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La Familia Cristiana 4 Parte


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2014  •  5.964 Palabras (24 Páginas)  •  317 Visitas

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LA FAMILIA CRISTIANA

V PARTE

Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: 1 Timoteo 3:4,5

Propósitos de la charla: a) Conocer, valorar y practicar los doce roles del esposo y padre de familia, en el hogar cristiano; b) Evaluar en qué aspectos los padres de familia de mi Iglesia están más débiles y fortalecer esas áreas.

“que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad / (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:4,5)

Dios, como Padre, nos da ejemplo de Paternidad; de hecho, Jesucristo, nos ha mostrado a Dios como Su Padre y nuestro Padre Celestial. Además ha dejado registrado en la Biblia el modelo de paternidad en la figura de los patriarcas de Israel: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, etc. el Nuevo Testamento da lecciones clarísimas, a través de las cartas apostólicas, acerca del funcionamiento de la familia y el rol de los padres.

La figura del esposo también es recurrente en la Biblia, en ambos pactos. En el Antiguo se le muestra en cada pareja bíblica y en Dios mismo, Esposo de Israel; en el Nuevo es Jesucristo, Esposo de la Iglesia, Su Novia y enseña a los matrimonios a vivir una relación semejante.

A continuación veremos 12 roles que se pueden deducir de las Escrituras, para el esposo y padre de familia.

1. Servir como cabeza de la familia.

Hay un orden dado por Dios para la organización de la familia. Esta jerarquía no significa superioridad sino orden de procedencia. La Escritura dice que la mujer procede del varón ya que fue creada de una costilla de éste; esa procedencia pone en primer lugar de autoridad al hombre y luego a la mujer en la familia. Además la Escritura dice que la mujer fue creada por causa del hombre, en el sentido que él necesitaba una compañera. De este modo el apóstol Pablo fundamenta la “posición” del hombre en el orden familiar: “3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. / 7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. / 8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, / 9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.” (1 Corintios 11:3,7-9)

También hace una comparación entre el matrimonio y la relación de Cristo con la Iglesia. Así como el Señor es Cabeza o autoridad sobre Su Cuerpo, la Iglesia; el hombre es cabeza de su mujer. El ser “cabeza” da al varón derechos pero también deberes, entre los cuales el cuidado espiritual de su esposa y la provisión para la familia son los más importantes. Dice la Biblia: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” (Efesios 5:23)

Esta posición del varón y de la mujer se agudiza después de la caída de Adán y Eva. En el Paraíso el hombre tuvo un papel pasivo frente a la mujer, no le contradijo cuando ella le ofreció el fruto prohibido sino que accedió a probar de él. Después de ese evento la mujer quedará sujeta a la voluntad de su marido, teniendo éste señorío sobre ella: “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.” (Génesis 3:16)

La pregunta teológica que en este punto cabe es: ¿La cruz elimina esa autoridad del hombre sobre la mujer? El único indicio de una liberación de este señorío masculino lo encontramos en el siguiente texto: “23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. / 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. / 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, / 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; / 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. / 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. / 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3:23-29)

Nunca debemos interpretar una posición de autoridad en la Biblia como un privilegio. Recuerde usted la tarea del anciano: “2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; / 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” (1 Pedro 5:2,3) El mismo Señor nos enseña: “25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. / 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, / 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; / 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (San Mateo 20:25-28)

Finalmente, el varón como la esposa y los hijos, toda la familia, están para servirse unos a otros con amor y respeto, y para servir a Dios: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:15)

2. Proveer dirección espiritual para su familia.

Dirección para su familia es deber de un padre. La segunda gran tarea del padre de familia es indicar el camino justo y verdadero indicado por Dios: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.” (Génesis 18:19)

Es deber del varón mostrar a los suyos sus errores y pecados “1 Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. / 2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. / 3 Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. / 4 Así dieron a Jacob todos los dioses

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