Señor Aqui Estoy

Vivir la pasión de nuestro señor Jesucristo y su paso por el camino de la cruz nos dispone a acompañar el dolor de la injusticia, y la angustia de la crucifixión del amor.

Al hombre de hoy, oprimido por las preocupaciones, los fracasos, el estrés, sometido por el poder, postrado por responsabilidades demasiado pesadas, turbado por las desgracias y las enfermedades, abatido por la muerte, a este hombre, e esta mujer, a vos a mí, Dios nos dice: “Levántate, ponte de pie, camina…” “¡Mi hijo vive!” y con él, por él, vos también vivís y eres su hijo.

Tenemos la fuerza y pongámonos en las manos del Padre Bueno que nos vuelve a decir que la muerte, el sufrimiento, la injusticia, no tienen la última palabra, la vida triunfa, la resurrección de Jesús es nuestra esperanza.

Debemos contemplar este camino, pero no como meros espectadores…somos invitados a imitarlo y hacerlo nuestro. De esta manera comprendemos que el camino de Jesús es también el de nuestra vocación cristiana que nos enseña a ser solidarios con el dolor ajeno, y a poner en práctica la fe en Jesucristo heredada de nuestros familiares y a ejemplo de las primeras comunidades cristianas compartirla con quienes la necesitan.

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