Los Dragones Del Eden
Enviado por arielmarulanda • 26 de Noviembre de 2012 • 1.418 Palabras (6 Páginas) • 730 Visitas
El Edén como metáfora. La evolución del hombre.
Cogidos de la mano, lentamente y con paso vacilante, salieron del Edén y emprendieron su solitario camino por su desobediencia recordando las palabras del creador, de ahora en adelante parirás con dolor tus hijos le dijo a Eva y Adán labraras la tierra y con el sudor de tu frente cosecharas sus frutos no te sentirás perdido al tener que abandonar este paraíso ya que has cambiado este por otro que será mucho más dichoso para ti y tu descendencia, ese será el precio de haber encontrado el árbol de la ciencia, ha pero pondré ángeles custodios al árbol de la vida para que no lo encuentren.
Por consiguiente nuestros antepasados arborícolas tenían que proceder con mucha cautela ya que cualquier error al columpiarse de rama en rama podía resultarles fatal. Cada salto constituía una oportunidad de cara a la evolución de la especie. Poderosas fuerzas selectivas entraban en juego para engendrar organismos gráciles y ligeros, dotados de visión binocular, múltiples aptitudes manipulativas, magnífica coordinación entre el órgano de la vista y las manos y una captación intuitiva de la gravitación newtoniana. Cada una de estas facultades requirió sustanciales progresos en la evolución del cerebro y, muy en especial, de las neo cortezas de nuestros antepasados. El intelecto humano lo debe esencialmente todo a los millones de años que nuestros antecesores pasaron en solitario colgados de los árboles.
La fabricación de cohetes y en la exploración espacial debe muchísimo al doctor Y así trepado en un árbol de cerezo él para ese entonces estudiante y después el Dr. Robert H. Goddard y mientras paseaba distraídamente la mirada por el suelo tuvo la ligera visión de un vehículo que transportaba seres humanos al planeta Marte, ¿Es realmente un azar que esta visión de los viajes espaciales, que se hizo luego realidad histórica por propia dinámica, tuviera por marco las ramas de un árbol? otros mamíferos, incluso algunos no pertenecientes ni al orden de los primates ni al de los cetáceos, poseen neo cortezas cerebrales. Interesa, sin embargo, preguntarse cuándo se produjo la primera gran mutación del neocórtex. Aunque ninguno de los simios de los que descendemos está presente entre nosotros para aclararnos este punto, podemos responder a la cuestión, o por lo menos intentarlo, recurriendo al examen de los cráneos fósiles. En el hombre, en los antropoides y en los monos, así como en otros mamíferos, el cerebro ocupa casi por completo la cavidad craneal, lo cual no ocurre, por ejemplo, en los peces. En consecuencia, si sacamos el molde de un cráneo, podemos determinar lo que se conoce como el volumen endocraneal de nuestros antepasados directos y colaterales al tiempo que efectuar estimaciones aproximadas del volumen de sus cerebros.
A estas alturas los paleontólogos todavía no se han puesto de acuerdo sobre quiénes son los verdaderos antecesores del hombre, estos han llegado a la conclusión de que «el bipedismo precedió a la encefalización», con lo que se quiere significar que nuestros antecesores caminaron sobre dos patas antes de contar con un cerebro de buen tamaño. El hecho de que cambios de conducta tan significativos vayan acompañados por otros igualmente significativos en el volumen cerebral no demuestra que lo uno sea la causa de lo otro. Sin embargo nuestro comentario anterior hace que este vínculo causal aparezca como muy probable cabe destacar que las dos clases distintas de australopitecos halladas hasta ahora no pertenecían al género Homo; no eran hombres, sino bípedos todavía incompletos cuya masa cerebral equivalía tan sólo a una tercera parte de la que ostenta hoy por término medio el hombre adulto, es por esto que podríamos decir que aproximadamente por la época en que surge el A robustus apareció un nuevo animal, el H. habilis, al que cabe considerar como el primer hombre genuino. Tanto en el aspecto corporal como en lo relativo al peso del cerebro, era más desarrollado que los dos tipos de australopitecos, y la proporción entre su masa cerebral y peso del cuerpo era aproximadamente la misma que la detectada entre los australopitecos gráciles. Este apareció en una época en que por razones climáticas la tierra se iba deforestando, él habitaba en las vastas sabanas africanas y tuvo que lidiar con una enorme variedad de depredadores y presas.
En estconas llanuras de matorral aparecieron tanto el primer hombre con los rasgos actuales como el primer caballo según hoy lo conocemos fueron, por así decirlo, casi
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