Valores Para La Educación De jóvenes

Los programas de TV y los anuncios de las revistas están abarrotados de mitos y héroes. Ellos orientan las decisiones, suministran ejemplos de conducta y nos dicen dónde está la felicidad. ¿Cómo explicar el <<gancho>> que tienen para todos nosotros? ¿Quizá en la claridad con que nos dicen qué es lo <<bueno>> y qué lo <<malo>>? ¿Quizá en que nos ofrecen lo que a nosotros nos apetece?

Sus predicadores nos dicen en qué consiste nuestra transgresión: nuestras axilas están sudadas, nuestro aliento es fétido, nuestra colada no es lo bastante blanca, nuestra ropa ya ha pasado de moda, nuestro coche, nuestra moto ya es inadecuada, no usamos el cigarrillo que produce satisfacción, no tenemos ese ordenador personal, no consumimos esa bebida que nos transporta a islas paradisíacas...

Ellos enarbolan ante nuestros ojos modelos excelsos: personas felices, robustas, sexualmente atractivas, liberadas, emprendedoras, competentes, agradables y que han triunfado en la vida. Obviamente, estos bienaventurados ya han sido salvados o están muy cerca de serlo. Y los medios sacramentales que les han librado de la perdición están a tu alcance y al mío, y al de todos (es un decir): jabones, desodorantes, ropas, píldoras, coches, motos, cigarrillos, bebidas, etc.

Pero resulta que, a pesar de nuestra devota consumición de dichos sacramentos, no llegamos a la bienaventuranza prometida. ¿Qué es lo que pasa? Nada extraño. Quizá nos estén engañando, quizá te están engañando. Tantos sacramentos juntos no parecen dar la felicidad ni la salvación a los que vivimos aquí, a pie.

No olvides que hay valores y ... VALORES. Ha y cosas que no se compran ni vienen por acumulación. Los nuevos dioses ofrecen felicidad... seducen, pero no llenan.

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