Padre Juan De Velasco
Enviado por onakenh • 2 de Enero de 2013 • 1.564 Palabras (7 Páginas) • 504 Visitas
Padre Juan de Velasco
Nació en Riobamba el 6 de enero de 1727, falleció en Faenza, Italia, el 29 de junio de 1792. Hijo de Juan de Velasco y López de Moncayo (español) y de María Pérez Petroche. Sus estudios primarios los realizó en el colegio de los jesuitas de Riobamba. En 1743 ingresó al Seminario de San Luis de Quito, al año siguiente pasó al noviciado de la Compañía de Jesús de Latacunga, donde hizo sus votos religiosos el 23 de julio de 1746. Después del terremoto de 1747 que afectó gravemente a esa ciudad, se dirigió a Quito para estudiar Filosofía en el Colegio Máximo y finalmente Teología en la Universidad de San Gregorio donde obtuvo su doctorado, para luego ser ordenado sacerdote en 1753.
Inició su labor sacerdotal y docente en Cuenca, de allí pasó a Ibarra y luego a Popayán, que entonces también pertenecía a la Real Audiencia de Quito. Mientras cumplía con sus deberes religiosos dedicó grandes esfuerzos a la investigación y recolección de informaciones, datos, personajes, idiomas, leyendas, costumbres y tradiciones sobre el Reino de Quito.
El destierro
En las primeras horas del 16 de agosto de 1767, sorpresivamente los miembros de la Compañía de Jesús de Quito fueron notificados con la decisión del rey de España de expulsarlos de todos sus dominios. Inmediatamente, el padre Juan de Velasco, junto a todos sus compañeros, abandonaron para siempre nuestro territorio. Luego de un largo viaje, finalmente el 24 de octubre de 1768 se radicó en Faenza, donde vivió en condiciones muy precarias afectado por una progresiva arterioesclerosis que fue minando su vitalidad.
En medio de esas dificultades y con gran muestra de talento y fuerza de voluntad emprendió su mayor obra titulada: "Historia del Reino de Quito en la América y crónica de la provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino". Veinte años de paciente labor de investigación, sistematización y consulta de sus innumerables notas, ocupó la estructuración y redacción de su monumental trabajo, cuyos dos primeros tomos los remitió, para su autorización y publicación a don Antonio Porlier del Consejo del rey de España, el 15 de marzo de 1789, y el tercero el 1º de agosto del mismo año.
Velasco, Maldonado y Espejo
El padre Juan de Velasco es uno de los grandes forjadores de nuestra Patria, a través de su gigantesco trabajo nos entregó los elementos fundamentales que constituyen los cimientos de la conciencia de nuestra identidad nacional. Como lo destaca Juan Valdano, el padre Juan de Velasco (1727-1792), junto a Pedro Vicente Maldonado (1704-1748) y a Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747-1795), constituyen esa tríada de vigorosas individualidades del siglo XVIII, que con sabiduría y entereza proyectaron en el horizonte universal el nítido perfil de nuestra Patria. Los tres fueron los visionarios que estudiaron y comprendieron las raíces profundas de nuestra identidad.
Contextualización del patriotismo de Velasco
En 1789, el “quiteño”1 Juan de Velasco terminaba su Historia del Reino de Quito en la América meridional2.
Se trata de una de las historias escritas por jesuitas expulsos hispanoamericanos, en la que más claramente se manifiesta la presencia de una naciente conciencia nacional.
Velasco forma parte de un grupo de ex jesuitas criollos que desde su exilio3 en Italia emprenden la defensa de su América nativa, frente a las ideas anti-americanistas de varios filósofos y naturalistas europeos.
El exilio impuesto acentúa en ellos un amor patrio que se traduce en la necesidad de defender “su” América, al tiempo que tratan de satisfacer un sentimiento de identidad, de arraigo y pertenencia que debido a la distancia,
se intensifica y fortalece en ellos.
Los sentimientos regionalistas, patrióticos o prenacionalistas que afloran en las obras de estos ex jesuita apuntan más a una concienciación de mentalidades, a crear esa viva y activa voluntad colectiva, que a una intencionalidad independentista6.
En la “Prefación” a la Historia natural, Velasco declara que los motivos que le llevaron a escribir la Historia fueron “hacer un servicio a la nación y a la patria” (1:23). En Velasco todavía se puede apreciar,
como ocurre también en Clavijero o Molina, esa doble o ambivalente lealtad tanto hacia la Madre Patria, España, como hacia su Patria chica, el Reino de Quito. Al mismo tiempo, en la “Prefación,” manifiesta la necesidad de definir una identidad en la que confluyan Europa y América sin que equivalga exactamente a ninguna de las dos: “ni soy Europeo, por haber nacido en América, ni soy americano, siendo por todos
lados originario de Europa”
El sentimiento patriótico de Velasco hacia el Reino de Quito es el motivo que inspira la temática de toda su obra, tanto histórica como literaria. Su empeño en escribir la Historia del Reino de Quito en castellano
y no en italiano, como hicieron sus compañeros de Orden, y su vehemente deseo de publicarla, son síntomas de la intencionalidad de la labor velasquiana: dotar al Reino de Quito de una identidad física,
natural,
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