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La fe en Dios


Enviado por   •  27 de Marzo de 2013  •  Tesis  •  2.068 Palabras (9 Páginas)  •  738 Visitas

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CREER

—Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —

Juan 6.29

Al meditar sobre el tema de la palabra, aun sobre el tema que quiero compartir o plasmar en papel esta vez, vivo a través de lo que Dios habla a mi vida y convencido estoy de que algo hoy Dios hablara a la suya.

Pero creer en Dios va mas allá de solo o simple hecho de tener fe, normalmente o en algunos casos decimos que el creer es llevar la fe a la acción y estoy de acuerdo posiblemente sea también una de las maneras de definir la palabra en un contexto global, generalizado por así llamarle.

En mi caminar con Dios y en cada paso que he andado con EL, he descubierto para mí la definición de creerle, me topo cada vez con el hecho de que no solo se habla la palabra y la parte de fe que a esta toca, también se vive; CREER es vivir.

Mi madre siempre me decía, aun en la actualidad, que la palabra de Dios está viva, con el tiempo y mi relación con Dios aprendí que al estar viva la palabra de Dios esta evoluciona, crece, se desarrolla y cambia en cada uno, espero no me mal entienda, dejemos algo claro, Dios no cambia, pero la palabra para cada uno si, le explico; el día de hoy usted puede leer un capitulo o versículo de la palabra de Dios que para ese momento de la situación en la que pasa le alimenta su espíritu, pero mañana que usted ya cambio de situación, ese mismo versículo probablemente no se acople o no le llene para esa circunstancia que vive en ese momento.

Así, la palabra de Dios evoluciona y se desarrolla con y en usted, Dios no cambia.

Creer, no está alejado o exento, vivir a través de la palabra de Dios no siempre nos llevara al camino que queremos o que exactamente dice paso por paso, si no que a su tiempo en su momento, Dios hablara y vivirá con usted, la única obra necesaria es creer.

Comentario aparte, en una reunión de estudio en la iglesia donde estoy, uno de los asistentes dijo algo bastante atinado: “el texto en la biblia dice obra, no obras” lo cual se me hizo excelente ya que normalmente buscamos obras que hacer, pensando que esa es la obra de Dios. Cuando EL primordialmente nos pide o invita a que vivamos como aquel que EL envió.

Hay algo fundamental dentro de nuestra vivencia con Dios, es algo que probablemente sería el paso 1. El rey Josafat es una muestra de lo que les quiero explicar. A continuación hay una historia que me pareció más que genial para explicar lo que quiero dar a entender, se encuentra en uno de los libros del genial escritor Max Lucado.

Max;

Sí, es verdad que en los días de Noé, Abraham y Moisés, los periodistas aparecían con rapidez en escena para registrar el drama de sus días. Y ahora, por primera vez, sus artículos se revelarán. ¿Que cómo los descubrí?, se preguntarán. Bueno, los descubrí prensados entre las páginas de la revista de la aerolínea en un vuelo que partía de Sheboygan, Wisconsin. Sólo puedo deducir que un arqueólogo valiente los había escondido para protegerse ante el peligro inminente de malvados espías. Nunca sabremos si sobrevivió. Pero sí sabemos lo que descubrió: antiguas entrevistas periodísticas a Moisés y Josafat. De modo que haciendo una venia ante su valor y sintiendo hambre por la verdad, con orgullo te cuento conversaciones hasta ahora desconocidas con dos hombres. La primera entrevista es entre la Prensa de la Tierra Santa (PTS) y Moisés, guardemos eso para otro día. La segunda entrevista nos adelanta un par de siglos en la historia. Aquí encontramos al rey Josafat (RJ) en una entrevista de posguerra con la Crónica de Jerusalén (CJ) en el campo de batalla de Sis.

CJ: Felicitaciones, Rey.

RJ: ¿Por qué?

CJ: Acaba de derrotar a tres ejércitos a la misma vez. Derrotó a los moabitas, a los amonitas y a los del monte de Seir.

RJ: Ah, yo no hice eso.

CJ: No sea tan modesto. Díganos lo que piensa con respecto a estos ejércitos.

RJ: Gente grande. Fuertes guerreros. Malos como serpientes.

CJ: ¿Qué sintió al enterarse que se aproximaban?

RJ: Tuve miedo.

CJ: Pero lo controló con bastante calma. Esa sesión de estrategia con sus generales debe haber dado resultado.

RJ: No la tuvimos.

CJ: ¿No tuvieron una reunión ni una estrategia?

RJ: Ninguna de las dos.

CJ: ¿Qué hizo?

RJ: Le pregunté a Dios qué hacer.

CJ: ¿Qué dijo Él?

RJ: Al principio nada, así que hice que algunas personas le hablaran junto conmigo.

CJ: ¿Su gabinete realizó una sesión de oración?

RJ: No, mi nación se puso a ayunar.

CJ: ¿Toda la nación?

RJ: Por lo visto, todos excepto usted.

CJ: Este, bueno, ¿qué le dijo a Dios?

RJ: Bueno, le dijimos a Dios que era el Rey y que aceptábamos cualquier cosa que quisiese hacer, pero que si no le molestaba, nos gustaría su ayuda para resolver un gran problema.

CJ: Y en ese momento fue que llevaron a cabo su sesión de estrategia.

RJ: No.

CJ: ¿Qué hicieron?

RJ: Nos paramos delante de Dios.

CJ: ¿Quién?

RJ: Todos nosotros. Los hombres. Las mujeres. Los bebés. Todos quedamos de pie y esperamos.

CJ: ¿Qué hacía el enemigo mientras tanto?

RJ: Se iba acercando.

CJ: ¿Fue en ese momento que animó al pueblo?

RJ: ¿Quién le dijo que animé al pueblo?

CJ: Bueno, simplemente supuse…

RJ: En ningún momento le dije nada al pueblo. Sólo me mantuve atento. Después de un rato un joven de nombre Jahaziel

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