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La canción "Per me si va nell’ eterno dolore"


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  Tutorial  •  2.772 Palabras (12 Páginas)  •  281 Visitas

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Este canto se abre con la inscripción de la puerta del Infierno. Con ella nos introduce el autor en el ambiente de la desesperación y de dolor que caracteriza el mundo de los condenados. Luego se describe el tormento de los indiferentes y por último el pasaje por el río Aqueronte.

La atmósfera de este canto estará determinada por las sensaciones psicológicas del personaje. Dirá Mornigliano: “…la del tercer canto está dada por el primer contacto con la eterna oscuridad del infierno y la desolación que ésta produce en el alma”.

El canto comienza abruptamente. Antes de llegar a él, la única información que teníamos estaba dada por el canto II, en una extensa conversación entre Virgilio y Dante en la cual el primero le explica al segunda la razón por la que está allí y adónde irán ahora, quién lo envió y con qué fin. Pero no hay mayor explicación. El canto tres comienza con estas palabras que sólo después de leer los tres tercetos, nos enteramos que quien está hablando no es ninguno de los personajes, sino la puerta misma, que se encuentra personificada a través de las palabras “por mí…”. La puerta parece hablar, advertir a todo aquel que llega a ese lugar, que no existe esperanza, que están en el lugar tan temido en vida, que este es el reino del dolor eterno.

Dante no sabrá dónde está, Virgilio debe explicarle, y el lector, al igual que el personaje parece asombrarse, estremecerse con tales palabras que no tienen ninguna explicación hasta que Virgilio la dé. Es la búsqueda del impacto. La inscripción golpea al lector y al personaje a la vez, porque son palabras duras e implacables, por su sobriedad y solemnidad sobrecogedora. Ese Dios amoroso, también es justo y quien llega allí lo ha hecho por los actos de su vida y su falta de arrepentimiento.

“per me si va nella cittá dolente,

Per me si va nell’ eterno dolore,

Per me si va tra la persuta gente”

(“Por mi se va a la ciudad doliente

Por mi se va al eterno dolor

Por mi se va a la perdida gente”)

Este terceto está formado por un triple paralelismo. No olvidemos la importancia esotérica que tiene el número tres en la obra de Dante. La obra está escrita en tercetos, y esta inscripción también tiene la forma de tres tercetos. Toda la obra de Dante está estructurada con la misma precisión que tendría un edificio eclesiástico de la época. Nada está librado al azar. Incluso el paralelismo, que es la figura literaria en la que se repiten la misma estructura gramatical, es una figura utilizada comúnmente en la Biblia.

La puerta es el único acceso al mundo signado por el dolor eterno, es la ciudad del dolor, es donde habita la raza perdida, es la decir la “desgraciada”, la que ha quedado fuera de la gracia de Dios, pero no porque Dios lo haya querido así, sino por sus obras y por su falta de fe. Los perdidos son aquellos que han elegido darle la espalda a Dios. En estos tres versos se muestra implícitamente la metáfora bíblica de la vida del justo como el camino recto y la del pecador cuyo camino se pierde.

En Mateo 7:13 , Jesús dice: “Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.” Esta es la referencia que inspira a la visión de esta puerta. Es ancha, grande porque muchos entran por ella, porque es mucho más fácil perderse que salvarse, pero además, a través de esa inscripción la puerta parece hablar, por lo tanto se transforma en una inmensa boca que traga “víctimas”.

Este primer paralelismo, acompañado por la anáfora “per”, es un paralelismo sintético porque cada uno de los versos va agregando algo nuevo a lo anterior. La anáfora refuerza la idea de perdición, ya que quien entre por ella no podrá contar con la esperanza de salir. El castigo es eterno y la esperanza en este mundo infernal está muerta. La salvación sólo es posible en vida, y estas almas han perdido su tiempo.

Primero “la ciudad doliente”, el lugar en el que habitan sólo es esperable el dolor. Esto recuerda aquellos castillos amurallados de la Edad Media, en que sólo cabía el dolor y la desesperación de la amenaza de una invasión bárbara. Esta característica del dolor se repetirá en los otros dos versos, de una u otra forma. Una vez que el alma llega al infierno pierde toda su libertad, sólo le resta obedecer y sufrir. El dolor y el odio son los únicos sentimientos posibles en este mundo. El primero es porque el pecado cometido trae como consecuencia el castigo eterno. Ellos saben que están allí por justicia divina. El odio es hacia Dios, tal como lo tuvieron en vida al despreciar su palabra.

La segunda característica es el “eterno dolor”. Aquí hay una nueva idea: la eternidad de ese dolor. No existe el principio ni el fin de ese dolor. Es constante, permanente y eterno. No se detendrá jamás, sólo habrá una excepción, cuando Dante quiera conversar con algún alma para enterarse de la historia del personaje que entrevistará. Ese es el único momento de descanso de estas almas y son un instante ante la eternidad. Este momento que detiene a la eternidad por un instante es un acto amoroso de Dios, porque le permite algo que ellos no merecen, en primera instancia, y en segunda instancia porque le da a Dante la oportunidad de escribir lo que ve para aleccionar a la humanidad del peligro que corre si no se arrepiente. Dante es un privilegiado, un elegido para esta actividad, por la sola gracia de Dios y la insistencia de Beatriz que fue quien pidió a la Virgen para que intercediera por Dante y le diera esta oportunidad. Dante coloca a Beatriz en el lugar más alto, en el paraíso, al lado de la Virgen, lo que nos recuerda a la “donna angellicata” tan mentada en el Dolce Stil Novo.

El último paralelismo; “la perdida gente”, no sólo insiste en la esperanza perdida, sino en el dolor eterno, existe la posibilidad de salvación para ellos. Es gente rechazada por la gracia de Dios. Quien allí entre ya está perdido. La palabra gente refiere en realidad a las almas que no han olvidado lo que eran cuando tenían cuerpo. Esto es muy importante, porque es lo que explica el sufrimiento físico. Lo que subsiste es el sentimiento de cuando estaban vivos, y es por esa forma de pensar que siguen aferrados al dolor. Ellos están perdidos porque sabían que estaban pecando, con lo cual ya estaban perdidos aún en vida, y nunca se arrepintieron, ni siquiera un instante antes de morir, lo que los hubiera puesto en el Purgatorio. Ellos sabiendo la diferencia entre el bien y el mal, escogen el pecado, eso es libre albedrío. La única excepción en el Infierno es el primer círculo: el limbo. Allí la gente

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