La Teología De La Prosperidad
Enviado por pbg65 • 3 de Septiembre de 2012 • 2.285 Palabras (10 Páginas) • 1.110 Visitas
La Teología de la Prosperidad
¿Qué es la teología de la prosperidad?
Con el nombre de teología o doctrina de la prosperidad, se conoce a una serie de movimientos con "fundamentos cristianos", que centran su enseñanza en el bienestar material y físico como fórmula matemática de inversión (yo doy uno, yo recibo dos... y hasta más).
Los orígenes de esta doctrina, están ligados a los llamados movimientos carismáticos y neopentecostales. "Su énfasis consiste en predicar, afirmar y prometer a la gente entrar en contacto con un Dios que da poder, abundante riqueza y buena salud permanente" . Los predicadores de esta teología, exponen que las leyes universales de la prosperidad pueden ponerse en funcionamiento, por medio de la actitud y confesión positiva.
Los precursores de esta enseñanza fueron Frans Mesmer, Mary B. Eddy, Norman Vicent Peale. Algunos lemas que caracterizan esta doctrina son: "Dios es rico, por lo tanto somos hijos del Rey y destinados a ser príncipes en la tierra", "la enfermedad es del diablo", "la pobreza no es la voluntad de Dios" . Resumiendo, la teología de la prosperidad es una doctrina que instruye sobre las bendiciones de Dios y la perfección cristiana, como consecuencia directa del éxito económico y material.
Una pregunta interesante para hacerse es ¿qué factor es el que ha contribuido a que un grupo, numeroso por cierto, de evangélicos se haya sentido atraído por esta teología? La respuesta a este interrogante, apunta a señalar que este discurso tan elaborado es consonante con la época que vivimos. El escenario es propicio. Gobiernos, instituciones estatales, sistemas económicos, partidos políticos, denominaciones religiosas, entidades sociales y de servicio público, han colapsado y llevado al planeta entero ha experimentar situaciones nunca antes vistas. El ser humano, condicionado por el materialismo de la sociedad de consumo, ha llegado a disertar desde el punto de vista religioso, una cosmovisión que elabora una reflexión apelando a las necesidades más profundas de las personas. Padilla lo expresa así: "La oferta de prosperidad atrae a muchos adeptos en una sociedad consumista donde la persona vale más por lo que tiene que por lo que es. Pero atrae también a cientos y miles de personas que, en ausencia de proyectos políticos de justicia social, recurren a iglesias cuyo mensaje de salud y riqueza por medio de la fe (¿o de la fe en la fe?) Les da la imagen de botes salvavidas en un tormentoso mar de hambre y pobreza".
Y es que el problema va más allá. No es simplemente sopesar riqueza y pobreza en la misma balanza. Para la doctrina de la prosperidad, el asunto no es salir solamente de la pobreza, sino que conforme se sale de ella se debe - y tiene - que aspirar a una condición de abundante riqueza. No existe la moderación, no hay ponderación entre lo que se tiene y se aspira, - si tú lo quieres y tú lo crees lo tienes que tener -. Vale la pena citar a Darrow L. Miller, quien precisa sobre la pobreza lo siguiente: "La Biblia es suficientemente clara respecto a que: el ser pobre no es un pecado en sí mismo, que Dios tiene una preocupación especial por el pobre y que el ser rico no es necesariamente señal de gozar del favor espiritual de Dios. Jesús advirtió repetidamente respecto a los peligros espirituales de la riqueza. Sin embargo, Dios no creó la pobreza; el hombre lo hizo. Generalmente, el problema está enraizado en los valores culturales que retrasan y ponen resistencia al desarrollo, atrapando a la gente en la indigencia."
Entre los proponentes de más alto rango de esta teología en la actualidad, se encuentran los evangelistas Oral Roberts, Kenneth Hagin, Kenneth Copeland, Gloria Copeland y Benny Hinn. Ellos hacen parte de una rama del cristianismo, que "continúa prometiendo a sus seguidores niveles ilimitados de prosperidad material, pero solo si ellos tienen suficiente fe y están preparados para <<llamarlo y reclamarlo>> en oración."
Desafortunadamente, estas enseñanzas han sido muy bien recibidas en contextos de países tercermundistas en donde la pobreza económica es la motriz del conflicto social. Los cultos religiosos de algunos evangelistas de la "prosperidad" producen, en algunos casos, efectos "casi narcotizantes" o de paroxismo religioso entre sus asistentes; y esto según ellos - los evangelistas -, es parte del "mover" del Espíritu Santo, que está "sanando y liberando" de la ruina económica a los participantes. Pero veamos un poco más de cerca, la fundamentación de esta teología, de la que el Reverendo John Stott dijo: "Tenemos que rechazar absolutamente el evangelio de la salud y la riqueza. Es un evangelio falso."
¿ Cuál es el fundamento bíblico que soporta su doctrina?
Hay dos conceptos bíblicos que son el soporte de la teología de la prosperidad. El pacto con Dios y la ley de la siembra y la cosecha.
(2Co.9:6) "6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará."
Capurro dice: "Pablo nos recuerda que existe una ley, la ley de la siembra y la cosecha. Esta ley funciona en proporción directa a lo que tú das; cuanto más des, tanto mayor será la cosecha. Si eres tú el que siembra, serás tú el que coseche, y siempre se cosecha más que la cantidad que se ha sembrado."
Desde el punto de vista de la teología de la prosperidad, la evidencia de las bendiciones de Dios yace en lo que se tiene; y lógicamente, en lo que Dios mismo multiplica gradualmente a lo que se da, de esta manera, la esperanza no reside tanto en Dios como dador, sino en lo que se recibe como muestra de la "bendición", convirtiendo así el medio en el fin.
Los defensores de esta teología, usan el texto de (Mr.10:29-30) "Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. ", para sustentar la multiplicación divina de los bienes que se entregan. Según ellos lo afirman, en la medida en que se da se recibe cien veces más, no sólo en el ámbito material sino en el plano físico y aún emocional. Una situación similar a esta, sucede con el pasaje de Mateo 25:14-30, cuando la perspectiva de la prosperidad exige la inversión para su posterior multiplicación; las bendiciones se reciben "sólo"
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