La Educacion Como Humanizacion

La educación como un camino de humanización

Los educadores cristianos están llamados a entender cuestionamientos presentados por la educación hoy. Han de ser capaces de recoger los métodos que la tradición entrega y acoger los avances que una educación innovadora aporta, no hay que temer a lo nuevo, hay que dialogar con el mundo y la cultura y ver lo bueno que entrega.

En la filosofía positivista deriva de una educación naturalista, donde el sujeto depende de la realidad material, y la filosofía socialista deriva de una educación socializante. Una educación integral cooperara en definir el ideal de vida que ha de servir como guía en la formación del intelecto y en el desarrollo de la personalidad. Se puede decir que la educación es una función de la filosofía y más aun de la metafísica. Ésta tiene por objeto restablecer la jerarquía real de las cosas y restaurar los valores espirituales y transcendentes.

El proceso educativo que solo se ocupa de la apariencia, o de obtener resultados inmediatos, lo que hace es no reconocer a la educación como un camino de humanización y el despliegue de las potencialidades intrínsecas de la naturaleza humana.

La concepción del hombre, de la vida, de la cultura y del destino humano es la base de toda verdadera educación.

Fin de la educación

El fin básico de la educación, es formar a la persona humana, es preparar al niño y joven para que alcance su completa formación en la plenitud de su condición de hombre.

La ciencia con respecto al espíritu y al cuerpo, nos entrega una valiosa información, pero no será suficiente para guiar el camino educativo. Para educar se necesita saber qué es el hombre y quién es la persona humana.

Hay que tener presente: la naturaleza de la persona humana, el valor de la persona y su lugar en el mundo, la persona nunca es un dato más de la realidad, sino que tiene un lugar en el mundo y una misión, y el sentido de destino de la persona, el hombre tiene y tiende a una meta, a un fin.

El hombre es un animal envuelto por la razón, cuya dignidad está en el intelecto. La persona humana como ser individual y en relación con Dios está llamada a obedecer la ley. Así el cristianismo vivido en fidelidad esta siempre en la verdad y el bien, abierto a la posibilidad, al cambio y al transformación. No se debe olvidar que el hombre es libre y ha sido creado para ejercer esa libertad, buscando siempre el bien y la verdad. El hombre es una persona que se desarrolla a sí mismo en la inteligencia y la voluntad no solo como ser físico sino como una supraexistencia a través del amor y el conocimiento.

Los valores en la educación

Los valores es una cuestión transversal, que interesa a todos los actores sociales, políticos y culturales

Los valores se mueven en el ámbito de lo teórico, las virtudes intelectuales y morales obligan a una vivencia cotidiana entre ella. La virtud obliga a una práctica a quien la reconoce.

Ho vivimos en una cultura que prefiere hablar más de valores que de virtudes, a través de los primeros se busca desconocer el sentido de la trascendencia en el ser mismo de la persona. En la formación del hombre, la educación debe estar centrada en la jerarquía de las virtudes intelectuales y morales, hay que equipar al

joven con los principios de aquellas disciplinas del conocimiento que son más afines al hombre.

Uno de los vicios en que puede caer la educación reside en tratar a los jóvenes como piezas de materia inerte para ser moldeadas y tratar de reducirlos a una imitación del adulto.

La educación de la persona humana

No hay aprendizaje contemplativo si no se estimula una búsqueda por el esfuerzo de la mente: una ansiedad por saber. La educación puede ser traicionada por dos maneras, primero en reemplazar la verdad por la instrucción mecánica. El que aprende bien, alcanza la verdad, segundo intentar poner el intelecto a dormir en formulas instantáneas que le joven acepta y memoriza, sin comprometerse en la comprensión de lo que le conviene.

El aprendizaje comprensivo de la verdad se traiciona a si mismo si no desarrolla en la juventud la actividad crítica y un tipo de sed y ansia gozosa, y la recompensa será el gozo mismo de percibir la verdad.

Los adultos no tienen que imponer una actitud paternalista que lleve a ver su propia imagen en el joven. Sino lo que se requiere del adulto en primer lugar es, amor y autoridad intelectual para enseñar y autoridad moral para ser respetado y escuchado. Los niños y jóvenes necesitan ser guiados positivamente a aprender lo que no saben. En la labor educativa, los adultos deben proporcionar a los jóvenes lo que corresponde al objetivo primario de la educación, dar a conocer la verdad en sus diversas expresiones, la capacidad de pensar y de juzgar. La tarea del adulto será conducir y orientar al joven en este camino.

El aporte del cristianismo a la educación

La comprensión cristiana del hombre y su influencia en la educación

Se puede comprender al educador como aquel que da testimonio de la vocación que ha recibido. Se debe tener presente que la contribución de la iglesia se concreta en la fundación de escuelas, universidades y centros de formación, su aporte se verifica en el influjo que su concepción antropológica ha dejado en el desarrollo de la formación y el fortalecimiento de la cultura originaria.

El pensamiento cristiano enfatiza la unidad de la persona humana. Y una educación que trate al niño y joven como un ser puramente intelectual y no tomando en cuenta su dimensión espiritual se constituye en una mirada distorsionada del ser real de la persona.

El camino cristiano entiende que el hombre es materia y espíritu, por lo tanto la educación cristiana no ha de perder la visión de las virtudes y dones de la gracia a través de los cuales la vida se hace presente hoy. La labor del cristiano es entrar en el trabajo de Cristo, esto es un camino de redención de sus compañeros. En la experiencia cristiana la persona tiende hacia la perfección del amor, pese a cualquier posibilidad de error.

La educación cristiana requiere al menos en los siguientes aspectos: deben integrar un proceso de incluya las áreas de conocimiento necesarias para formar integralmente al niño y joven. Ha de trabajar plenamente la inteligencia cristiana.

Algunos puntos de vista tomistas sobre la educación

Se ha distinguir en el proceso educativo entre los principios filosóficos y las aplicaciones prácticas. El pensamiento filosófico tomista se opone a los sistemas

filosóficos pragmáticos, pero concuerda con muchos aspectos con las prácticas y

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