Religiosidad
Enviado por triny4567 • 24 de Julio de 2013 • 349 Palabras (2 Páginas) • 240 Visitas
La espiritualidad cristiana
(A la luz del Documento de Aparecida)
Una auténtica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor. La experiencia de un Dios uno y trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite superar el egoísmo para encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda en la Trinidad.
Es Dios Padre quien nos atrae por medio de la entrega eucarística de su Hijo (cf. Jn 6, 44), don de amor con el que salió al encuentro de sus hijos, para que, renovados por la fuerza del Espíritu, lo podamos llamar Padre: Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios.
En la historia de amor trinitario, Jesús de Nazaret, hombre como nosotros y Dios con nosotros, muerto y resucitado, nos es dado como Camino, Verdad y Vida.
Cristo es la Verdad
Porque en Él, en su vida y en su persona, se revela:
el amor infinito con que Dios ama al hombre
y, en consecuencia, la verdad de Dios y del hombre.
Esto es, que la participación en la vida divina es la meta a la que Dios convoca al ser humano.
Cristo es el Camino
Porque, con su palabra y con su vida, nos muestra la vía que permite llegar a la meta: se accede a la participación en la vida trinitaria, uniéndose a Cristo, reproduciendo en la propia vida, bajo la guía del Espíritu Santo, la vida de Jesús hasta llegar a formar una sola cosa con Él.
Cristo es la Viida
Porque resucitado y ascendido a los cielos, atrae hacia Sí, comunicando, mediante el envío del Espíritu Santo y la efusión de la gracia, la vida y la fuerza que permiten recorrer el camino y llegar a la comunión con la Trinidad, incoadamente durante el existir terreno, plenamente, si se ha sido fiel al don de la gracia,en la eternidad.
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