Pasos Para Orar
Enviado por djv3rol • 25 de Septiembre de 2013 • 364 Palabras (2 Páginas) • 458 Visitas
Al orar, considere lo siguiente:
• Emplee el lenguaje de la oración, lo que indica que ama y respeta a su Padre Celestial. Sea cual sea el idioma en que ore, use un lenguaje apropiado y respetuoso. Por ejemplo, emplee los pronombres Tú, Ti, Tuyo y Tu.
• Exprese siempre gratitud por las bendiciones que recibe. Si hace un misericordioso ha sido el Señor con usted.
• Ore pidiendo particularmente la guía y la ayuda del Espíritu Santo. Demuestre que valora esa bendición siendo sensible para percibir las impresiones del Espíritu. Luego, siga valientemente esas impresiones
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• Ore con amor y caridad. Ore por las personas, nombrándolas. Pida inspiración para comprender sus necesidades y atenderlas. Ore por el bienestar de sus contactos, de los investigadores, de los conversos nuevos y de los miembros menos activos. Ore por los miembros y por los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares de su área. Ore por su familia. Ore por su compañero, por los demás misioneros y por el presidente de la misión. Ore para saber cómo puede ayudar a los demás, y esté dispuesto a sacrificarse por ellos.
• Ore para que se le indique a dónde ir y qué hacer. Ore para que se le guíe hasta aquellos que estén preparados para recibir el mensaje de la Restauración. Ore para poder reconocerlos.
• Reconozca que su Padre Celestial sabe mejor que usted mismo lo que le hace falta. Fíese del Espíritu para saber lo que debe pedir en sus oraciones (véase 3Nefi 19:24; D. y C. 46:28, 30).
• En sus oraciones de la noche, dé cuenta al Señor de sus actividades del día; después, repase con Él los planes que tenga para el día siguiente. Preste atención a las impresiones del Espíritu.
• Ore para vencer la tentación. El dejarse llevar por la tentación interfiere con el Espíritu.
• Ore y, cuando sea apropiado, ayune para recibir bendiciones especiales.
• Ore y medite sobre las Escrituras; éstas le abren la puerta a la revelación.
• Crea en que Dios contestará sus oraciones. Reconozca que los pensamientos de Dios no son sus pensamientos (véase Isaías 55:8–9), y confíe en que Él contestará sus oraciones a Su propia manera y en Su propio tiempo.
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