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La economía mexicana


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  Ensayo  •  2.104 Palabras (9 Páginas)  •  200 Visitas

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Con el porfirismo la economía mexicana entro en la fase capitalista; sus diferentes áreas de producción fueron incorporadas, en mayor o menor medida, al sistema económico de los países industrializados.

México tuvo que depender de los países desarrollados para integrarse al proceso capitalista de producción.

Dicha dependencia se baso en la inversión de capital y tecnología que los empresarios extranjeros -estadounidenses, ingleses, alemanes y franceses - hicieron en México.

Mas había otro interés que impulsaba a las potencias industrializadas a invertir en países como México, ricos en recursos naturales pero pobres en dinero y tecnología. Ese móvil era de carácter político y obedecía a la competencia imperialista que se daba entre las potencias por el dominio del mundo.

La condición de dependencia con la que la economía mexicana entro al sistema capitalista, todas las ramas de la producción que se desarrollaban en el periodo porfirista estuvieron sujetas a las necesidades del mercado externo.

Durante el porfiriato se produjo en México un notable crecimiento económico, una considerable expansión de las vías de comunicación y de los centros urbanos, y una imagen de solidez en el extranjero que el país no había logrado obtener hasta entonces.

La agricultura

Este proceso, por el cual fueron expropiadas tierras que en realidad no eran baldías esta indisolublemente ligado a la ley Lerdo que, expedida en 1856, tuvo como consecuencia la formación del latifundismo laico y el despojo de las tierras pertenecientes a comunidades indígenas, con los consiguientes problemas sociales.

La ley que amparo la exportación de tierra y que entre 1884 y 1907 afecto alrededor de 49 millones de hectáreas, fue la llamada ley de Deslinde y Colonización de Terrenos Baldíos promulgada en 1883, las zonas deslindadas sin que sus auténticos dueños pudieran hacer valer sus derechos, pues carecían de titulo de propiedad, y en los casos en que tal documento existiera, no correspondía a las normas vigentes, desconocidas por la mayoría de los indígenas.

La ley de 1883 sobre las tierras supuestamente baldías autorizaba a los colonos, ya fueran extranjeros o mexicanos, a denunciar las tierras inactivas y a construir compañías deslindadoras, con las que el gobierno establecía contratos. Los colonos o las compañías recibían como pago un tercio de las tierras deslindadas, y les concedía además el derecho de adquirir los otros dos tercios con tarifa preferenciales.

Las misma ley fijaba como extensión máxima para cada concesión de tierras “baldías” el limite de 2500 hectáreas, con lo cual se pretendía crear propiedades privadas modernas que pudieran ser adquiridas por pequeños y medianos agricultores; esta cláusula nunca se respeto y fue abolida años mas tarde.

Algunos casos en que se deslindaron terrenos verdaderamente baldíos, como en los estados del norte de la Republica, poco poblados y mal comunicados, en donde tales tierras pasaron a ser propiedad de compañías y de particulares, extranjeros, principalmente estadounidenses e ingleses. En el norte hubo despojo de tierras comunales indígenas como la de los yaquis y mayos en Sonora, grupos étnicos que padecieron una terrible guerra de exterminio debido a su resistencia. En el sur y sureste, los estados en los que se dio en mayor grado el deslinde de tierras, con el consecuente daño para las comunidades indígenas, fueron: Chiapas con 3 millones de hectáreas, el 40% de la superficie total del estado; la costa de Oaxaca donde mas de 300 mil hectáreas pasaron a manos de particulares; la costa de Quintana Roo, con 40 mil hectáreas; en Tabasco fue deslindado cerca del 50% del territorio; en Veracruz poco mas de 100mil hectáreas, y en Tamaulipas 350mil. En cambio, en la zona del centro del país el deslinde solo alcanzo el 1.27% de su superficie.

El sistema de colonización y deslinde de tierras no tuvo los resultados esperados, ya que en vez de lograr la creación de la pequeña propiedad que se proponía el gobierno, el proceso origino la formación de enormes latifundios en manos de extranjeros y mexicanos, latifundios que tomaron muchas de las características del sistema de haciendas heredado de la época colonial.

Mercado Nacional. La producción agrícola estuvo encaminada mas a satisfacer la demanda de materia prima y bienes de consumo del mercado exterior, que a cubrir las necesidades del mercado interno. En la segunda mitad del porfiriato, la agricultura destinada al mercado nacional tuvo un relativo crecimiento debido a la construcción de la red ferroviaria que mejoro las comunicaciones, y al aumento de la población tanto en los centros urbanos como en las zonas de producción para el mercado externo. Pero durante la primera fase del periodo porfirista, la producción agrícola no se desarrollo, e incluso decreció, debido a la sequía que entre 1891 y 1893 provoco la perdida de las cosechas.

El mercado exterior. La etapa porfirista coincide con el momento de expansión mundial del intercambio comercial, de productos básicos de consumo como de materias primas, agropecuarias y forestales. Tal expansión obedecía al crecimiento demográfico y al desarrollo industrial en las potencias político-económicas.

Las medidas para alcanzar el desarrollo económico propuesto por el régimen de Díaz iban encaminadas a aprovechar el interés de las economías imperialistas por explotar los recursos humanos y naturales de México, y cubrir la creciente demanda de los productos que necesitaban.

Los productos agrícolas de exportación. El producto agrícola de mayor significación fue el henequén, se había usado para fines domésticos y semiindustriales, pero en la nueva situación de la economía en el porfiriato, la gran resistencia y flexibilidad del henequén lo convirtieron en el producto ideal para satisfacer la gran demanda de fibras duras que requerían los países industrializados en la fabricación de hilos y cordeles para engavillar. El henequén pudo explotarse de forma mas efectiva gracias a la invención de una maquina para desfibrar las pencas del agave. Tal auge estuvo sostenido por los hacendados yucatecos que monopolizaban la exportación del henequén por un consorcio estadounidense que monopolizaba la demanda y por el trabajo casi esclavista de gran parte de la población maya y de los indígenas de otras regiones que como los yaquis, fueron llevados por la fuerza a trabajar en la región henequera. Después del henequén fueron las resinas, principalmente el hule, el caucho y el chicle, donde se daban de forma silvestre, fundamentalmente en los bosques de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quinta Roo, y las costas de Colima y Oaxaca. Las demás materias primas se dedicaron al mercado de exportación el algodón, el ixtle y otras

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