Tonatzin/ Guadalupe
Enviado por aemonteros • 10 de Noviembre de 2014 • 686 Palabras (3 Páginas) • 190 Visitas
En el mismo lugar del cerro del Tepeyac donde se levantó la primera capilla a la Virgen de Guadalupe, hubo desde siglos atrás un adoratorio indio a la diosa Tonatzin, nombre que significa lo mismo que el título más frecuente para referirse a la Virgen: nuestra madre. El dato hace tan sospechoso el nuevo culto guadalupano que fray Bernardino de Sahagún, en su Historia General de las Cosas de la Nueva España, lo menciona y lo condena con estas duras palabras en 1570:
"Y ahora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, [los indios] también la llaman Tonatzin [...]; parece ésta una invención satánica, para ocultar la idolatría bajo la equivocación de ese nombre Tonatzin, y los indios vienen de muy lejos, tan lejos como antes, la cual devoción es también sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias a Nuestra Señora y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonatzin, como antiguamente".
Cuando los franciscanos quisieron detener el culto por las mismas razones que fray Bernardino, jamás mencionaron apariciones ni estampado milagroso.
Fue así porque en el primer siglo después de la Conquista sólo se decía que la imagen hacía milagros y eso era ya suficiente para indignar el celo franciscano. Así que el martes 8 de septiembre de 1556, fiesta de la natividad de la Virgen, el provincial de los franciscanos, fray Francisco de Bustamante, en implacable sermón ante el virrey don Luis de Velasco y la Real Audiencia, condenó el culto.
Uno de los testigos relata así el momento: La cabeza de los franciscanos en la Nueva España manifestó que estaba obligado a denunciar como perniciosa la devoción "que la gente de la ciudad ha tomado en una ermita y casa de Nuestra Señora que han titulado de Guadalupe". Se refirió a los muchos trabajos pasados por los evangelizadores para dar a entender a los indios que no creyesen en imágenes, pues eran de piedra y palo, "y venir a decirle ahora a los naturales que una imagen pintada ayer por un indio llamado Marcos hacía milagros, era sembrar gran confusión y deshacer lo bueno que se había plantado".
En 1556, como puede observarse, todavía nadie se atrevía a decir que la imagen era de aparición milagrosa, pues vivía el pintor, Marcos Cipac de Aquino. Se afirmaba que "hacía milagros", lo cual ya resultaba escandaloso para los buenos frailes que tantos esfuerzos habían pasado para que los indios dejaran de venerar sus imágenes paganas, sólo para descubrir horrorizados que ahora veneraban otras,
Pero hay un testimonio, si bien indirecto, del principal testigo del portento: fray Juan de Zumárraga, primer obispo y primer arzobispo de México. Recordemos la leyenda piadosa (como la llamaría fray Servando Teresa de Mier 200 años después): el obispo no cree en las apariciones y pide una prueba. La Virgen le indica a Juan Diego que corte unas rosas y se
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