Mundo Espiritual
Enviado por omik110399 • 8 de Septiembre de 2014 • 503 Palabras (3 Páginas) • 330 Visitas
MUNDO ESPIRITUAL
El mundo espiritual comprende tres grandes divisiones: el cielo, el infierno y un lugar intermedio que Swedenborg llama «el mundo de los espíritus». En este último vive también el hombre, aunque inconscientemente, durante su vida natural. En este mundo se despierta después del breve período de inconsciencia que normalmente acompaña a la muerte física. En cada una de estas tres divisiones primarias existen innumerables subdivisiones, pero de éstas no es necesario que nos ocupemos por ahora. Lo principal en todas ellas es que son esencialmente estados de la mente humana, individual y colectiva. El cielo está constituido por un decidido amor al bien y a las verdades que lo apoyan, iluminan y dirigen, y el infierno, por un decidido amor al propio yo y a las falsedades que lo apoyan y justifican. El mundo de los espíritus es un estado en el que todavía se encuentran en la misma mente las influencias del cielo y las del infierno. Durante su vida terrena el hombre elige entre estas influencias, y después de su muerte física los resultados de su elección quedan completamente expuestos.
Las afirmaciones acerca del mundo espiritual suscitan a menudo dos dificultades de tipo contradictorio. De una parte, la vida en ese mundo se asemeja tanto a la vida que llevamos en éste que sus enseñanzas parecen reducirlo a una especie de lugar común. Por otra parte, las circunstancias fundamentales de ese mundo parecen tan remotas de la humana experiencia que es difícil concebir en esas condiciones una existencia humana real, estable y activa. Queda por ver si estas dificultades tienen fundamento. Antes expondré brevemente en qué sentido el mundo espiritual descrito por Swedenborg se asemeja a la vida de este mundo y en qué sentido difiere.
Se parece en estos aspectos: una vez que el alma se ha separado completamente del cuerpo físico —lo que usualmente ocurre al tercer día después de la muerte—- se halla, según le informan sus sentidos, exactamente como antes, salvo que el mundo material y todo lo que él contiene ha desaparecido de su conciencia. Todas las facultades corporales y mentales quedan intactas. Late el corazón, respiran los pulmones, come, bebe y duerme. Se reúne en sociedad y conversa con otros, y se divierte según sus gustos. Lee, estudia y trabaja de acuerdo con sus aptitudes y costumbres. El hombre sigue siendo hombre; la mujer, mujer, y el niño, niño. Se encuentra en un mundo cuyo paisaje circundante parece idéntico al mundo que acaba de dejar. Hay colinas, valles, ríos, lagos, mares, animales, plantas, ciudades y gente. En una palabra, está rodeado de objetos semejantes a los que le eran familiares durante su vida sobre la tierra. Aparentemente no hay diferencia alguna. Swedenborg asegura repetidas veces que la semejanza del otro mundo con éste es tan completa que, a menos que reflexione sobre el asunto, una persona no se da cuenta de que no vive ya en su cuerpo físico
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