También Tenemos Un Sueño Edith Astigueta

También tenemos un sueño

“Yo tengo un sueño de que un día cada colina será bajada, que los sitios sinuosos serán enderezados, que la gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá al unísono. Esta es nuestra esperanza.

Con esta fe seremos capaces de esculpir en la montaña de la desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad…para trabajar juntos y rezar juntos…” (Martin Luther King)

Hace más de cincuenta años que Martin Luther King escribió estos pensamientos en la histórica manifestación en pro de los derechos civiles en los EE.UU.

Cuando en nuestro país, vivimos momentos marcados por la ausencia de entendimiento y credibilidad, estas palabras parecen cobrar actualidad. Y también nos nacen sueños. Sueños que tienen que ver con el diálogo, con las esperanzas , con la necesidad de abrir caminos y surcos de confianza, porque, también, queremos rezar juntos, los de aquí y los de allá….Y se hace difícil en escenarios agitados y discordantes.

Celebramos actos litúrgicos, eventos espirituales, renovamos y reforzamos la fe en nuestras comunidades, retiros, diferentes jornadas de formación, vivimos eucaristías; alimentándonos del Dios vivo; pero de pronto, se bajan las defensas y no logramos “esculpir la piedra de la esperanza, ni construir la férrea sinfonía de la hermandad”. Nuestras debilidades,obviamente, permean la iglesia y la sociedad, moviendo sus estructuras humanas… ¿Será que la hora de la decisión y la valentía de los verdaderos seguidores de Cristo, aún tarda en imponer su verdad? Ciertamente, no en vano murió y resucitó por nuestra causa. La cruz del calvario, su sangre derramada y su tremenda misericordia; son más fuertes que las estructuras y ritmos del momento.

Es un deber asumir nuestra realidad, mirarla con cariño porque es nuestra, trabajar con esperanza en la construcción del sueño compartido. Es un deber de todos buscar encuentros, todos queremos ser felices, con lo justo y lo necesario, y Dios nos quiere alegres siempre. Por tanto, tendremos que hablar, más, con Él en la oración, en el canto de alabanza, en la meditación; única forma movilizar nuestras voluntades para conseguir nuestros sueños.

Edith Astigueta

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