La Fe En Dios

¿DIOS ESTÁ CON NOSOTROS? La noción de DIOS en el hombre

Encontrarás a Dios (fragmento)

Donde quiera que pongas tu mirada,

donde quiera que fijes tu atención,

donde quiera que un átomo subsista,

encontrarás a Dios. [...]

En la sangre que corre por tus venas,

en la misma conciencia de tu Yo,

en los propios latidos de tu pecho,

encontrarás a Dios. [...]

Arturo Gutiérrez Martín

Hace miles de años la concepción actual de DIOS no era lo que conocemos ahora, sin embargo los antiguos, se basaban en la naturaleza para explicar el origen de ciertas cosas que escapaban de su comprensión. Creían que existía algo más grande que ellos y así generaban sus propias deidades, éstas variaban según cada cultura pero también guardaban ciertas similitudes. Así tenemos el mito de Isis y de Toth, que explican la creación del mundo para el Antiguo Egipto; el mito de Pachacámac, dios tectónico y ordenador del mundo, para la Cultura Lima en el Antiguo Perú; y muchos otros más. Entonces ¿podemos decir que creer en un Dios significa, solamente, satisfacer ese vacío existencial que perturba frecuentemente al hombre? o ¿la verdad que surge desde lo más profundo de nuestro ser? En pleno siglo XXI, con la más alta tecnología como parte vital de nuestras vidas ¿Será posible creer en DIOS aún sin verlo?

A través de este ensayo, como creyente que soy, deseo poner en claro que la presencia de Dios en nuestras vidas no es algo tangible o algo que necesitemos comprobar continuamente. Por el contrario, DIOS es la verdad que abraza nuestras almas, la esencia intangible y pura de nuestro ser.

¿Pero es fácil aceptar la omnipresencia de Dios? Como Tomás de Aquino nos dice, en su libro Suma Teológica, existen dos objeciones que normalmente se plantea el hombre respecto a la existencialidad divina. El primero versa sobre la inminente existencia del mal y del bien, argumentando que si uno de los contrarios es infinito el otro queda totalmente anulado. Y el segundo, en donde se dice que para todo lo existente en el mundo, la ciencia encuentra su razón de ser en otros principios. No obstante a través de 5 vías, basadas en la razón natural y que tienen como fin último a DIOS, nos deja ver lo infundado de esos cuestionamientos.

El más rotundo es el que nos muestra en la quinta vía, el ordenamiento de las cosas; donde nos explica que hay cosas en el mundo que no tienen conocimiento y que obran por un fin. Éstas no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia. Por eso concluye que hay alguien inteligente por quien todas las cosas son dirigidas al fin, DIOS. Por ejemplo, imaginemos que somos unos arqueros y que, con arco en mano, disparamos una flecha que da en el blanco. Aquí somos nosotros quienes dirigimos la dirección de la flecha y le damos un fin, acertar en el blanco. Sin embargo, ¿qué pasa con aquel río que sigue su cauce y desemboca en el mar? ¿Quién lo dirige? - La naturaleza – Sí, pero la naturaleza no piensa – Pero es sabia y tiene poder – Bueno, en todo caso ¿quién le dio ese poder?, ¿acaso tú o yo? De ahí mi respuesta: DIOS es quien lo hace.

Por otro lado Freud sostiene que, la perpetuación de la religión es nociva para el desarrollo humano, porque el hombre ha superado ya esa etapa de su evolución. Sin embargo, ¿Estaremos alcanzando la perfección? ¿Se siente el hombre un todopoderoso? Si bien es cierto que en la actualidad el hombre ha alcanzado niveles antes impensables de desarrollo tecnológico, aún se mantiene débil en relación a su fe y práctica

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