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La Inquisición


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  521 Palabras (3 Páginas)  •  256 Visitas

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Durante la Edad Media la Santa Inquisición persiguió con mano firme a todos aquellos que eran considerados herejes. Desde sus orígenes, la Iglesia cristiana estuvo convencida de que los placeres carnales ofendían a Dios y a la sociedad, dichos placeres eran definidos como pecados aberrantes y su castigo quedaba bajo las leyes del Santo Oficio, se calificaba como delito a todo acto sexual que no culminaba con la inseminación de la mujer y a esta práctica se le conocía como “crimen contra natura”. De todas las prácticas realizadas, la homosexualidad masculina, llamada también “crimen sin nombre” o “pecado nefando”, era considerada la infracción más grave.

El “pecado nefando” era castigado con la hoguera si la persona era mayor de edad o con azotes si era menor, en cuyo caso azotaban, se enviaba a galeras, se les encerraba y se les llevaba a ver cómo ardía el cómplice.

De 1578 a 1616, el padre León registró 114 casos de homosexualidad en Sevilla, en sus palabras una vez probado el placer prohibido, era muy difícil dejarlo y tenía mal remedio, citando sus palabras dirigidas hacia un clérigo “la experiencia nos ha demostrado cuán pocos son los que se enmiendan de este vicio bestial, y el fuego solamente es el que hace este oficio". Los pecadores eran de toda clase social y origen: nobles, clérigos, frailes, taberneros, maestros de escuelas, napolitanos, franceses, negros, mulatos, turcos; "mocitos galanes", "caballeritos" de 17 años y niños -incluso los del Hospital de la Misericordia- aparecen embaucados o violados por depravados, aunque la ley los castigaba duramente con la pena máxima de la hoguera.

En 1592, Felipe II tomó una serie de medidas con el deseo de agilizar el proceso inquisitorial contra esta clase de delitos. Se declaró que "un testigo bastaba", sin importar si se llegaba a dar el caso de que hubiera testigos con declaraciones opuestas o sencillamente que ni hubiese testigos. El medio más importante para sentenciar a un acusado era la confesión propia debida a la tortura. Los métodos legales para salir del proceso una vez apresado eran prácticamente imposibles, siendo el "tormento" fuente de la propia inculpación. Si los acusados vencían el tormento de las torturas sin logran convencer a los inquisidores de su completa inocencia se disminuía la pena y eran condenados a 100 azotes.

Un castigo no utilizado con mucha frecuencia era enviar a los acusados a las galeras. Los factores que intervenían para evitar este castigo solían ser la baja edad de los acusados, el estado de salud de otros o la consideración del peligro que era llevar una vida promiscua a bordo. La duración de esta pena variaba mucho: desde dos años hasta cadena perpetua. Las galeras perpetuas equivalían a pena de muerte, pero se trataba de una muerte más lenta y cruel, aunque al estar vivo siempre estaba la posibilidad de ser vendido o

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