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El alma del mundo (en latín: ánima mundi) es el espíritu etérico puro


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  1.334 Palabras (6 Páginas)  •  546 Visitas

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El alma del mundo (en latín: ánima mundi) es el espíritu etérico puro, el cual fue proclamado por algunos filósofos antiguos como lo subyacente en toda la naturaleza. Es lo que anima la naturaleza de todas las cosas como la misma alma anima al ser humano.

Por tanto, es de resaltar que: este mundo es, de hecho, un ser viviente dotado con alma e inteligencia [...] una entidad única y tangible que contiene, a su vez, a todos los seres vivientes del universo, los cuales por naturaleza propia están todos interconectados.

Platón, Timeo 29, 30

La idea se originó con Platón y también está presente en doctrinas orientales como el Brahman (Dios) y el atman (alma) en el hinduismo. Consecuentemente los estoicos creían que era la única fuerza vital presente en el universo.

El planeta es un ser espiritual viviente. Esto fue comprendido por los antiguos filósofos y alquimistas quienes se referían a la esencia espiritual del mundo como al anima mundi, el “Alma del Mundo.” Ellos consideraban el Alma del Mundo como a un espíritu etérico puro que abarca completamente toda la naturaleza, la esencia divina que habita y energetiza toda la vida en el universo.

A través de la historia, nuestro entendimiento del planeta, como un ser viviente con esencia espiritual, ha cambiado drásticamente. Platón decía, “El cosmos es una única Criatura Viviente que contiene todas las criaturas vivientes dentro de sí.”(2) Esta misma tradición continuó primero a través los gnósticos y más tarde entre los alquimistas. Esto sucedía al mismo tiempo que los Padres de la Iglesia envisionaban un mundo que no era ni divino ni sagrado; un Dios trascendental era la fuente de toda la creación, y la humanidad vivía en exilio del cielo, en estado de pecado. Esta doctrina creó una separación entre materia y espíritu, causando una visión del mundo separado de Su creador.

La noción de un mundo sagrado resurgió de tiempo en tiempo a lo largo de los siglos siguientes. Durante el despertar gótico del siglo doce, y más tarde durante el Renacimiento, el mundo creado fue visto, por breves períodos, como a la imagen externa del Alma del Mundo. En las catedrales, los arquitectos góticos reflejaron la visión de un orden sagrado dentro de la creación expresando este principio divino femenino. El Alma del Mundo animaba y daba forma a la naturaleza de acuerdo a proporciones divinas. Estas proporciones fueron expresadas en la creaciones de los arquitectos, mamposteros, escultores, y artistas de vidrio pintado de la época.(3)

Nuevamente, durante el Renacimiento, se experimentó la naturaleza como a una esencia espiritual viviente:

Si bien la teología medioeval había llevado a Dios a una esfera totalmente transcendente, para los renacentistas platónicos la naturaleza estaba permeada de vida, de Dios, y de una misteriosa numinosidad, expresión vital del Alma del Mundo y del poder viviente de la creación. En palabras de Ricardo Tarnas, “El jardín del mundo estaba encantado nuevamente, con poderes mágicos y significado trascendente implícito en cada expresión de la naturaleza.”(4)

Durante el Renacimiento, el Alma del Mundo era entendida como una esencia espiritual dentro de la creación, que guiaba el desarrollo de la vida y del cosmos. El filósofo renacentista Gideon Bruno decía que el Alma del Mundo, “ilumina el universo y dirige a la naturaleza en el modo correcto de producir sus especies.”(5) El Alma del Mundo también era considerada el principio creativo que los artistas del Renacimiento intentaban transmitir en sus trabajos. Su arte estaba basado en la mismas proporciones sagradas que ellos veían en la naturaleza; ellos entendían la imaginación como el poder mágico que puede “ atraer y transmitir las energías del anima mundi.”

El Renacimiento nos dejó grandes maravillas de arte y de imaginación. Pero este fue un florecimiento de breve duración. Al poco tiempo, la Iglesia Ortodoxa restableció la separación entre materia y espíritu, al mismo tiempo que el desarrollo de la ciencia comenzó a mostrar el mundo material como una máquina cuyos trabajos incorpóreos podían ser

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