NOE EJEMPLO DE OBEDIENCIA
Enviado por ZAPATAL • 1 de Octubre de 2013 • 1.539 Palabras (7 Páginas) • 507 Visitas
Hijo de Lamec y décimo hombre en la línea desde Adán por medio de Set. Nació en el año 2970 a. E.C., ciento veintiséis años después de la muerte de Adán. Cuando Lamec dio a su hijo el nombre de Noé, dijo: “Este nos traerá consuelo aliviándonos de nuestro trabajo y del dolor de nuestras manos que resulta del suelo que Jehová ha maldecido”. (Gé 5:28-31.)
Exento de falta entre sus contemporáneos. El mundo en el que vivía Noé había degenerado. En aquellos días, ciertos ángeles habían abandonado su propio y debido lugar de habitación y se habían casado con las hijas de los hombres, de modo que habían engendrado una raza de “hombres de fama” que recrudecieron la violencia que llenaba la tierra (Gé 6:1-4; Jud 6), hasta “que toda inclinación de los pensamientos del corazón [del hombre] era solamente mala todo el tiempo” y la tierra estuvo “arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. (Gé 6:5, 11, 12.) No obstante, Noé evitó la corrupción, de suerte que la Palabra de Dios dice que era un “hombre justo” que “resultó exento de falta entre sus contemporáneos“ y “andaba con el Dios verdadero”. (Gé 6:8, 9.) De él se podía decir con toda propiedad que estaba “exento de falta”, pues a diferencia de aquel mundo impío, satisfizo plenamente lo que Dios requirió de él. (Compárese con Gé 6:22; véase PERFECCIÓN.)
Jehová manifiesta su propósito de destruir aquel mundo. Jehová marcó un límite de tiempo para la existencia de aquel mundo impío, diciendo: “Ciertamente no obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente, sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años”. (Gé 6:3.) Esas palabras constituían un decreto judicial divino. Unos veinte años después nació el hijo primogénito de Noé (probablemente Jafet, 2470 a. E.C.), y el registro muestra que otro hijo, Sem, nació dos años más tarde. No se dice, sin embargo, cuándo nació Cam, pero los tres hijos habían crecido y se habían casado cuando Noé recibió las instrucciones divinas para construir un arca. Por consiguiente, es probable que solo faltasen cuarenta o cincuenta años para que llegase el Diluvio. (Gé 6:13-18.) Introducido en un pacto con Jehová (Gé 6:18) y ayudado por su familia, Noé emprendió el trabajo de constructor y “predicador de justicia”, y advirtió a aquella generación inicua de la inminente destrucción. (2Pe 2:5.)
Conservación de la vida a través del Diluvio. La gente no creía que Dios fuera a destruir aquel mundo inicuo. De modo que fue debido a su fe fuerte por lo que Noé hizo “conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así”. (Gé 6:22.) Por su fe inquebrantable en Jehová, el escritor cristiano de la carta a los Hebreos lo incluyó entre aquellos que formaban parte de la “tan grande nube de testigos”. Pablo dijo: “Por fe Noé, habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas, mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según fe”. (Heb 11:7; 12:1.)
Siete días antes de que las aguas del Diluvio empezasen a caer, Jehová le dio instrucciones a Noé para que introdujese a los animales en el arca. El séptimo día de esa semana, “entró Noé, y con él sus hijos, y su esposa, y las esposas de sus hijos, en el arca antes de que empezaran las aguas del diluvio. [...] Después Jehová cerró tras él la puerta”. En ese mismo día “llegó el diluvio y los destruyó a todos”. (Gé 7:1-16; Lu 17:27.)
Por medio de los ocupantes del arca se mantuvo la continuidad de la vida humana y animal. Asimismo, también sobrevivió la adoración verdadera, y por medio de Noé y de su familia, Dios conservó la historia de la creación —junto con una cronología que se remonta hasta la creación del hombre— y el lenguaje original (llamado posteriormente hebreo). Noé hizo un registro exacto de los acontecimientos importantes acaecidos durante su estancia en el arca. (Gé 7:11, 12, 24; 8:2-6, 10, 12-14.)
Las bendiciones postdiluvianas y el pacto del arco iris. Después de pasar aproximadamente un año en el arca, Noé y su familia salieron a una tierra que había sido limpiada. El arca se había posado en las montañas de la cordillera del Ararat. Debido al aprecio que sentía por la bondad amorosa de Jehová, su misericordia y mano protectora, Noé construyó un altar y ofreció “algunas de todas las bestias limpias y de todas las criaturas voladoras limpias” como sacrificio a Jehová.
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