SANTO TOMAS DE AQUINO

SANTO TOMAS DE AQUINO

La vida de Tomás de Aquino (ca. 1225 – 1227) no fue fácil. Quizás la historia de su infancia y adolescencia explique buena parte de su silencio y retraimiento inicial.. Hijo y nieto de una familia perteneciente a la nobleza guerrera lombarda y normanda, sus padres, Landolfo de Aquino y Teodora de Teate, estaban emparentados tanto con los emperadores germánicos como con los reyes de Francia, Castilla y Aragón. En cuanto a hermanos, tuvo diez. Seis varones – todos militares o políticos – y cuatro hermanas de las cuales tres se casaron con condes.

Realmente, no había mucha tradición eclesiástica en la familia. Sin embargo las posesiones del señorío de Aquino quedaban cerca de la abadía benedictina de Monte Casino y, desde la edad de 5 hasta los 11 años, Tomás fue enviado allí para formarse en humanidades, música y religión. Hacia 1236 deja la abadía para matricularse en la Universidad de Nápoles en dónde, según la estructura de materias de la época, estudió el Trivium – gramática, lógica y retórica – y el Quadrivium – música, matemática, geometría y astronomía. Por la época del fallecimiento de su padre, hacia 1243, recibió el hábito de la Orden de Santo Domingo y los Dominicos, temiendo que la familia se lo llevara, lo enviaron a Roma.

El temor de los Dominicos no era infundado. De hecho, su madre y sus hermanos no estaban para nada de acuerdo con su decisión de tomar los hábitos. Tanto es así que terminaron secuestrándolo y encerrándolo durante casi dos años en la fortaleza de San Juan de Rocca Secca en dónde hicieron lo posible y hasta intentaron lo imposible para apartarlo de su vocación. Pero fue inútil. El hombre había tomado una decisión y estaba firmemente decidido a llevarla hasta las últimas consecuencias. Y no sólo eso: su ejemplo terminó sirviendo para que hasta la mayor de sus hermanas, Marotta, también tomara los hábitos. Su tiempo de cautiverio lo invirtió en el estudio de las Sagradas Escrituras, la “Metafísica” de Aristóteles y las "Sentencias" de Pedro Lombardo. Cuando por fin recuperó la libertad, sus hermanos Dominicos comprobaron con asombro que Tomás había progresado tanto como si durante todo ese tiempo hubiese asistido a una Universidad.

Una vez libre, Tomás inmediatamente hizo sus votos y se fue a Roma. De allí se trasladó a París en 1245 y tres años más tarde a Colonia en dónde lo hallamos como alumno de San Alberto Magno y donde Conrado de Hochstaden, Arzobispo de esa ciudad, lo ordenará sacerdote. Hacia 1252 comienza a enseñar en París y cinco años más tarde recibe su doctorado en Teología.

De allí en más, su vida puede sintetizarse en unos pocos pero muy significativos y substanciales verbos: rezar, predicar, enseñar, escribir y viajar.

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