del que fue formado"; la muerte hace su entrada en la historia de la humanidad. (Cf. Gn 3, 1-24) La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas, (cf. Gal 5,19-21; Rom 1,28-32; 1Co 6, 9-10). Se pueden distinguir los pecados según su objeto, según las virtudes a las que se oponen, o según los mandamientos que quebrantan. La raíz del pecado está en el corazón del hombre.

Conviene valorar los pecados según la gravedad:

Pecado original

Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él sólo, sino para toda la naturaleza humana. Cediendo ante el diablo, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales. Esto es lo que conocemos como pecado original o pecado de los orígenes. Sin embargo, Dios no abandona al hombre al poder de la muerte, inmediatamente anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída: anuncia al Mesías redentor, que nos traerá su Gracia para poder vencer al pecado: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20) (Ver: Sacramentos - La Gracia Divina) El hombre está expuesto siempre al pecado. Es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. El pecado hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. San Agustín lo define como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna".

Pecado mortal.

El pecado mortal priva al hombre de la gracia de Dios, lo aparta de Él, por una infracción grave a la Ley de Dios.

Características del pecado mortal:

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