La Iglesia
Enviado por chikilandia • 24 de Septiembre de 2013 • 902 Palabras (4 Páginas) • 234 Visitas
a Iglesia
De entre las muchas y complicadas cuestiones relacionadas con el
problema de la fundación de la Iglesia por Jesús, sólo cabe destacar
aquí una pequeña sección. Aquélla precisamente que esclarece el
núcleo del pensamiento eclesial de Jesús. Que Jesús quiso ser más
que un propagandista de una nueva moralidad, que por lo demás no
sería obligatoria y quedaría al capricho del individuo; que quiso más
bien una nueva comunidad religiosa, un pueblo nuevo, lo expresó él
mismo con un gesto único y sencillo, que Marcos formula así: «Llamó
a los que quiso... y designó a doce...» (Mc 3,13s). Mucho antes de
que existiera el nombre de "apóstol" (sólo apareció sin duda después
de la resurrección), ya existía la comunidad de los doce, cuyo nombre
esencial era cabalmente ser «los Doce». Toda la importancia que se
daba precisamente a ese número de doce, se mostró bien a las claras
después de la traición de Judas: los apóstoles (bajo la dirección de
Pedro) consideraron como su primer deber restablecer el número
perdido de doce (Act 1,15-26) De hecho, ese número era cualquier
cosa menos indiferente o casual. Israel seguía considerándose como
el pueblo de las doce tribus, que esperaba para la era mesiánica de
salvación el restablecimiento precisamente de las doce tribus de
Israel, que habían nacido un día de los doce hijos de Jacob-Israel. Al
"designar a doce", Jesús se confesaba como el nuevo Jacob (cf.
también Jn 1,51; 4,12ss), que ponía ahora el fundamento del nuevo
Israel, del nuevo pueblo de Dios, que había de nacer de estos doce
nuevos patriarcas para formar el verdadero pueblo de las doce tribus
en virtud de la palabra de Dios; y a esos hombres se les confiaba el
esparcir su semilla.
Así, en el fondo, toda la acción de Jesús en el círculo de los doce
era al propio tiempo obra de fundación de la Iglesia, en cuanto toda
estaba dirigida a capacitarlos para ser padres espirituales del nuevo
pueblo de Dios. Más aún, se ha hecho notar que en la
autodesignación de Jesús como "Hijo del hombre" vibra siempre el
factor fundacional, porque, desde su origen en Dan 7, es palabra
simbólica para designar al pueblo de Dios de los últimos tiempos. Al
aplicársela Jesús a sí mismo, se designa implícitamente como creador
y señor de este nuevo pueblo, con lo que toda su existencia aparece
referida a la Iglesia (Kattenbusch). Pero hay naturalmente ciertos
momentos en su vida en que gravita con mayor fuerza su intención de
fundar la Iglesia. Tales momentos son la colación del poder de
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