Pensamiento Laico
Enviado por Nelystar • 16 de Marzo de 2014 • 528 Palabras (3 Páginas) • 320 Visitas
¿Existe el pensamiento laico?
sea sumamente estrecho, el pensamiento laico nos recuerda que uno es el límite que da sentido a la otra: la conciencia sólo sigue siendo libre si rechaza el dogma. Podemos decir que la condición que le impone el pensamiento laico al quien ejerce su libertad de conciencia es que no la asfixie orientándola hacia un dogma que terminará por anegarla. Desde esta perspectiva, en este nivel teórico y prescriptivo, la incompatibilidad entre el pensamiento laico y el pensamiento religioso es insuperable.6 De ahí que el pensamiento laico se encuentre en permanente tensión con otras libertades que encuentran anclaje en la libre conciencia: las libertades religiosa y de culto, por ejemplo, encuentran gran parte de su sentido y horizonte en la observancia de determinados dogmas que el pensamiento laico rechaza y, en una cierta medida, combate. Y sin embargo, desde otra perspectiva, la laicidad es una condición de posibilidad para engarzar una cadena de libertades que se inicia con la libertad de conciencia, pasa por la libertad religiosa y, en sentido amplio, desemboca en la libertad de expresión. De hecho, precisamente al abrazar la razón crítica y rechazar el dogma, el pensamiento laico, entre otras gestas, defiende que nadie pueda ser censurado, sancionado, castigado, etc., por lo que piensa y expresa. De ahí su conexión profunda con el pensamiento liberal. Es más: la laicidad también tiene una cierta vinculación con otras como las libertades de reunión y de asociación para algunos fines determinados, como lo es el culto de una religión. En un cierto sentido, aunque parezca paradójico, el pensamiento laico sienta las bases para que esas libertades sean posibles. Esto, obviamente, si nos tomamos en serio el concepto de libertad y asumimos que el ejercicio de la misma sólo tiene sentido cuando existe la posibilidad de elegir entre alternativas —en este caso religiosas— diferentes. En ese ámbito, la laicidad —al rechazar que exista una verdad inconcusa— ofrece una base de legitimidad para esa diversidad de opciones. Todas esas libertades —como nos enseñó Stuart Mill— pueden ejercerse dentro de los límites que imponen los derechos de terceros y algunos bienes públicos que merecen una protección especial. La conexión entre la laicidad y estas libertades se ubica precisamente en la lógica que inspira dichos límites: el pensamiento laico ofrece las bases teóricas para que dichas libertades puedan ejercerse, legítimamente, en contextos en los que la pluralidad de creencias, concepciones, ideologías, etc., es una realidad. Y esos contextos, como nos indica la experiencia, son todas las sociedades humanas. Al combatir el dogmatismo y promover la libertad de conciencia, el pensamiento laico, sienta las bases para reconocer la legitimidad de esa diversidad y, dentro de ciertos límites, de sus múltiples expresiones. Y por lo mismo, paradójicamente, la relación entre el
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