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La Importancia De La Confesión


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2014  •  593 Palabras (3 Páginas)  •  443 Visitas

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El nombre del sacramento

Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión y a la vuelta al Padre del que el hombre se ha alejado por el pecado, de igual manera de la penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador, asimismo el de la confesión porque la declaración o manifestación de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En un sentido profundo este es también un reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador”, aseguró el sacerdote.

Dentro del proceso de la confesión para los católicos se insiste en tres formas de penitencia: el ayuno, la oración y la limosna que expresan la conversión con relación a sí mismo, con Dios y con los demás.

La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho por el reconocimiento de las faltas ante los demás, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia y tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia.

“La lectura de la sagrada escritura, la oración de la liturgia y del Padre Nuestro, así como todo acto sincero de culto o de piedad reaviva en nosotros el espíritu de conversión y de penitencia y contribuye al perdón de nuestros pecados”, aseveró el vicario.

La satisfacción

Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que este causó, liberado el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados, debe satisfacer de manera apropiada o ‘expiar’ sus pecados. Esta satisfacción se llama también penitencia.

La penitencia

“La que el confesor impone debe tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la gravedad y a la naturaleza de los pecados cometidos. Puede consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia, servicios al prójimo, privaciones voluntarias, sacrificios, y sobre todo, la aceptación paciente de la cruz que debemos llevar. Pero nuestra satisfacción, la que realizamos por nuestros pecados, sólo es posible por

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