UN JOVEN NAZARENO BUSCÁNDONOS Y NOSOTROS DEJÁNDONOS ENCONTRAR

UN JOVEN NAZARENO BUSCÁNDONOS Y NOSOTROS DEJÁNDONOS ENCONTRAR

Reconocemos que la ausencia de experiencias amorosas en los jóvenes ha dificultado la construcción de una identidad cristiana, porque nuestra identidad no se entiende sin los abrazos y el cariño.

Asumimos que nos toca vivir en un mundo donde ronda la violencia y la desesperanza. La manera en que está estructurada la sociedad ha fracturado nuestras relaciones de amor. Se generan parálisis que no permiten contemplar el amor y dolernos ante las realidades de pobreza. Necesitamos rehabilitarnos para descubrir quiénes somos.

Como jóvenes necesitamos darnos el tiempo para tener una relación de amor con Jesús porque esta relación nos llevará a la rehabilitación. No son las teorías o discursos los que conquistarán nuestro corazón. Este joven nazareno nos busca para poner las vendas que nos curen y ejercitar nuestros afectos. Jesús quiere devolver la vida y la esperanza a los jóvenes.

Jesús nos ama por ser personas, no le importan los títulos, la posición social o la imagen. Jesús nos dignifica desde nuestra condición humana. Él nos hace ver al otro como hermano y quererlo por ser persona.

Jesús ha puesto un fuego en este encuentro que deseamos compartir con otros. No podemos encontrar nuestra identidad solos sino en Compañía de los otros y de Jesús. El joven cristiano necesita de la vida de comunidad para encontrar su identidad.

Hoy la realidad nos pide ser jóvenes creativos, valientes y con una gran esperanza. La sociedad necesita de jóvenes enamorados para transformar las relaciones deshumanizantes en las que nos ha metido el actual sistema de mercado.

Ante la falta de referentes queremos proclamar una buena noticia a los jóvenes, que en Jesús tenemos un referente para vivir en plenitud y tener claridad de nuestra identidad. Ser cristianos es ser fraternos, arriesgados y constantes en la construcción de la justicia y del amor, el Reino de Dios.

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