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Reflexion De La Pelicula El Gran Milagro


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  4.460 Palabras (18 Páginas)  •  8.387 Visitas

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El Gran Milagro: algunas reflexiones para sacarle todo el “gusto”.

Hace como un mes y medio me hablaron de la película “El Gran Milagro”. Me dijeron que era un dibujo animado y que podía ser muy buena para los niños que se preparan a la Primara Comunión. Demoré cerca de un mes en buscarla, y en encontrar una horita para verla.

Quien me la recomendó no se equivocaba, pero se quedaba corto. La película es un verdadero “hallazgo”. Basada en unas supuestas revelaciones privadas, expresa de modo sencillo verdades muy profundas de nuestra fe católica. La he recomendado y casi todos los que la han visto –además de llorar mucho, mucho…- han sido enriquecidos por su mensaje, me cuentan que les ha ayudado a vivir mejor la Sagrada Eucaristía.

Quiero compartir algunas apreciaciones y comentarios, que pueden ayudar a quienes usen la película para dar catequesis sobre la Eucaristía.

El texto que escribo quiere ser simple, pero antes de cada párrafo mío coloco alguna cita del Catecismo y de otros textos magisteriales que aclaran, fundamentan o explicitan algunas afirmaciones de la película.

Espero que ustedes también la disfruten como yo.

1. La Eucaristía y la Vida:

En realidad, este gesto humilde y sencillo (la presentación de las ofrendas) tiene un sentido muy grande: en el pan y el vino que llevamos al altar toda la creación es asumida por Cristo Redentor para ser transformada y presentada al Padre. En este sentido, llevamos también al altar todo el sufrimiento y el dolor del mundo, conscientes de que todo es precioso a los ojos de Dios.

Sacramentum Caritatis, 47

En definitiva, « en el ‘‘culto'' mismo, en la comunión eucarística, está incluido a la vez el ser amado y el amar a los otros. Una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma »

Sacramentum Caritatis, 82

Los tres personajes principales tienen situaciones personales muy difíciles y a la vez muy parecidas a las de la “gente común”. Por eso creo que la película provoca mucha emoción e identificación en quienes la miran.

La chica siente la soledad por la muerte de su esposo, y a la vez ha entrado en un ritmo frenético de trabajo, que le impide vivir plenamente su vocación como madre.

El conductor del colectivo tiene a su hijo con un cáncer muy avanzado, y siente que ya no tiene fuerzas para seguir. Esta situación dolorosa le hace dudar de la presencia y del amor de Dios.

La abuelita siente que ya no tiene una razón para vivir, y que es una carga, una molestia para los demás.

Lo valioso del argumento de la película es que los tres descubren, ayudados por los niños-ángeles, que pueden ofrecer todos esos problemas a Dios, y unirlos al Sacrificio de Cristo. En la Misa reciben fuerzas para seguir adelante.

Por otra parte, en el caso de la chica, vivir la Santa Misa le ayuda a cambiar de actitud y pasar más tiempo con su hijo, en lugar de trabajar en exceso.

La enseñanza es que la Liturgia está totalmente vinculada con la vida, no es como un “meteoro” que cae en nuestra vida, sino que se relaciona con ella: a ella podemos llevar la vida y de ella salimos fortalecidos y deseosos de ser mejores. Y no solo nos da el deseo de ser mejores: nos da la fuerza para hacerlo.

2. El ángel de la Guarda:

Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio Magno). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.

CCE 338

En la película aparece continuamente el ángel de la Guarda o Ángel Custodio. La existencia de los Ángeles custodios es una verdad de fe, como expresa el texto del Catecismo antes citado. La Oración colecta de la liturgia del 2 de octubre dicen así:

Oh Dios, que en tu providencia inefable te has dignado enviar a tus santos ángeles para nuestra custodia; te suplicamos nos concedas vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo.

Él ha sido creado por Dios para ayudarnos a llegar al Cielo. Está siempre a nuestro lado, nos ayuda, nos consuela, nos aconseja, siempre. No lo podemos ver, pero es real. Algunos santos han desarrollado mucho un diálogo continuo con su ángel de la Guarda, bajo cuya dirección han encontrado modos de vivir su vocación.

Tal vez uno de los detalles que puede traer confusión, es que en la película los ángeles toman cuerpo. Esto no es imposible (Dios puede permitirlo por alguna causa) pero sí infrecuente. Si se ve la película con niños, hay que aclararles que es un recurso de la película.

3. Los ángeles en la Misa

La tensión escatológica suscitada por la Eucaristía expresa y consolida la comunión con la Iglesia celestial. No es casualidad que en las anáforas orientales y en las plegarias eucarísticas latinas se recuerde siempre con veneración a la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, a los ángeles, a los santos apóstoles, a los gloriosos mártires y a todos los santos.

Ecclesia de Eucharistia, 19

La Liturgia es "acción" del "Cristo total" (Christus totus). Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de los signos, de la liturgia del cielo, donde la celebración es enteramente comunión y fiesta.

Los celebrantes de la liturgia celestial

El Apocalipsis de san Juan, leído en la liturgia de la Iglesia, nos revela primeramente que "un trono estaba erigido en el cielo y Uno sentado en el trono" (Ap 4,2): "el Señor Dios" (Is 6,1; cf Ez 1,26-28). Luego revela al Cordero, "inmolado y de pie" (Ap 5,6; cf Jn 1,29): Cristo crucificado y resucitado, el único Sumo Sacerdote del santuario verdadero (cf Hb 4,14-15; 10, 19-21; etc), el mismo "que ofrece y que es ofrecido, que da y que es dado" (Liturgia Bizantina. Anaphora Iohannis Chrysostomi). Y por último, revela "el río de agua de vida [...] que brota del trono de Dios y del Cordero" (Ap 22,1), uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo (cf Jn 4,10-14; Ap 21,6).

Recapitulados" en Cristo, participan en el servicio de la alabanza de Dios y en la realización

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