Sociedades Secretas.

19 de enero de 2016

Introducción

El conocimiento y el libre pensamiento han sido dos temas muy castigados por algunas instituciones religiosas, sistemas políticos, senos familiares o en el sistema educativo mismo influenciado por las dos primeras instituciones. La persecución y represión de formas de pensamiento opuestos a ideales del poder, han llevado a muchos sistemas a perseguir y castigar a quienes piensan u obran de una forma distinta, por lo que la formación de grupos, organizaciones, ordenes o instituciones se han realizan con la finalidad de trabajar de forma libre pero secreta diversos temas de interés en particular.

El presente ensayo busca describir lo que son las sociedades secretas, el por qué son iniciáticas, algunas características e instituciones que han permeado la vida y la historia de la civilización desde sus respectivas fundaciones.

Sociedad Secreta

Cuando se habla de algo “secreto” existe la tendencia a relacionarlo con algo negativo, llegando a caer en temas conspirativos, satanistas, especulativos o esotéricos.

El libro “Las religiones constituidas en Occidente y sus contracorrientes” define una sociedad secreta como “un grupo cuyas actividades regulares son reservadas estrictamente a sus miembros y cuyas reuniones comportan un ritualismo tradicional”^[1]. Es decir, no es como algunas sociedades u organizaciones en las que por seguir los preceptos y creencias ipso facto se considera como parte de la misma, sino que se tiene que ser formalmente recibido en la organización para tener acceso a esa información.

Hermes

Eduardo Schuré, en su libro “Los Grandes Iniciados”, recopila en la historia de Hermes filosofía de acceso al conocimiento a través de una iniciación y conocimiento al cual se accede una vez que se ilumina al candidato. “El alma tiene sentidos dormidos, la iniciación los despierta”^[2]. El relato demuestra lo protegido que eran los secretos de tal manera que era necesario realizar una serie de pruebas llenas de simbolismo para demostrarse merecedor de “la luz”. Al terminar las pruebas si se llegaba a los resultados esperados “el hierofante recibía al recién llegado y le hacía prestar, bajo las imprecaciones más tremendas, el juramento del silencio y de la sumisión”3. Con base en la reflexión, el iniciado comenzaba a comprender el sentido simbólico de las pruebas y para entender ese cúmulo de simbolismos, era necesario haber atravesado toda la iniciación para comprenderlos. De entre las líneas del libro que subrayé, la que se me queda muy arraigada es: “La verdad no se da: Se la encuentra. Nosotros no podemos hacer de ti un adepto; hay que llegar por trabajo propio”4. De aquí concluyo brevemente que el hermetismo que guardan las sociedades secretas radica en que se requiere ser iniciado en el conocimiento para de ahí tener un conocimiento básico para develar los misterios que existen dentro de la sociedad a la que se está entrando.

La iniciación

La etimología de la palabra “iniciación” proviene del latín “initium” que, según el artículo “Sociedades Secretas Actuales” la describe como “preparación o inicio”. También menciona que partiendo de la etimología, “un INICIADO o "Mystae” (el que sabe callar), era toda persona que previa preparación, se disponía a recibir un nuevo y más amplio conocimiento de lo que le rodeaba”^[3]. Tomando en cuenta que una Sociedad Secreta ha construido toda una estructura de niveles y jerarquías de conocimiento privilegiado, esta solo se les muestra a quienes están preparados para formalmente iniciar un recorrido a través de la institución observando e interpretando sus respectivos símbolos. De ahí la importancia de que una Sociedad Secreta sea iniciática, si no se es parte de la organización, carece de veracidad ya que quienes forman parte de, han jurado no revelar los secretos y símbolos que de ahí emanen. Es conveniente mencionar que tampoco se recibe conocimiento superior del grado en el que se encuentra el iniciado.

Lenguajes simbólicos

Una de las formas de generar un legado de conocimiento que permanezca en el secreto es a través de los símbolos, que sólo para quienes sepan interpretar sus contenidos, serán capaces de obtener el conocimiento que ahí reside. La RAE define un símbolo como “la representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada^[4]“. Es importante separar los signos de los símbolos ya que no se refiere a la misma cosa. Un signo describe a un elemento, fenómeno o acción material que sirve para representar o sustituir otro (puede ser un sonido, objeto, etcetera), sin embargo un símbolo tiene una interpretación dependiendo del contexto en el que se viva.

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