SOBRE LA NECESIDAD DE PROMOVER EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
Enviado por Andrés Márquez Mfc • 25 de Enero de 2017 • Ensayo • 1.833 Palabras (8 Páginas) • 319 Visitas
CARTA ENCÍCLICA
POPULORUM PROGRESSIO
DEL PAPA PABLO VI
SOBRE LA NECESIDAD DE PROMOVER EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
“SI POR UN MOMENTO NOS PUSIERAMOS EN SUS ZAPATOS”
Según la Encíclica, se presenta en materia social la Constitución Pastoral en la labor de coordinar y desarrollar algunos temas de la enseñanza social: “El gozo y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y toda clase de afligidos, las cuales son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo”1. Estas palabras expresan el motivo que inspiro el documento del Concilio, el cual parte de la constatación de miseria y subdesarrollo, en los que viven tantos millones de seres humanos. En pocas palabras la problemática tratada es el llamado que hace la Iglesia al mundo en general “de promover el desarrollo de los pueblos más pobres, de favorecer y mejorar la justicia social entre las naciones, de ofrecer a los que se hallan menos desarrollados una ayuda que les permita proveer, ellos mismos y para sí mismos, a su progreso”2. Sencillamente como es expresado en el título “Si por un momento nos pusiéramos en sus zapatos”, el mundo, los pueblos, las naciones, todos entenderían el problema que cada pueblo posee. ¿Pero para que promover este tipo de desarrollo?
Una simple respuesta tiene esta pregunta y es concientizar a cada hombre de su labor que tiene con Dios en la Tierra, de dejar a un lado el bien propio y pensar en el bien común para crear una sociedad con niveles de calidad de vida. Necesitamos más humanismo pues aún hay esperanza de cada día ser mejores, tenemos que colaborarnos más como civilización hay gente que necesita de nosotros y en lo que podamos colaborar debemos hacerlo y siempre sin esperar nada a cambio.
El hombre siempre busca la plenitud de la libertad, de apartarse de la miseria, y alejarse de todas las opresiones y situaciones que lo indignan del vivir el hoy tranquilamente mientras busca la evangelización de Dios en los pueblos. Pero la desigualdad en cuanto a lo anterior crece puesto que los pueblos ricos gozan de un rápido crecimiento, mientras que los pobres se desarrollan lentamente.
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- Constitución pastoral “gaudium et spes” sobre la iglesia en el mundo actual. Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965.
- Motu proprio Catholicam Christi Ecclesiam, 6 de enero de 1967: AAS.59 (1967) 27.
Esta desigualdad en la sociedad ha sido determinante para los conflictos sociales que permiten el choque de civilizaciones, pero solo la iglesia y el desarrollo de esta en métodos de labor misionera es el ejemplo divino de que “la iglesia nunca ha dejado de promover la elevación humana de los pueblos, a los cuales lleva la fe en Jesucristo, como único fin que el hombre predique la evangelización de los pueblos y el desarrollo de la verdadera plenitud del hombre, teniendo la plenitud los valores superiores del amor, la oración, la amistad y la contemplación del verdadero hombre que fraterniza en los pueblos y difunde el desarrollo integral del hombre, el hombre debe encontrar al hombre, las naciones deben encontrarse entre sí como hermanos y hermanas, como hijos de Dios”3.
El hombre sin otro hombre no es nadie, el hombre sin Dios no es nadie, el ayudarnos mutuamente el colocarnos en el puesto o en los zapatos del otro nos hace creer en la evangelización de Dios y en la palabra de un mundo más humano para todos, en donde el desarrollo de un pueblo forma un lazo de fraternidad de cada uno de nosotros, esto como símbolo de paz y prosperidad entre las naciones con el fin de progresar en la humanidad y en las naciones, simplemente para que de esta manera cada hombre pueda desarrollarse como la verdadera comunidad universal que está destinado a hacer.
Hoy por hoy la iglesia sigue afirmando que el desarrollo de los individuos y de los pueblos no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad: “Debemos suscitar en todo el Pueblo de Dios el pleno conocimiento de la función que los tiempos actuales piden a cada uno, en orden a promover el progreso de los pueblos más pobres, de favorecer la justicia social entre las naciones, de ofrecer a los que se hallan menos desarrollados una tal ayuda que les permita proveer, ellos mismos y para sí mismos, a su progreso”4. Aunque Si observamos el mundo el día de hoy esta solidaridad ha fallado. Entonces la solución es sencilla y es volver los ojos a esta encíclica y observar qué no hemos hecho y qué debemos hacer, es el hecho de pensar en los demás y de ponerse en la situación de los demás, pues aún hay suficiente tiempo antes de que los pueblos atrasados desaparezcan. Aunque antes de esto debemos preguntarnos cada ser humano, ¿verdaderamente buscamos construir una sociedad más justa y humana?, es decir ¿realmente estamos comprometidos con el bien de todos?, sencillamente sin nuestra participación solidaria, la participación de cada pueblo y nación, no permitiremos que estos pueblos lleguen a su destino y a su desarrollo nacional.
El hombre desarrollado, creador de la industrialización y de la empresa que es el actor y creador de riqueza, si quiere ser congruente con su vocación, debe de actuar con su producción y distribución de los bienes y servicios que están bajo su dominio, para poder ayudar y favorecer a los hombre y pueblos a su evolución.
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- Gaudium et spes n. 3, l. c. 1026.
- Motu proprio Catholicam Christi Ecclesiam, 6 de enero de 1967: AAS.59 (1967) 27.
El desarrollo del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad. Hay que buscar una verdadera unión entre las naciones para ayudar y guiar a los pueblos más débiles. La solidaridad es un deber de las personas, así como también es un deber de todas las naciones. Todos los pueblos debemos llegar a ser por sí mismos artífices de nuestro desarrollo, esa es la meta que debemos conseguir, la meta que quiere la iglesia.
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