Pedro niega a Jesús

Pedro niega a Jesús

Mientras Jesús estaba siendo condenado, a Pedro lo reconoce una criada como su seguidor y lo pone en graves problemas exponiéndolo en frente de la multitud. A Pedro le daba vergüenza ser conocido en esta ocasión como un seguidor de Jesús ya que de alguna manera lo condenarían a él también por serlo. Por eso, en ese momento el terror se apoderó de él, y al verse encerrado se desmoronó y negó a su Maestro con juramentos, diciendo que no conocía a Jesús-

¿Dónde había quedado aquella fidelidad hasta la muerte que había prometido a Jesús?

Mientras que las multitudes seguían a Jesús con admiración, a Pedro no le importó estar a su lado y ser valiente, pero ahora que Jesús era despreciado, admitir una relación con él implicaba pagar un alto precio, tal vez hasta perder la vida. En ese caso, no se le ocurrió mejor idea que negarlo para no salir perjudicado.

Todo esto llevó a Pedro a descubrir que era débil y cobarde en el momento de entregar su vida, al no admitir su condición para no perder su orgullo.

Luego lo reconocieron dos veces más, la segunda vez fue  una voz masculina: «Eres uno de ellos». Y más tarde otro hombre repite la misma acusación, al notar el acento de Pedro que lo delató como proveniente de galilea: «Estabas con él». A estas denuncias, el apóstol no duda en jurar tres veces: «¡No conozco a Jesús! ¡No soy uno de sus discípulos! ¡No sé lo que decís!».  Que lo reconocieran y juzgaran en frente de todos, hizo trizas la seguridad que Pedro tenía en sí mismo. Su orgullo había distorsionado su visión de la misión de Cristo, el cual solo le había dado amor. Pedro no comprendió en ese momento que el amor lo lleva a uno a entregarse, que el amor lo lleva a uno a morir, y que eso, a fin de cuentas, es vivir más.

Me llama la atención, ya que al colocar los acontecimientos de esta manera, es muy fácil ver el fuerte contraste que existe entre la valiente confesión de Jesús declarando que él era el Mesías, y la cobardía de Pedro negando por tres veces que conoce a Jesús. Hasta se puede relacionar con la traición de Judas, ya que, como él, Pedro se dejó llevar por las multitudes, que lo presionaron y pusieron contra la pared. Sin embargo, Pedro se avergonzó de sus actos y lamentó haberlo hacho mas tarde.

Pero por eso elegí este texto, porque lo cierto es que esta actitud es normal, nadie es perfecto y todos nosotros negamos a Dios alguna vez en momentos de presión en los que sentimos que no está bien amarlo. Además, si estuviéramos en su situación seríamos iguales que él, fue difícil la situación que tuvo que pasar y es entendible.

 Cuando consideramos a los hombres de Dios que aparecen en las Escrituras, viendo sus fracasos y también sus victorias, nos resulta fácil identificarnos con ellos. Pero si sólo tratara de personas perfectas, no tendría ninguna utilidad para nosotros.

Hoy en día podemos darnos cuenta que este problema es muy común tal vez porque somos débiles o no queremos que la gente nos juzgue. Y por eso este texto nos motiva a ser fuertes, valientes y entender que no está mal a quien sigamos, lo que nos guste, o lo que nos deje de gustar, y que no hay que sucumbir ante las presiones del mundo exterior, tenemos que ser fieles a nosotros mismos y a quienes somos, porque eso, también es una forma de amar. Y si alguna vez dudamos podemos arrepentirnos, como lo hizo Pedro, y volver a intentar encontrar nuestro camino.

...