Teología. Unidad2_Evangelismo
Enviado por Samuel García González • 26 de Enero de 2020 • Apuntes • 2.332 Palabras (10 Páginas) • 269 Visitas
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1. Lea los PDF:
- Mencione las cuatro razones para evangelizar.
Existen diferentes razones que nos llevan a pensar en la necesidad y obligación que tenemos de compartir el Evangelio, las Buenas Nuevas, a nuestros semejantes. Así. Dentro de estas razones, podemos encontrar las siguientes:
- Es un mandato de Dios. Cuando Jesús ascendió a los cielos, él no sugirió la importancia de predicar el Evangelio; lo ordenó. Lo estableció como un mandato. No evangelizar implica desobedecer este mandato y perder la razón de ser que tenemos como Iglesia.
- Es una prioridad. La salvación de las almas es el propósito de la Iglesia. Debemos tener presente la urgencia de predicar el Evangelio a nuestros semejantes porque cada día muere gente que está condenada al infierno. En este sentido, Dios ha colocado a la iglesia en el mundo con un propósito, que es el de ser sal y luz, predicando el Evangelio a toda criatura.
- Es una necesidad. Cuando tenemos una comunión íntima con el Espíritu Santo, somos impulsados a evangelizar. El espiritual no se aísla del mundo, sino, más bien, va al mundo a dar las buenas noticias de parte de su Señor. Así, compartir el Evangelio se convierte en necesidad cuando estamos en orden con Dios y en comunión íntima con su espíritu.
- La cosecha está lista. El Señor ya tiene a mucho pueblo preparado para recibir el mensaje del Evangelio. En este sentido, es interesante ver como la obra de Dios Él mismo la sujeta a la acción de los hombres. Él ya viene preparando los corazones de la gente como los de Cornelio, pero nosotros hemos de ir y hablarles acerca del mensaje de la cruz.
- En qué autoridad evangelizamos. Diga dos citas bíblicas.
Ésta es una muy buena pregunta que creo que todos los cristianos debemos hacernos. ¿Con qué autoridad vamos y le decimos a otro que debe cambiar su religión? ¿Cuál es nuestro derecho?
Principalmente, nuestra autoridad viene dada por el Hijo de Dios, Jesucristo, quien es la autoridad suprema tanto en el cielo como en la tierra. Por ejemplo, vemos como en Hechos 1:8, Jesús les dice a sus discípulos: “recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”. La autoridad viene dada por Jesús y, por tanto, por Dios mismo. En Marcos 16:15-16 dice “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Es evidente que esta autoridad debemos reconocer que no está en nosotros y, por tanto, nuestra predicación debe ser humilde y sencilla, pero la autoridad dada por el mismo Jesús es suficiente para que nosotros prediquemos el Evangelio a toda criatura.
2. Lee el capítulo 9 del libro: La evangelización en la iglesia primitiva (El enlace al libro aparece al principio del curso).
- En un folio explica cuáles deben ser las 3 motivaciones correctas a la hora de evangelizar. ¿Cómo se reflejaban estas motivaciones en la iglesia primitiva y cómo deben reflejarse en nosotros hoy?
Vemos, en las vidas de los primeros cristianos, un deseo genuino por compartir el Evangelio. Aunque este deseo también estuvo acompañado de grandes pruebas y dificultades, observamos en los primeros cristianos algunas claves que les ayudaron a superar dichas dificultades. Así, la motivación de los cristianos no estaba simplemente en obedecer el mandato de Jesús (Mateo 28), sino, más bien, ellos eran impulsados por algunas motivaciones que por su relación con Dios habían sido puestas en sus corazones:
- Encontramos, en primer lugar, el sentido de gratitud por el mensaje que ellos mismos habían recibido. Aquellos hermanos nuestros habían descubierto que Dios, por medio de Jesús, es decir, el Amor hecho carne, había decidido reconciliarse con la humanidad a través del sacrificio de su Hijo. Este descubrimiento les había abierto las puertas hacia el Padre, y por tanto el libre acceso hasta Él. Dado que ellos habían recibido este amor, eran impulsados a compartir con otros por la gratitud que sentían hacia Dios. Así, este amor se presentaba a través de la presencia y el servicio cristianos, y también del testimonio. Es ésta la principal motivación de los cristianos primitivos, y debiera ser también la nuestra. Me resulta interesante, no obstante, la inclusión del servicio como medio evangelístico, pero creo que no debemos caer en pervertir la razones de servir a las personas: les servimos por amor a Dios, pero no por hacer “proselitismo barato”. El objetivo de nuestro servicio debe ser el amor y la gratitud, pero no el conseguir que la gente venga a nuestras iglesias.
- En segundo lugar, los cristianos evangelizaban por el sentido de la responsabilidad que tenían, por el deseo de llevar vidas coherentes al compromiso adquirido. Los primeros cristianos eran conscientes de que vivían bajo la mirada de Dios, y ello hacía que predicasen el Evangelio por agradarle a Él. Eran también conscientes de que ni aún nuestras mejores obras podrían ser suficientes para agradar a Dios, y el temor de tener que presentarse algún día ante un Dios santo y bueno que les juzgase les llevaba a ser consecuentes con el mensaje del Evangelio y llevarlo a toda criatura.
Así, vemos también la importancia que toma la relación personal con Dios en este ámbito: la conciencia de un Dios que está siempre presente es un motivo más para predicar el Evangelio a cada persona. De este modo, nosotros mismos estamos llamados a ser responsables, y personalmente creo que es, de los motivos para predicar, el que menos conocemos. Al pensar que la salvación es por pura gracia (cosa que es así), caemos en el error de que Dios no juzgará nuestros actos: pero Dios nos pedirá cuentas por lo que hicimos en el tiempo que Él nos regaló. Luego debemos ser coherentes con lo que creemos y asumir la responsabilidad encomendada.
- Por último, el sentido de preocupación influía en la predicación de los creyentes. Jesús vino a buscar lo que se había perdido; el ser humano es incapaz, por sí mismo, de restablecer su relación con Dios, y está perdido sin Él. La muerte en sus pecados significa la muerte eterna. Todo esto hacía que los cristianos entendiesen la urgencia de predicar el Evangelio, por la deuda con Cristo, pero también con la humanidad. La necesidad de presentarles a Jesús a aquellos que no tenían a Cristo los impulsaba más en la causa del Evangelio. De este mismo modo, nosotros vemos como, día a día, miles (sino millones) de personas mueren y van camino de una eternidad sin Dios. El hecho de que a veces esto no nos duela debiera hacernos reflexionar y preguntarnos: ¿Por qué no los puedo ver con los ojos que Cristo les ve? Pidamos a Dios que insufle compasión, misericordia, y preocupación por los perdidos en nuestros corazones. Sólo al tener claro esa urgencia y necesidad, nuestro evangelismo podrá ser poderoso y compasivo al mismo tiempo.
3. Visualice el video de John Stott: Impactar la sociedad. (Dos folios)
¿De qué trata el sermón?
El sermón expuesto por el maestro de la palabra John Stott nos habla acerca de la posibilidad de impactar la sociedad
¿Cuál es la idea central del sermón?
La idea central de este sermón es la importancia de ser sal y luz en este mundo oscuro y corrompido. El predicador nos reta a influir en el mundo de manera positiva, y no conformarnos a la sociedad actual.
¿De qué nos quiere convencer el predicador?
El predicador parte de una idea clave: en un mundo lleno de valores, ideas, religiones, etc. diferentes y, en muchos casos, incompatibles entre sí, los cristianos somos llamados a ser sal y luz. El mismo Jesucristo desea que sean estos valores los que prevalezcan, porque él ama la justicia y la verdad.
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