San Benito Y Sus Tambores
Enviado por dexiteran • 22 de Febrero de 2015 • 1.682 Palabras (7 Páginas) • 202 Visitas
INTRODUCCIÓN
Entendemos por cultura a todas aquellas manifestaciones materiales, espirituales e ideológicas que representan a una o varias personas y que las identifican como parte de un conjunto mayor de individuos, estas manifestaciones nos diferencia unos de otros, ya que cada grupo social construye sus propias representaciones culturales de acuerdo a sus preferencias, sus antepasados y creencias.
Por tal motivo Conocer Las actividades culturales llevadas a cabo en nuestro territorio, es conocer una parte de nosotros como venezolanos y sentirnos identificados con estas manifestaciones, es apreciar los regalos dejados por nuestros ancestros, en tal sentido en esta oportunidad conoceremos el culto a San Benito con sus Chimbangueles, el cual más que la practica de una creencia religiosa, presenta códigos de origen ancestral, que se fueron creando y re-creando desde la Colonia hasta nuestros días.
JUSTIFICACIÓN
Es muy importante que las nuevas generaciones conozcan las manifestaciones culturales propias de nuestro país, ya que es una manera de preservar nuestra identidad nacional. Al estudiarlas, nos percatamos lo rica que es nuestra cultura. Lo que se evidencia en la realización de bailes típicos, nuestra artesanía y la variedad del folklore venezolano. Una de las manifestaciones culturales de Venezuela más arraigadas es la devoción hacia nuestros santos como es en el caso de san Benito de Palermo.
Es prioritario compartir y difundir las diversas expresiones culturales que conforman la identidad de los venezolanos fortaleciendo los vínculos entre cada uno de los estados que integran nuestro país, por tal razón en este caso conoceremos los pormenores del culto y el tributo rendido a san Benito.
OBJETIVO GENERAL
Proporcionar al lector conocimientos racionales sobre la actividad cultural de los “Los Chimbangueles de San Benito” a lo largo de la Historia y de su manifestación en distintos lugares del país, contribuyendo al fortalecimiento de las capacidades del sector cultural, así como a la sensibilización hacia la cultura venezolana.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
• Dar a conocer las actividades que forman parte de la cultura venezolana.
• Difundir las diversas expresiones culturales que conforman la identidad de los venezolanos.
• Demostrar que la actividad de Los Chimbangueles de San Benito, más que una fiesta pública, es una herencia ancestral que debemos seguir manteniendo.
SAN BENITO Y SUS CHIMBÁNGUELES
San Benito nació en 1526 en San Fratello o San Filadelfo, Sicilia, de padres cristianos, Cristóbal Manassari y Diana Larcari, descendientes de esclavos de origen africano. De adolescente Benito cuidaba el rebaño del patrón y desde entonces, por sus virtudes, fue llamado el «santo moro». Cuando tenía más de 20 años entró en contacto con la comunidad de la Orden de Frailes Menores, conocidos como franciscanos, por su fundador, Francisco de Asís. Decidió ingresar a la orden, en el convento de Santa María de Jesús en Palermo, pero como era analfabeta se le asignaron tareas en la cocina de la comunidad. El carisma franciscano absorbió los impulsos del joven y se entregó a imitar el ejemplo de caridad de Francisco de Asís. Se le tenía en tal aprecio que en 1578, siendo religioso no sacerdote, fue nombrado superior del convento. Por tres años guió a su comunidad con sabiduría, prudencia y gran caridad. Se cuenta que logró imponer una estricta disciplina de pobreza y austeridad entre los frailes. Con ocasión del Capítulo provincial se trasladó a Agrigento, donde, por la fama de su santidad, que se había difundido rápidamente, fue acogido con calurosas manifestaciones del pueblo.
Al emular al fundador de la orden, Benito se ganó la admiración de sus contemporáneos y de las generaciones posteriores, que le elevaron a los altares. Nombrado maestro de novicios, atendió a este delicado oficio de la formación de los jóvenes con tanta santidad, que se creyó que tenía el don de escrutar los corazones. Finalmente volvió a su primitivo oficio de cocinero. Un gran número de devotos iba a él a consultarlo, entre los cuales también sacerdotes y teólogos, y finalmente el Virrey de Sicilia. Para todos tenía una palabra sabia, iluminadora, que animaba siempre al bien.
Humilde y devoto, redoblaba las penitencias, ayunando y flagelándose hasta derramar sangre. Realizó numerosas curaciones. Cuando salía del convento la gente lo rodeaba para besarle la mano, tocarle el hábito, encomendarse a sus oraciones.
En 1589 enfermó gravemente, luego recibió los últimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589 expiró en Palermo a la edad de 63 años, pronunciando las palabras de Jesús moribundo: «En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu». Su culto se difundió ampliamente y vino a ser el protector de los pueblos negros. Fue canonizado por Pío VII el 24 de mayo de 1807.
Su cuerpo, que aún se conserva incorrupto en el convento de Santa María de Jesús junto a Palermo, empezó en el acto a ser objeto de la pública veneración de los palermitanos. Los innumerables milagros obrados
...