Reporte de lectura – la rueda de la vida

[pic 1]                                                Christopher A. Ochoa Sanchez

2do Reporte de lectura – la rueda de la vida

Elizabeth Kubler Ross nos narra sus vivencias en su adultez cuando entro a la facultad de medicina, y el como fue tratada por todo el personal de la facultad, su trabajo, sus compañeros y por su familia. No obstante, el enterarse que su cuñado estuviera enfermo de cáncer al poco tiempo de que se casara con su hermana Eva, fuese una gran noticia y un gran pesar para su hermana por todo lo que habían vivido.

Son tantas las vivencias que podría mencionar, pero me marcaron profundamente dos de ellas : la forma en la que trato e incluyo de nuevo a la vida  a las personas con problemas mentales, aún en nuestros días continúan algunas prácticas, que lejos de ayudarlos, los hunden en profundos abismos, difíciles de vencer, ciertamente representan un peligro para la humanidad, pero a diferencia de la guerra, es una batalla que se libra en el interior, la peor pesadilla, es el odio; discriminación,  el rechazo, el aislamiento, la soledad, etc., porque todas esas experiencias las viven dentro de ellas No sé si es un poco falta de sensibilidad e inteligencia emocional o falta de tacto, lo que si es cierto es que muchos se van sin recibir el abrazo de sus propios padres, muchos hemos pensado a lo largo de la vida, que las personas enfermas requieren estar solas, que gran error, ellas necesitan más amor, más compasión.

Me impresiona su fe, siempre a prueba, su enorme compasión por todos aquellos que la rodearon, la sensibilidad que desde niña tuvo hacía sus semejantes, el valor de la sinceridad, aferrada a defender sus creencias, pero sobre todo la compasión que prodigaba al prójimo, olvidando en muchos momentos compadecerse de ella misma.

En la reflexión de este capítulo he querido centrarme en el trabajo de Elisabeth con moribundos y la aportación de conocimientos que con ello ha conseguido para todos los que asistían a sus seminarios y conferencias, dejando, en ocasiones, a un lado detalles familiares.

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