La Mejor carga para unos hombros jóvenes
Enviado por aljoas • 21 de Mayo de 2014 • Tesis • 7.419 Palabras (30 Páginas) • 351 Visitas
La Mejor carga para unos hombros jóvenes.
Spurgeon.
“Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud”.
Lamentaciones 3: 27.
Llevar el yugo no es agradable, pero es bueno. No todo lo grato es bueno ni todo lo bueno es grato. Algunas veces lo bueno pudiera ser directamente proporcional a lo desagradable. Ahora bien, es pueril estar anhelando siempre las cosas dulces; aquellos que en razón del uso han mantenido ejercitados sus sentidos, deberían preferir lo sano a lo apetecible. ¡Deberíamos reconciliarnos con lo desabrido cuando se nos informa que es bueno! Un niñito no se reconcilia fácilmente con eso porque todavía no puede pensar ni juzgar, pero para el varón de Dios debería resultar muy fácil aquietar toda protesta y toda queja tan pronto como percibe que, aunque sea desagradable, la cosa es buena. Mis queridos amigos, como nosotros mismos no somos muy buenos jueces de lo que es bueno para nosotros, ni nuestros hijos tampoco lo son, y ya que esperamos que nuestros pequeñitos depositen en nosotros la elección de su dieta, ¿no sería sabio de nuestra parte que lo dejemos todo en manos de nuestro Padre celestial? Nosotros podemos juzgar lo que es agradable pero no podemos discernir lo que es bueno para nosotros, pero ÉL puede juzgar, y por tanto, siempre será bueno que dejemos todos nuestros asuntos en Sus manos y que digamos: “No sea como yo quiero, sino como tú”. Puesto que estamos muy seguros, con base en la autoridad de la Escritura, que todo lo que el Señor manda a Su pueblo es para su bien, deberíamos estar perfectamente resignados a la voluntad del Señor; es más, deberíamos estar también agradecidos por todos Sus designios aun cuando desagraden a la carne, estando completamente seguros de que Su voluntad es lo mejor que puede haber, y que si pudiéramos ver el fin desde el principio, eso sería exactamente lo que elegiríamos si fuéramos tan sabios y tan buenos como nuestro Padre celestial. Nuestros hombros se encorvan con alegría frente a la carga que Jesús declara que es de provecho para nosotros: esta seguridad que brota de Sus labios hace que Su yugo sea fácil de llevar.
Nuestro texto nos habla de algo que, si bien no es muy grato, es bueno: “Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud”. La ilustración es tomada del ganado. Los bueyes tienen que llevar el yugo. Van en parejas y cargan el yugo sobre sus lomos. El yugo es algo pesado. Si el buey no es adiestrado desde joven, nunca se convertirá en una buena bestia para el arado. Se inquietará e incomodará por la labor que tendrá que hacer; será muy difícil guiarlo y el labrador que ara no avanzará mucho. Es bueno que el buey aprenda a someterse cuando está joven, y lo mismo sucede con toda clase de animales: el caballo tiene que ser adiestrado cuando es un potrillo, y si se permite que transcurra un cierto período de la vida de ese potro sin que esté bajo la mano un entrenador, nunca se convertirá en un caballo completamente útil. Si quieres entrenar a un perro tienes que tomarlo cuando es un cachorro y enseñarle su rutina. Esa es la metáfora. Lo mismo ocurre con los seres humanos. Bueno es que seamos adiestrados cuando somos todavía jóvenes y que aprendamos a llevar el yugo en nuestra juventud.
Aunque piensen que el texto expresa naturalmente una verdad de la vida ordinaria, aun así vale la pena considerarlo. Aun sin vincular el tema a la gracia de Dios y a la religión, ¡es una gran bendición que un hombre lleve el yugo en su juventud!, es decir, que es bueno que aprendamos la obediencia cuando somos jóvenes. Cuando se coloca a un hombre bajo ciertas reglas y se le enseña a aceptar la restricción, se logra la mitad de su formación. Cuando los jóvenes se hacen mayores tendrán que ser en gran medida una ley para ellos mismos; pudiera ser que ya no cuenten con un padre que los amoneste amorosamente, ni con una madre que los guíe tiernamente; los jóvenes serán personas mayores y se gobernarán a sí mismos, y nadie es apto para hacerlo mientras no haya aprendido a ser obediente. El proverbio dice: “Los muchachos seguirán siendo muchachos”, pero yo no lo creo; ellos serán hombres si les damos tiempo, y a menos que aprendan el dominio propio y hábitos de obediencia cuando son muchachos, no es probable que se conviertan en hombres buenos. El que no puede obedecer no es apto para mandar; el que nunca aprendió a someterse se convertirá en un tirano cuando obtenga el poder. Es bueno que todo niño sea adiestrado, que sea liberado de su insensata obstinación y llevado a sentir que tiene superiores, jefes y directores, y, entonces, cuando le llegue su turno de ser un líder y un jefe tendrá un sentido más bondadoso de compañerismo para con aquellos que están bajo su mando. Tengan la seguridad de que si no aprende la práctica de la obediencia, nunca será un buen soldado en la batalla de la vida.
Bueno les es a los jóvenes llevar el yugo, también, en el sentido de dedicarse desde temprano a adquirir conocimiento. Si no aprendemos cuando somos jóvenes, ¿cuándo aprenderemos? Algunos que han comenzado a estudiar tarde en la vida todavía han podido lograr mucho pero ha sido con mucha dificultad. Si en la juventud no se usa la maquinaria de la mente, se oxida, pero si se usa desde el principio y se mantiene en acción y bien aceitada continuamente, seguirá funcionando fácilmente a lo largo de toda la vida. Nuestros días de juventud son favorables para la adquisición de conocimiento, y todo joven que es un aprendiz debería sacar el mejor provecho de su aprendizaje; nunca llegará a ser un profesional en su actividad si no lo hace. Toda persona que está comenzando en la vida, mientras esté joven todavía, tiene que hacer todo lo posible por adquirir una preparación completa, pues si no lo hace, conocerá su carencia más pronto que tarde. Si un hombre emprende el viaje de la vida y deja su ancla en casa u olvida llevar sus provisiones, descubrirá sus deficiencias cuando llegue al mar; y cuando la tormenta comience a aullar a través del cordaje, lamentará no haber escuchado los dictados de la prudencia y no haber estado mejor preparado para el arriesgado viaje de la vida.
Bueno es también que los jóvenes –estamos hablando ahora acerca del significado natural del pasaje- bueno es que enfrenten dificultades y problemas cuando comienzan la vida. La cuchara de plata en la boca con la que nacen algunas personas es muy propensa a sofocarlos. Hay cientos de personas que nunca han sido capaces de hablar claro por esa terrible cuchara de plata. No es cualquiera el que se hace más rico a la larga -aun simplemente en oro y plata- por haber comenzado con algún capital. Yo creo que generalmente se verá que los que enriquecieron “por esfuerzo propio”, según se dice, vinieron a Londres con media corona (30 centavos) en sus bolsillos;
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