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Nueva Era


Enviado por   •  11 de Abril de 2013  •  16.587 Palabras (67 Páginas)  •  384 Visitas

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Capítulo 1:

Nueva Era. Origen

El New Age tiene sus raíces en la "Sociedad Teosófica" fundada en 1875 en New York por una rusa, Helena Blavatsky, básicamente espiritista, quien dice haber recibido sus enseñanzas de unos "seres espirituales especiales" o "maestros ascendidos". Para saber qué es la " Sociedad Teosófica", necesitamos conocer qué es la Teosofía.

La Teosofía es la creencia o pretensión de tener conocimiento místico directo de la "divinidad", sobre ésta y el mundo, mediante doctrinas y prácticas secretas, esotéricas, ocultistas.

Blavatsky funda en 1875 la "Sociedad Teosófica" que es una mezcla de ocultismo y misticismo oriental (básicamente lo que es hoy el New Age). La sucede como presidenta Annie Besant, quien trató en 1929 de presentar un nuevo "mesías" al mundo: un hindú que rechazó el status que le asignó y se separó del movimiento.

Pero es Alice Bailey (1880-1949), tercera presidenta, inglesa radicada también en E.E.U.U.; quien es considerada la "suma sacerdotisa" de la "Sociedad Teosófica". Ella funda el "Trust de Lucifer" (hoy "Lucis Trust") y, como médium espiritista, decía recibir mensajes de un cierto "maestro de sabiduría" muerto, un tibetano. (No es mera casualidad que sea oriental, como veremos más adelante.)

Capítulo 2:

¿Creen en Dios los seguidores de la Nueva Era?

Hay tres modelos básicos de creencias sobre la idea de Dios.

• El primer modelo, es el del ateo, o sea la creencia de que no existe Dios, ni tampoco hay un Creador divino; solamente la evolución es la clave. Los ateos de la Nueva Era tienden a ser humanistas. El manifiesto humanista dice que: "ninguna deidad nos salvará; tenemos que salvarnos nosotros mismos... Las promesas de salvación eterna o el temor a la condenación eterna son engañosas y dañinas... La ética y la moral son autónomas, dependen de la situación, y no necesitan de la aprobación teológica ni ideológica. La razón y la inteligencia son los instrumentos más efectivos que posee la humanidad..."

• El segundo modelo es la creencia panteísta de que existe "una fuerza o energía universal y que el encuentro con esta realidad fundamental del universo se lleva a cabo, durante un estado místico de la conciencia.". "En contraste con la ética cristiana del evangelio, la Nueva Era está generalmente centrada en una energía divina, indefinida e impersonal, en un principio que transciende todo lo que existe... Cada persona es Dios... Cada ser es esencialmente divino."

• El tercer modelo es el politeísta: la creencia en que hay en muchos dioses. Constance Cumbey, autora del libro Los peligros ocultos del arco iris, dice que "el movimiento [de la Nueva Era] adora a todos los dioses paganos incluyendo Pan [el de la naturaleza], Buda [el budista], Shiva [el dios de la destrucción], y hasta adoran al propio Lucifer [Satanás]". 15 Yo quisiera mencionar a Isis, la diosa del sol, quien es muy popular entre las feministas antivida, los masones y el movimiento ecológico.

Capítulo 3:

Rasgos de la "Nueva Era" en los escritos de Anthony de Mello

Panteísmo: muestra a Dios, no como Nuestro Padre, cercano, creador y Señor de todo, como el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas, sino como el dios impersonal y lejano de la "Nueva Era", como una "energía" que está en todo y forma parte de todo.

Ausencia de normas o valores precisos: no hay distinción clara entre el bien y el mal, pues estos dependen de las preferencias de cada persona. No hay culpa o maldad. Se niega o minimiza el pecado y el Sacramento de la Confesión.

Relativismo religioso: todas las religiones son iguales ya que todas son buenas. La Iglesia Católica no es ya la verdadera, sino una más entre otras.

Menosprecio del Evangelio: sus ideas, influenciadas por el hinduismo, pretenden enriquecer el cristianismo, implicando necesariamente que las enseñanzas de Cristo son pobres. Cristo ya no es la Palabra definitiva del Padre, sino una palabra más entre otras.

Menosprecio de la Biblia: la Biblia es solamente uno de los diferentes libros inspirados, inferior al llamado "conocimiento-de-sí".

Esoterismo de la oración: la oración no es un diálogo personal con Dios, fruto de la fe y de la gracia, sino un método para llegar a la "iluminación", producto de "ciertas técnicas" y de conocer una "sabiduría oculta".

Menosprecio de Jesucristo: Jesús no es el único Camino, la única Verdad y la verdadera Vida; sino un profeta más entre varios como Buda, Mahoma, etc.

Entronización del auto-conocimiento: la santidad es la libertad a la que llegamos tras descubrir la "iluminación" que está dentro de nosotros mismos; no proviene, por tanto, del estar abiertos a la gracia de Dios, ni del ejercicio de la caridad o de la humildad. Si lo importante es la "iluminación" interior, el Papa, los santos y las Escrituras constituyen en realidad una especie de estorbo entre Dios y nosotros.

Desvalorización de la Cruz de Cristo: el sufrimiento está en la mente y hay que eliminarlo lo que sólo logran los "iluminados". De esta forma se desvaloriza la Cruz y el sufrimiento redentor de Cristo y de los seres humanos. Hay una especie de adormecimiento de la conciencia, que minimiza la solidaridad cristiana para comprometerse con el dolor y la necesidad del prójimo.

Capítulo 4:

¿Cómo ha sido el proceso de penetración del New Age?

Al pasar la humanidad de una concepción teo-céntrica del mundo, en la cual Dios era el centro, a una concepción antropo-céntrica, en la que el hombre se convierte en el centro, se fueron introduciendo cambios en los conceptos de la fe, en las normas morales, en las actitudes y valores, en las formas de vida y costumbres de las personas. Aunque estos cambios se han venido sucediendo paulatinamente desde el Renacimiento, no hay duda de que es en este siglo, cuando se van dando las condiciones que hacen posible la penetración franca y más generalizada de los errores del New Age. Para ver cómo ha sido el cambio en la sociedad y en los individuos que la integran desde fines del siglo pasado, puede verse en la Encíclica "Humanum Genus" del Papa León XIII y un extracto de otra Encíclica suya, "Praeclara Gratulationis". Además, ha habido un cambio de mentalidad que se ha producido en forma intensa y acelerada durante la segunda mitad de este siglo, y que lo resume de la siguiente manera Mássimo Introvigne, Director del Centro de Estudios

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