Mis Discípulos II L13 - Los dos cimientos
Enviado por Emmanuel C. Torres • 24 de Agosto de 2023 • Tarea • 4.083 Palabras (17 Páginas) • 96 Visitas
Y sean así mis discípulos II - Los dos cimientos Lección 13
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Lección No. 13: Los dos cimientos
“24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27) |
EL TEMA CENTRAL DE LA PARÁBOLA
El Señor presenta en su parábola dos constructores, pueden ser dos ingenieros o pueden ser dos arquitectos; Uno de ellos construye su casa sobre la roca, el otro construye su casa sobre la arena; Uno de ellos escogió un cimiento sólido, el otro un cimiento débil.
El Señor usa esta parábola para ilustrar su enseñanza acerca de dos individuos que construyen una casa, uno se toma su tiempo para proveer a su edificación un cimiento sólido, así que busca camiones, obreros y comienza a cavar hasta que llega a la parte rocosa del terreno; el otro ingeniero no está dispuesto a esperar tanto, y decide construir sobre el terreno arenoso.
Cuando cambia la estación del año y llegan las lluvias se desbordan los ríos, el terreno arenoso comienza a ceder, pero la casa del hombre sabio se mantiene en pie, porque fue construida sobre un cimiento seguro; mientras tanto la otra, no soporta el embate del agua y del viento, así que cae estrepitosamente.
El Señor habla del peligro para los necios profesantes, y la pregunta es: ¿cuál es el significado de todo esto? ¿Qué fue realmente lo que El Señor intentó comunicar con esta ilustración?
Es común caer en la confusión de asociar la roca de esta ilustración con Cristo y que edificar en la roca representa aceptar a Cristo como su salvador.
La Biblia dice en muchos lugares que el Señor es como una Roca. (Dt 32:4,15). Estas palabras son una obvia referencia a Dios, también en el Nuevo Testamento encontramos esta misma figura para referirse de manera especial al Mesías, es decir, a nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 10:4; Efesios 2:20; 1 Pedro 2:4)
Decir entonces que Cristo es la Roca de Nuestra Salvación y decir, que Él es la Roca Principal sobre la cual estaba edificada la Iglesia, es totalmente cierto, sin embargo, no es la enseñanza de esta parábola. El Señor no está comparando al individuo que descansa en Cristo y sólo en Él para salvación, en contraposición con el individuo que descansa en sus buenas obras.
El Señor está comparando más bien a dos hombres que claman ser cristianos, pero que representan dos clases de oidores de la palabra de Dios: los que oyen y hacen, los que oyen y no hacen. Así que esto no es más que una ampliación de la enseñanza del versículo 21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
El hombre que aparece en esta parábola no es aquel que escucha el Evangelio, que todos somos pecadores y que sólo en Cristo hay salvación, pero en vez de clamar misericordia, rechaza la oferta de salvación, porque él intenta salvarse por sus méritos personales. Por supuesto quien hace esto es un insensato, pero este no es el tipo de insensato que el Señor señala en este pasaje.
El hombre a quien Cristo señala aquí es el que oye el Evangelio, escucha las palabras de Cristo, las acepta, las recibe con alegría, pero aun así, no las pone por práctica en su vida diaria, en sus relaciones interpersonales, en sus relaciones comerciales, pero sobre todo en su relación con Dios, es simplemente un oidor e incluso, un admirador de las palabras de Cristo y del Evangelio, pero nada más.
El hombre sabio es el que oye y pone en práctica lo que oye; por otro lado, el hombre necio oye lo mismo que oye el hombre sabio, pero no lo pone por práctica, él se limita a oír.
La roca entonces sobre la cual se construye la casa del hombre sabio son las palabras del Señor, “el que me escucha y vive de acuerdo a lo que me escucho decir, “es como un hombre prudente que edificó su casa sobre un cimiento sólido”; se puede entonces confirmar que ese cimiento es Su palabra; en este caso específico: el Sermón del Monte, pero el texto se puede aplicar a todas las enseñanzas del Señor Jesucristo.
Se puede evaluar la genuinidad del hombre sabio por su apego a la palabra de Cristo, ya que su cimiento sólido es su obediencia a la palabra de Cristo; este hombre sabio cree en Cristo y le obedece, no como una obediencia perfecta, pero sí con una obediencia sincera, su profesión cristiana descansa segura.
Es claro que la salvación descansa en la perfecta obra de nuestro Señor Jesucristo, pero debe de tomarse en cuenta que la profesión de fe del hombre sabio se nota en su obediencia. El hombre sabio puede decir con toda confianza: “Yo sé que soy cristiano, yo sé que voy camino al cielo, porque oye las palabras de Cristo y las obedece”; el insensato dice: “Yo sé que voy al cielo”, simplemente porque las oye, pero luego no hace nada con ellas.
SIMILITUDES ENTRE LOS DOS CONSTRUCTORES
Por un lado, hay un hombre sabio y prudente, por otro lado un hombre necio e insensato. El que está interesado en comprender las palabras del Señor desearía poder distinguir con claridad a los dos hombres de esta parábola; No obstante, vemos en la parábola que estos dos hombres se parecen en algunas cosas, y es precisamente por esas similitudes que algunas personas se engañan, creyendo que son lo que no son, porque hay ciertas cosas en las que el hombre necio se parece al sabio.
a) Ambos escuchan las palabras de Cristo
El Señor no está comparando aquí a un cristiano y a un mahometano, es decir, no está comparando a un hombre prudente y sabio que escucha las palabras de Cristo, el contenido de la Biblia, el mensaje del Evangelio, con otro que escucha el contenido del Corán; no es así. ¡Los dos hombres de esta parábola escuchan el mensaje de Cristo! Estos dos hombres se han expuesto al mismo Evangelio, a la misma predicación, al mismo mensaje bíblico y han tomado su tiempo para escuchar la palabra de Dios.
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