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Naturaleza Y Objeto De Revelacion


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2012  •  3.107 Palabras (13 Páginas)  •  4.458 Visitas

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Trabajo Práctico de For Doc

NATURALEZA Y OBJETO DE REVELACIÓN

Revelar significa sacar el velo, mostrar algo. Lo que Dios hizo fue revelarse a si mismo y manifestar el misterio de su voluntar, por lo tanto el objeto revelado es Él mismo. También revela la trinidad, la encarnación y la gracia, por eso se pone en manifiesto el fin cristiano: llegar al padre, por el hijo, en el Espíritu Santo.

La relevación divina hace referencia a:

• El diálogo de amistad entablado por dios: busca al hombre corrupto por el pecado y entabla un dialogo de amistad

• El amor de Dios para con los hombres: la revelación procede del amor y persigue una obra de amor que es introducir al hombre en la vida trinitaria en Dios mismo

• Y el modo de revelarse de dios por medio de loes hechos y palabras: hay gestos concretos que lo demuestra, por ejemplo las obras concretas y también por palabras. Estos van unidos en lo más profundo.

Según el Dei Verbum:

“Mediante la revelación divina quiso Dios manifestarse a Sí mismo; “para comunicarles los bienes divinos que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana”.

“Dios, principio y fin de todas las cosa Mediante la revelación divina quiso Dios manifestarse a Sí mismo; “para comunicarles los bienes divinos que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana”.

Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón humana, partiendo de las criaturas.”

“Dispuso Dios revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo. En consecuencia, Dios habla a los hombres como amigos y mora con ellos para recibirlos en su compañía. Este plan se realiza con hechos y palabras conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados para las palabras; la verdad acerca de Dios de la salvación se nos manifiesta por la revelación en Cristo.”

“Después que Dios habló muchas veces , “últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo” ; pues envió a su hijo para que viviera entre ellos y les manifestara los secretos de Dios , Jesucristo , “hombre enviado a los hombres”, “habla palabras de Dios” y lleva a cabo la obra de la Salvación.”

“Jesucristo con su total presencia y manifestación personal y con su muerte y resurrección; finalmente con el envío del Espíritu de verdad completa la revelación y confirma el testimonio divino que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y resucitarnos a la vida eterna. La economía cristiana nunca cesará.”

LA SAGRADA TRADICIÓN

La sagrada tradición es parte de la revelación divina hecha a los hombres. Cristo les predico a los apóstoles el evangelio y les da el mandato de trasmitirlo a todas las naciones de la tierra, ponen por escrito el mensaje. Solo queda mantenerlo vivo, es aquí donde los apóstales nombres sucesores, los obispos, dejándoles a cargo el magisterio y de ahí nace la tradición de la iglesia cuya misión es perpetuar la predicación apostólica hasta el fin de los tiempos. La tradición apostólica es un componente activo: vivir y conservar aquello que recibieron.

El Dei Verbum dice: “Dios da a los hombres testimonio de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación, se manifestó personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio; alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención. Llamó a Abraham padre de un gran pueblo, al que luego instruyó por los Patriarcas, por Moisés y por los Profetas, y de esta forma, fue preparando el camino del Evangelio.”

Latourelle señala un sentido dinámico de la revelación que vale aclarar.

La Dei Verbum (DV) dice: Dispuso Dios que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones, por eso Cristo mandó a los Apóstoles que predicaran el Evangelio; este lo completó Él y lo promulgó con su propia boca. Fue realizado por los Apóstoles y varones apostólicos.

Para que el Evangelio se conservara los Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos.

La predicación apostólica debía conservarse hasta el fin de los tiempos; lo que enseñaron los Apóstoles encierra todo lo necesario para que el pueblo de Dios aumente su fe y la Iglesia perpetúa y transmite a todas las generaciones todo lo que ella es, todo lo que cree.

La Iglesia tiende a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios.

El dinamismo se da por el crecimiento de la comprensión de los contenidos de la tradición, es decir que no hay más contenidos sino que se comprenden más profundamente. Con esto vemos que el depósito de la fe no se agota en las sagradas escrituras, sino que es vivificado por la tradición apostólica iluminada por el Espíritu Santo.

La tradición y la escritura están estrechamente unidas, brotan de la misma fuente que es la revelación divina misma y expresan que dios es uno y trino y tienden hacia la salvación del hombre.

Según el Dei Verbum: “La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están unidas y compenetradas; surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin.”

“La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Prelados y fieles colaboran en la conservación, en el ejercicio y en la profesión de la fe recibida.”

“El oficio de interpretar la palabra de Dios ha sido confiado únicamente al Magisterio de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve.”

“La Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia están entrelazados y unidos de tal forma que no tiene consistencia el uno sin el otro, y que juntos, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas.”

La tradición y la escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de dios, confiado en la iglesia. Se piensa que la revelación es un patrimonio del magisterio, que ellos lo toman y hacen con el lo que les conviene pero el concilio vaticano II aclara que: la tradición y las escrituras son el deposito de la fe, y que éste es un patrimonio de todos los cristianos, también

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