N este mundo no hay nada tan seguro como la muerte y los impuestos.” Estas palabras fueron escritas 1789 por Benjamín Franklin. No obstante, numerosas personas hacen fraudes y evaden impuestos. La muerte en cambio, parece mucho más segura, pues nadie

“En este mundo no hay nada tan seguro como la muerte y los impuestos.” Estas palabras fueron escritas 1789 por Benjamín Franklin. No obstante, numerosas personas hacen fraudes y evaden impuestos. La muerte en cambio, parece mucho más segura, pues nadie por sí mismo escapa de sus garras; a la larga nos atrapa a todos.

Multitud de personas se plantean el objetivo y el significado de la vida y en la Biblia aprendemos que hasta personas muy sabias se han preguntado alguna vez si la vida es algo más que trabajar, casarse, tener hijos y envejecer. Pensemos en el justo Job, en medio de una terrible prueba dijo las palabras JOB 14:1, 2. Su alegría se había desvanecido y hasta llegó a pensar que Jehová lo había abandonado.

La angustia prolongada pudo ensombrecer por completo su modo de ver la vida. Había perdido todo: sus hijos, riquezas y hasta su salud. Consumido por el sufrimiento físico y emocional, Job un hombre de fe incomparable clamó a Dios de la siguiente manera JOB 14: 13-15.

El termino Seol se refiere al lugar simbólico al que todos los humanos vamos al morir. Job consideraba que ir a la tumba sería un alivio, allí terminarían sus penas y desgracias. Estaría a salvo y protegido, como un tesoro escondido por Dios mismo.

¿Esperaba permanecer en el Seol por siempre? No, pues rogó a Dios: “ Que me fijaras un límite de tiempo y te acordaras de mí!”. Tenía fe en que Jehová no se olvidaría de él y confiaba en que estaría allí durante un tiempo. Y comparó ese período a un “trabajo obligatorio”, una espera forzosa. Pero ¿Hasta cuándo esperaría? Él contestó: “Hasta que llegue mi relevo o liberación”. Así que Job será eximido de esa carga cuando sea liberado del Seol, es decir, cuando sea resucitado.

¿Qué garantía tenía de que ese momento llegará? Él conocía bien lo que siente nuestro amoroso creador por sus siervos que han fallecido. “Tú llamarás -le dijo a Dios- y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo.” Job reconocía que era obra de las manos de Jehová y el le había concedido la vida y también podría devolvérsela .

¿De qué modo ilustró Job su convicción que Dios lo sacaría de la sepultura? Mediante un árbol cuya descripción hace suponer que se trataba del olivo. “Porque existe esperanza hasta para un árbol” -dijo Job-. Talar un olivo no significa su fin. Solo muere si se le arranca de raíz. Pero si esta permanece intacta, vuelve a brotar con vigor renovado.

Incluso en el caso que un olivo sufra una sequía grave y prolongada, el tocón marchito puede revivir. Job vivía en una tierra seca y polvorienta, donde probablemente había visto muchos viejos tocones de olivo que parecían secos y sin vida. Pero cuando llegaba la lluvia, el árbol “muerto” volvía a la vida y de sus raíces salía un nuevo tronco como

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