Vocacion Sacerdotal
Enviado por pablovich100 • 25 de Noviembre de 2014 • 1.182 Palabras (5 Páginas) • 764 Visitas
VOCACIÓN SACERDOTAL (BALDOMERO JIMÉNEZ)
Preliminar
– ¿Cuál es el ideal de tu vida? ¿El que le da sentido? ¿El que la hace una y fecunda?– Debe ser vivir la vida cristiana en profundidad, de acuerdo con las exigencias de tu bautismo. – El sacerdocio, la vida religiosa y el matrimonio son modalidades de un único ideal: el cristiano. – Si yo soy un joven cristiano, estoy obligado a preguntarme si debo vivir ese ideal como casado o como sacerdote.
El sacerdocio
– El sacerdocio es un servicio para bien de los demás. – El sacerdote es alguien que pertenece especialmente a Dios en beneficio de los hombres, sus hermanos.
Llamada de Dios
– Todo hombre es un llamado, un destinado. La vida, en última instancia, debe ser dedicada a algo que se considera valioso. Nuestra existencia hay que entregarla, dedicarla. Por eso la vida es una responsabilidad, ya que el hombre es libre. – Pero el hombre no se llama a sí mismo, sino que se encuentra llamado. Sin Dios, la vocación personal del hombre es inexplicable... Hay una primera y radical llamada: la llamada a la existencia... Hemos sido llamados en Cristo a vivir el gran misterio de la salvación. Vocación al estado de vida: sacerdocio, vida religiosa, matrimonio.
. Vocación personalísima que, dentro del estado de vida, es el designio de Dios sobre “este” hombre.
Vocación sacerdotal
– Es una vocación particular dentro de la vocación universal cristiana, para servicio de la comunidad. – Es una vocación que compromete profundamente la existencia del que la sigue.– Es una vocación a un estado de vida como ningún otro.– Es una vocación que marca indeleblemente el ser, el existir y el obrar del que la recibe para siempre.– Descubrir nuestra vocación particular y responder a ella es, por tanto, de una gran importancia. Es descubrir aquello para lo que estamos destinados, vitalmente hechos.– Es encontrar nuestro especial camino, nuestro sitio concreto, aquello perla que la vida se logrará en la plenitud posible, y donde será más rentable y fecunda, y de rechazo más feliz.– El estado de vida acertado o desacertado es la gran aventura de la vida. Lo que compromete el tiempo y la eternidad de nuestra existencia, ya que su repercusión es enorme. – Pero Dios no suele, de modo extraordinario, indicar cuál es esa manera concreta de vida en que quiere que le sirvamos. Tenemos que buscar en nosotros mismos para encontrar la huella de su llamada. – Por eso, más que preguntarnos ¿qué querrá Dios de mí?, deberíamos preguntarnos: ¿qué puedo y quiero yo dar para rendir al máximo?– No hace falta probar que el llamamiento universal de Dios sobre los hombres es el matrimonio. Las demás llamadas son una excepción de la regla general. – Por tanto, las llamadas excepcionales tienen que constar positivamente y engendrar en el interesado una verdadera certeza y seguridad moral. Han de ser probadas. Mientras no consten positiva y seguramente, el camino es el de todos: el matrimonio.
– Debe aparecer, por tanto, claro: puedo ser sacerdote; quiero ser sacerdote; por qué quiero ser sacerdote; aceptación de la Iglesia.
¿Puedes?
– La vocación sacerdotal es una vocación especial. Por ello, para ser sacerdote no vale cualquiera. Hay que tener muchas cualidades, muchos valores y virtudes humanas. – Para ser sacerdote hay que ser hombre, hombre cabal y perfecto lo más posible. Sobre este hombre vendrá la gracia. – Lo primero es conocerse uno a sí mismo, conocerse a fondo y preguntarse con humildad sincera sobre nuestras reacciones y modo de ser. – Hay que estudiar el ambiente y familia en que nos hemos movido. Dejan fondo larvado que después aparece
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